- Una iniciativa que arrancó el pasado 22 de marzo con la apertura de un espacio en la plataforma de crowfoundingGofundme. Después llegaría la subasta de artículos donados por los deportistas más destacados del entorno. En menos de un mes han recaudado casi 180.000 euros que han traducidos en infinidad de entregas de material sanitario en hospitales, residencias de mayores y cuantos destinos se lo han requerido. Pero además, y seguramente todavía más importante, Jorge Guadilla y sus colaboradores han llevado a cabo una impagable labor de concienciación demostrando que aportar un granito de arena en los momentos de dificultad está al alcance de todo el mundo y, como resultado, se produce una enorme montaña de arena solidaria.

El lunes se cerró la campaña con la última de las seis jornadas de subastas. ¿Qué balance realiza?

-La verdad es que nos cuesta encontrar las palabras. Porque de algo que pretendía ser una pequeña ayuda ha surgido todo esto. El 22 de marzo se nos ocurrió lo de la plataforma gofundme y en cuatro días, gracias al impulso de los jugadores del Alavés, superó la cifra que nos habíamos planteado. Ahí ya estábamos sorprendidos. Pero lo cierto es que esto tiene muchos brazos. El tronco es este, que rápidamente logró el objetivo, y luego aparecen los brazos de donaciones directas de empresas que nos aportan cantidades importantes de materiales y el de la subasta, que surge de manera casi espontánea y casual con la camiseta de Pablo Gómez y se ha convertido en el más mediático y ha servido también para impulsar todo lo demás.

¿Qué ha resultado lo más complicado de todo el proceso?

Lo difícil era hacerlo en poco tiempo. En un primer momento todo el mundo pensaba que no sería posible pero yo les metía prisa y les decía que no necesitábamos el dinero dentro de un mes, que hacía falta ahora. 'Si esto va a suponer un ingreso, hay que hacerlo rápido'. Y es alucinante porque el día 2 se le dijo al que hacía la web si era posible y el 7 estábamos empezando la subasta. La sensación es un poco difícil de explicar porque no encuentro adjetivos que expresen el agradecimiento y lo que hemos vivivo. Lo que nos ha supuesto a nosotros estar metidos dentro de esta película y conseguir a día de hoy más de 178.000 euros. Es algo impresionante, no se cómo calificarlo.

¿Esperaba poder conseguir algo parecido?

-Para nada. Ha sido algo absolutamente alejado de nuestras expectativas, las ha superado por completo. En primer lugar ni siquiera pensábamos que se nos pudiera ocurrir algo como la subasta, que ha sido un empujón importante. Pero incluso quitando esta parte lograr 90.000 euros a través de gofundme y otros 28.000 en donaciones directas es una barbaridad. No nos podíamos imaginar que íbamos a llegar a esa cifra, imposible. Cuando empezó a salir en los medios la subasta subieron los ingresos en la plataforma. Todo ello se ha alimentado mutuamente.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido en estas semanas?

-Varias cosas. El objetivo inicial era conseguir dinero y una de las cosas que me ha sorprendido es la cantidad que hemos logrado. Hasta dónde hemos podido llegar, que está lejísimos de lo pensado en un primer momento. Después la solidaridad absoluta de la gente, que a mi en lo personal me ha dado una satisfacción brutal y eso que como he tenido que estar encerrado estos días porque di positivo me he perdido muchas cosas que mis compañeros sanitarios están disfrutando.

La interacción con quienes reciben la ayuda debe ser especial...

Entregar unas mascarillas o unos geles y la manera en la que te agradece una residencia pequeñita que a lo mejor tiene un abuelito positivo, que el personal del hospital te haga un vídeo... La solidaridad de la gente es brutal. Tenemos todos pero a veces en el día a día no somos capaces de sacarla ni de verla y el agradecimiento de la gente cuando ve que una especie de Robin Hoods con buena intención consiguen movilizar y canalizar una cantidad de dinero y las donaciones en material, que hemos recibido muchas también, es muy gratificante. O la sorpresa cuando nos pedían algo y lo tenían muy pronto. Ha habido días en los que hemos hecho 28-30 entregas y ahí el trabajo de Orlando (Pompei), que es el que lo ha centralizado todo, ha sido brutal. Porque al mismo tiempo seguía pasando sus consultas, aunque fuera telefónicamente.

Habrán tenido que hacer encaje de bolillos con las agendas...

Claro. Y esa es otra de las cosas que me ha sorprendido mucho, la capacidad de trabajo y el no cuestionar nada por parte de todo el mundo. En ningún momento alguien ha dicho 'no puedo hacer esto' o 'voy a descansar'... Por eso el agradecimiento que hacemos es absoluto y no solo a los que han participado directamente sino también al resto, como las familias o los amigos, que de manera colateral han permitido con su ayuda altruista que unos locos nos metamos en esto.

Lo que ha puesto de relieve esta campaña es que la solidaridad continúa siendo un gran motor de la humanidad.

-Está claro que la proporcionalidad de lo que ha supuesto esto no nos ha tocado vivirlo antes. No solo desde el punto de vista sanitario, que es obvio que no nos hemos enfrentado en los últimos cien años a una cosa equivalente. Pero es evidente que hay una proporción directa entre cuando alguien tiene un problema o todos tenemos un problema y la gente se vuelca. Cuando en el día a día tenemos problemas a veces la solidaridad también sale pero igual no lo percibimos como que nos afecta tanto. En este caso lo ideal, lo bonito, sería que de aquí nos quedásemos con que la solidaridad que se ha demostrado deberíamos tenerla también en el día a día con problemas algo menores para la comunidad pero que para las personas son muy grandes y lo pasan mal.

Que fue lo que les empujó a dar el primer paso en este camino.

No debemos olvidar el objetivo por el que se ha hecho esto. Gente que debía tener la protección adecuada para poder seguir manejando a sus pacientes y que no tenerla significa que se enferma y enfermar, más allá de lo que podría suponer individualmente, colectivamente hace que tengamos un soldado menos para poder trabajar ahí. Y ha habido sitios en los que las plantillas se han quedado muy mermadas, algo que no debería ser así.

¿La respuesta de quienes han recibido el material sanitario es lo más gratificante?

-Sin duda. Hay tantos gestos... La gente que pide algo, que igual lo ha solicitado ya antes por la vía oficial pero no ha tenido respuesta, y nosotros al día siguiente o el mismo día se lo estamos repartiendo. Imagínate su reacción. Además hay historias muy bonitas. Las costureras que participan también en esta campaña, por ejemplo, cuando nos entregan las batas en los paquetitos para mandarlas a esterilizar nos dejan mensajes de ánimo escritos a mano con un boli en el borde del paquete. Es precioso ver cómo la gente transmite su agradecimiento cuando tiene un poco de ayuda de manera desinteresada. Solo con eso, solo con que una persona te diga gracias de esa manera -y nos lo han dicho tantas veces- es impresionante.

¿Ha sido muy complejo acceder al material?

-Hemos hecho un montón de compras, sobre todo en el mercado nacional, a base de buscar y buscar. Ahí tenemos a dos compañeros, Nicolás Fiz y Ane Miren Bilbao, que se han vuelto locos porque no es nada fácil. Pero hemos conseguido comprar muchas cosas. Más de las que pensábamos, porque tienes la sensación de que ese material no es accesible. Y es cierto que no lo es, porque no se puede conseguir en las cantidades que quieres y a veces tienen precios desorbitados, pero se puede lograr. En los hospitales sobre todo faltaban batas, mascarillas y guantes y, poco a poco, guantes por ejemplo hemos ido comprado partidas grandes de varios miles. Y además también ha habido empresas que han canalizado sus donaciones de materiales a través nuestro, que a mi también me ha parecido sorprendente. Leroy Merlin por ejemplo ha aportado 6.000 mascarillas, 6.000 guantes y 722 litros de gel. Podría haberlo hecho directamente con Osakidetza pero nos ha llamado a nosotros y es impresionante.

Tiene contacto directo con el personal sanitario de OSI Araba, al que estaba destinada fundamentalmente esta campaña, ¿cómo está? ¿qué le transmiten?

-Seguro que hay realidades de todos los tipos pero lo que a mi me da miedo es el después. Porque en el ámbito sanitario estamos acostumbrados a momentos altos de tensión. Trabajamos mucho así. Estás de guardia, sin dormir, pero llega un caso urgente y tienes que operar aunque sea de madrugada. Es otra de las peculiaridades que tiene la condición humana, la adrenalina te compensa todo eso. Y es esa adrenalina mantenida durante estas semanas la que hace que las personas, como colectivo, esté trabajando brutalmente. No te puedes imaginar que durante seis semanas estén trabajando a este ritmo en la mayoría de los ámbitos pero es lo que tiene la fisiología, la adrenalina trabaja así. Cuando vas, te pones el traje y sabes que en tu jornada lo tienes que dar todo lo haces. Pero, evidentemente, estoy convencido de que todo esto va a tener un post importante. Porque la gente está cansada física y emocionalmente y va a tener mucha repercusión.

La huella que deje esta experiencia será profunda.

No todos los casos son iguales pero en todos te tienes que enfrentar a situaciones duras. No solo en lo médico, que por supuesto, pero también el componente de aislamiento que tienen los pacientes es brutal y hay unos efectos secundarios más allá de la propia enfermedad tanto para el paciente como para el personal sanitario que ahora los podemos entrever pero que los notaremos de verdad cuando pase todo esto y seguro que va a traer mucha cola. Vende mucho mediáticamente el tema de tener que decidir a quién se enchufa a un respirador. Por suerte creo que en Euskadi esa circunstancia no se ha dado porque no se ha llegado a una situación catastrófica. Hemos estado muy, muy saturados, se han tenido que ampliar los intensivos, pero no se ha llegado a ese extremo. Pero el simple hecho de planteártelo -porque todo el personal sanitario va a su casa y oye las noticias- y pensar en que te puedes encontrar en esa tesitura es muy duro. Los cirujanos, como en este caso no estamos en primera línea, lo vivimos más de lejos pero también te permite verlo sin la adrenalina de estar metido de lleno y con más perspectiva.

Con el añadido de que con el final de la jornada laboral no se terminan las preocupaciones.

Claro, porque otra cosa muy importante es el miedo de muchos sanitarios a llevar la enfermedad a casa, lo que todavía añade otro plus. Hay un montón de gente que, sin tener sintomatología, se ha autoaislado en casa y cuando llega de trabajar no tiene contacto con la familia o se ha trasladado directamente a alguno de los apartamentos que se han ofrecido para evitar un posible contagio. Eso, más allá del trabajo en el mundo sanitario, trastoca toda tu vida. Es, en definitiva, una historia con muchísimas vertientes que irán apareciendo y evolucionando con el tiempo.

"Me da miedo el después de todo esto, va a tener mucha repercusión"

"La solidaridad absoluta de la gente me ha dado, en lo personal, una satisfacción brutal"

"No encuentro adjetivos que expliquen lo que hemos vivido y nuestro agradecimiento"