Sábado cuatro de la mañana. Esta vez no suena mi despertador, ya que en esta ocasión no voy a acudir a correr la carrera, pero sí que suena el de Borja, David, Jon y Roberto. También sonó el de otros más de 1.000 participantes en esta duodécima edición de Los Montes de Vitoria. Lo cierto es que me da rabia que mi despertador no suene, ya que eso quiere decir que además de que no voy a correr, tendré que esperar dos años para poder participar en esta prueba debido a su carácter bianual, pero por otro lado lo que me espera, que no es otra cosa que la comunión de mi pequeña, me hace muchísima ilusión. Estas son las casualidades del destino, han coincido las dos fechas, es por eso que esta crónica esta vivida desde los ojos de estos cuatro valientes que se han atrevido con ella.

Cada uno desde diferentes puntos de vista, a pesar de salir los cuatro juntos a las seis de la mañana desde el bonito pueblo alavés de Ullibarri-Jauregui. Roberto afronta lo que es su primera ultra de montaña, pero los que le conocemos sabemos que lo va a hacer muy bien, ya que a su carácter ganador hay que sumarle su capacidad de sufrimiento. Yo aposté por que bajaba de ocho horas y finalmente me quedé corto. Borja y David parecía claro que iban a ser pareja de baile durante toda la carrera, ya que las ganas de Borja de bajar de nueve horas se unieron al gran compañerismo, lo he vivido muchas veces en mis propias carnes, de David, que no le iba a dejar solo en dicho reto. Por último y no menos importante está Jon, que sabía que el mayor enemigo era él mismo y el escaso entrenamiento en los últimos tres meses por un percance que tuvo.

Los cuatro y el resto de participantes tenían por delante 62 kilómetros y casi 3.000 metros de desnivel positivo para terminar en Vitoria esta prueba de fondo. Para algunos además estaba el aliciente de que el terminar entre los cien primeros les otorgaba plaza directa para la Hiru Haundiak de 2020. La carrera salía rápida y ya desde el principio Álvaro Ramos imponía su ritmo y pasaba primero por la primera cima, Itxogana, posición que iba a ocupar de principio a fin. Por algo era el gran favorito. Incluso en la línea de salida, preguntado por el tiempo en meta ya vaticinó que llegaría o por lo menos lo intentaría por debajo de las seis horas. Por su parte nuestros cuatro valientes salían juntos delante para poder subir un poco más rápido este primer monte. Señalar que hay un tramo de dos kilómetros más o menos donde vas al ritmo del de delante ya que es un sendero estrecho. Saliendo en el grupo cabecero subieron más rápido que en otras ocasiones, ya que en 44 minutos pasaron por el control del primer monte. Justo entonces Álvaro ya estaba en el control del segundo, otro nivel vamos.

Acelerón de Roberto A partir de aquí Roberto fue para las primeras posiciones mientras que sorprendentemente Jon le seguía quedándose más regazados Borja y David, a pesar de lo cual pasaron todos entre los 250 primeros. Bajada cómoda a Azaceta, avituallamiento líquido y sin descanso tercera subida del día a Arraialde. Aquí las posiciones de los cuatro seguían siendo las mismas, eso sí, con un poco más de separación entre ellos. Esta zona desde el buzón del tercer monte hasta la balsa de Ixona fue probablemente la de mayor concentración de barro de la prueba. Sobre todo en la bajada final hasta el avituallamiento situado en la balsa. Justo en este punto tuve la oportunidad de verles a ellos y más caras conocidas como Yosu, Roke, Iñigo, Juanmi, Dani y Richard, aprovechando que el horario de mi evento y el del paso de los participantes por ese punto eran compatibles. Todos con muy buena cara y con un comentario generalizado que no era otro que menudo día había salido para correr por la temperatura, el sol luciendo y, excepto como he comentado en algunas zonas, la ausencia de barro.

Nuestros cuatro protagonistas llegan al avituallamiento manteniendo posiciones, con David y Borja cada vez más cerca de Jon, el cual poco a poco empieza a pagar un poco la inactividad de estos meses. Les dejo ya subiendo al Almurrain, una dura subida de 800 metros, eso sí por una de las zonas más bonitas de la carrera. Cuando consiguen coronar David y Borja ya tienen a tiro a Jon mientras que Roberto poco a poco va dejando su carácter conservador para ir adelantando posiciones situándose ya entre los 160 primeros. A esas alturas, Álvaro, está llegando al avituallamiento de Okina, kilómetro 31.

Toca ahora afrontar la subida más larga de la carrera, el ascenso al Kapildui. Se puede dividir en tres partes, una aproximación de unos dos kilómetros antes de afrontar una pista en subida un poco incómoda por la hojarasca, para después de un pequeño descanso ascender otra pala por medio de un bosque frondoso antes de salir a una campa donde ya se ve la inconfundible antena meteorológica situada en la cima. Aquí justo es donde las posiciones cambian pasando Borja y David a Jon, al que poco a poco su estado de forma más justo le va relegando a posiciones mas atrasadas. Finalmente, última subida y cima coronada. Roberto ya es el 145, mientras que la pareja formada por David y Borja pasan el 274 aproximadamente y Jon el 298.

Sin problemas con el calor En la bajada a Okina se produce algún pequeño percance ya que durante la noche algún animal ha decidido poner en su dieta alguna de las marcas que señalan la carrera lo que provoca algún pequeño despiste y que muchos participantes pierdan por un momento la trazada real de la prueba. Al final todo queda más en una anécdota que en otra cosa. En el pueblo de Okina, mitad de la prueba, espera el avituallamiento más importante de la carrera. Este fue el lugar donde hace dos años, muchos, por altas temperaturas, decidieron poner punto final a la marcha. Este año no ocurrió lo mismo y el calor, aunque presente en la parte final, no tuvo la incidencia de la anterior edición.

Ahora toca la subida a Zalbizkar, la cual es más dura por salir justo del avituallamiento y porque no tiene una sombra hasta la parte final que por la propia subida en sí. Aquí Roberto pega un acelerón y se sitúa el 113, todo un puestazo para un debutante en una ultra. Por su parte Borja Y David siguen con su sociedad y coronan el 262. Jon ya ha caído hasta la posición 324. Aquí se producía un cambio en la parte delantera de la carrera ya que Ibon, un chico del Club Mirandés de Montaña, se separa del grupo perseguidor de Álvaro y se sitúa en solitario en la segunda posición, la cual mantendría hasta meta. Personalmente me alegro mucho ya que le conozco y sé su nivel, y sobre todo la mejora que ha realizado estos últimos años. Zorionak.

Terreno propicio Como ya comenté en la previa, hasta la subida a Lendiz se presenta una parte en la cual si se han guardado fuerzas es posible poder trotar de forma alegre y ganar tiempo y posiciones, algo que hizo Roberto ganando dos posiciones en el kilómetro 42. Anteriormente en el 40 ha pasado un momento de crisis, pero pudo agarrarse a otro compañero de carrera el cual le marca el ritmo y se sobrepone a ese mal momento. Borja y David, en cambio, pierden cinco posiciones debido a que, en algún tramo, a pesar de poder correr, se lo toman con más tranquilidad y prefieren trotar suave. Jon sigue con su vía crucis particular y pierde veinte posiciones más.

Para cuando nuestros amigos coronan Lendiz, Álvaro ya ha llegado a meta cumpliendo el pronóstico de bajar de seis horas. Muchas felicidades a él por esta fantástica carrera. Los cuatro encaran ya la parte final de la carrera, ya bastante separados en tiempo y distancia.

Roberto sigue con su escalada a pesar de que ya la carrera se le está haciendo larga. Lo más que había corrido era una maratón de montaña y por lo tanto entra en terreno inexplorado. Mantiene en los siguientes montes las posiciones para en los últimos seis kilómetros, aprovechando la visita de alguna cara conocida en el último avituallamiento, pegar el ultimo arreón y quedarse completamente vacío, pero consiguiendo llegar el 107 a meta con un espectacular tiempo de 7:36h en su debut en la larga distancia. Mis más sinceras felicitaciones. Ya dije que me quedaría corto y mi pronóstico de que bajaba de ocho horas lo cumple y con solvencia.

En lo que respecta a David y Borja llegan a la zona más conocida para ellos del trazado y lo hacen notar ya que, además de ir controlando casi minuto a minuto el objetivo de bajar de nueve horas, mantienen las posiciones en todos y cada uno de los controles. Destacar que me comentaron del acierto de un avituallamiento en la cima de Zaldiaran, quizá este año menos decisivo por no hacer tanto calor. Finalmente, después de pasar por Busto y Eskibel, terminan corriendo a buen ritmo los últimos kilómetros por el bosque de Armentia para acabar en un tiempo de 8:51 horas y en las posiciones 266 y 267.

esfuerzo hasta el final Por último habíamos dejado a Jon pasándolo mal en estos últimos kilómetros, pero lo bonito de todo esto es que no se rindió a pesar de las dificultades por su corto estado de forma y aunque con bastante sufrimiento va pasando por las últimas cimas para acabar llegando a meta en 9:45 horas y en el puesto 411. Finalmente llegaron a meta 903 participantes lo cual supone un nuevo récord de finishers superando en más de cien los del año 2015.

No me queda más que dar las gracias a David, Borja, Jon y Roberto por vivir esta experiencia por mi y sobre todo por contármela para poder realizar esta crónica. Espero que dentro de dos años la pueda vivir en primera persona y por lo menos hacerlo como ellos, y por qué no con ellos si se animan a repetir. Justo en el momento de terminar o incluso en los momentos finales de este tipo de pruebas lo que se pasa por la cabeza, además de querer terminar, es muchas veces la idea de no volver a repetir nunca, debido a la dureza. Tan solo unos días después ya estamos mirando cuál va a ser la siguiente, ya que una vez que te pica el gusanillo de la larga distancia, estás perdido. Y esto sí que lo digo por propia experiencia. Nos vemos en la siguiente prueba.