volver a ver al Baskonia entre los ochos primeros de la ACB causa sorpresa, aunque no debería. Algo común en tiempos pasados es hoy noticia. El quehacer de los azulgranas -victoria, con dos prórrogas incluidas en Fuenlabrada- y los resultados que acompañaron de rivales directos han dado entrada a los arabarras de nuevo en play-off, algo que no ocurría desde la jornada 14. La primera victoria foránea de anoche en la Euroliga de la etapa ivanoviciana, sumada al triunfo ante el Estrella Roja, sirven para recomponer una semana de mirra, aunque el oro del juego todavía esté por brillar. Cualquier cosa con tal de que no se quede en el humo del incienso (todo sea por rememorar que el primer entrenamiento de la nueva era fue el Día de Navidad).

El Baskonia demostró ser en la localidad del sur de Madrid un equipo duro de mente y puede que también de espíritu. Como su entrenador. A buen seguro que la fortaleza mental que transfiere con su forma de ser y entrenar el técnico a la plantilla tenga buena culpa de que el equipo mantenga la atención hasta el final de los partidos, como si de un sello o una marca personal se tratase. Ayer los vitorianos sumaron su tercera victoria consecutiva. Cómoda para lo que suele ser habitual.

Pesadillas del ayer Podría parecer habitual en el mundo profesional, pero la fortaleza, se tiene o no se tiene. Si en el baloncesto hay una máxima de tantas es aquella referente a que se juega como se entrena. De la carga emocional de los entrenamientos, al paso de éste que suscribe por la corte del faraón, quede constancia del hecho que, inicialmente y avanzado el curso, había sesiones de entrenamiento que, literalmente me producían vahídos, mareos y alteraciones del sueño. Y eso siendo sólo un mero observador o apuntador de la faena. Cuando me vienen a la mente las cargas de trabajo que el de Bijelo Polje infligía a un equipo de ensueño -el del doblete-, me entran pesadillas.

Si estudias para entrenador y crees en las hadas corres el peligro de llegarte a creer aquello de que las sesiones de entrenamiento deben finalizar con una vuelta a la calma. ¡Eso es que no conoces el baloncesto yugoslavo!. En serbocroata la palabra calma no aparece en el diccionario y, cuando la traducen, la sustituyen por un insulto de cuyo nombre no conviene acordarse.

Mirada al viento Estos ojitos negros han visto desmayarse jugadores grandes como castillos de la cantera que subían con la intención de echar una mano al primer equipo y comerse el mundo. Esta cara barbilampiña, cuando no le sobresalía el pelo largo por debajo del yelmo, ha sido testigo del estado que presentaban norteamericanos 4x4 completamente acaramelados por el esfuerzo y con la vista perdida en el éter. Había quienes se quejaban con motivo y eran agasajados con la indiferencia, por alto que fuera su valor en el mercado. Otros, irreductibles, como Chapu, Luis, Fabri, Elmer, Gaby, Sergi, Eduardo, Chris o Cristos desafiaban al Ivanovic más pintado como si nada. Laurent parecía un triatleta, Hugo un jugador en edad júnior, mientras que Dejan llegaba a la conclusión de que la capital de Álava era Belgrado, "Con nosotros no podés", se esgrimía en argentino. Hasta que llegaba la hora de la cena y el entrenador tenía que irse para casa a fichar. Al año siguiente, la capacidad de Kornel David o Thierry Gadou y la de otros compañeros se encontraba a la misma altura. El rigor y la disciplina estaban asegurados.

Si la pista medía 30 metros, el menda ha visto sprints diagonales en las canchas del IVEF por el triple de su valor. Y como final de fiesta, unos desplazamientos con el pompis a escasos centímetros de suelo en posición de defensa, de silla a silla, y tiro porque me toca. Sensacional. Algunos compañeros periodistas se extrañaban de que al míster no le gustase que le vieran los entrenamientos. ¿Pues qué pensábais? Hasta un jovencísimo Stefan juraba en la variante montenegrina palabras de desamor para referirse a su querido Tata (padre, acepción cariñosa en su lengua). Y en pretemporada, sesiones de tres entrenos y tente tieso. Una lujuria de preparación física que quemaría el mejor GPS del mercado actual encargado de seguir los movimientos de los jugadores. El cansancio era lo de menos. Triunfa el mito. Dureza de mente, sí. Pero el espíritu es otra cosa.

Aquí y ahora Los años nos delatan. El tiempo lo cambia todo, pero la cabra siempre tira al monte. Sin embargo, desde el regreso al Buesa Arena del montenegrino, el conjunto vitoriano no había logrado meterse entre los ocho primeros de la competición doméstica hasta ahora. Ocho jornadas ACB -un poco más de dos meses- le ha costado al laureado técnico, en su tercera etapa como azulgrana, incluir a su escuadra en los puestos que dan acceso a mejor vida, la de los ocho primeros (con Perasovic el Baskonia estuvo en puestos de play-off siete de las 14 jornadas que dirigió al equipo). Cuatro victorias -una en casa (Obradoiro) y tres fuera (Gran Canaria, Real Madrid y Fuenlabrada)- y cuatro derrotas -dos domésticas (Manresa y Andorra) y dos foráneas (Zaragoza y Unicaja)- contemplan la trayectoria Ivanovic puertas adentro. En la Euroliga, las cosas están de la siguiente manera: cinco ganancias -Barça, Jimki, Asvel y Estrella Roja -todas en casa- y Bayern fuera­; siete pérdidas -dos en el Buesa (Fenerbahçe y Zalgiris)- y cinco fuera de las fronteras -Alba, Zenit, CSKA, Olympiacos y Real Madrid-. Resumen del periplo ivanoviciano: partidos ganados, nueve; encuentros perdidos, once. Éxito al 45%.

Porque no solo de baloncesto vive el hombre (ni la mujer), forma parte del recuerdo esta semana en curso el 3 de marzo, una fecha unida al corazón de todos los luchadores por la libertad y la clase obrera. Para que se restituya la memoria de quienes fueron asesinados por el abuso de poder. Que su recuerdo esté siempre por encima de ideologías y los nacionalismos, como un bien común, como un derecho de todas y todos. Para que en un futuro cercano la Iglesia de San Francisco se convierta en un espacio para la memoria, que ponga al barrio de Zaramaga en el lugar que merecen sus gentes trabajadoras, resistentes con mente y espíritu a los avatares del olvido. Pd: En memoria de Honorio Gómez Martínez y Joaquín Ruiz Solana, los Padres y los Luchadores.

Cuando me vienen a la mente las cargas de trabajo que Ivanovic infligía al equipo del doblete, me entran pesadillas

Hasta un jovencísimo Stefan juraba, en la variante montenegrina, palabras de desamor para referirse a su querido 'Tata'