Shanghái - “Las personas que vean el Gran Premio 2.000 mirarán hacia atrás con el mismo sentido del orgullo y las mismas esperanzas para el futuro de esta categoría que el que sentimos hoy”, manifiesta el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Jean Todt. Hoy, el Gran Premio de China asiste a la carrera número 1.000 de la Fórmula 1, con el orgullo de una historia que arrancó en 1950, en Silverstone, con el Gran Premio de Gran Bretaña, donde triunfó el italiano Giuseppe Nino Farina con un Alfa Romeo ante alrededor de 200.000 espectadores, incluidos el rey Jorge VI y la reina Isabel.

La semilla de la Fórmula 1 fue sembrada en Francia, donde allá por 1984 comenzaron a organizarse carreras por aquel entonces denominadas Grand Prix. Sería precisamente en el país galo, en 1904, cuando se fundaría la FIA, que propiciaría el nacimiento del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 más adelante y que en la actualidad incluye 268 organizaciones automovilistas de 143 países. La FIA quiso normalizar las reglas de las carreras y aglutinó diferentes Grand Prix en un calendario para en 1950 conformar un campeonato internacional bautizado Fórmula 1.

A lo largo de sus 69 temporadas, la F-1 ha conocido a 764 pilotos de los cuales solo 33 han sido campeones del mundo. Entre todos ellos destaca el alemán Michael Schumacher, el piloto con más títulos mundiales (7) y también con más victorias (91).

La mayoría de los éxitos del Kaiser los consiguió al volante de un coche Ferrari, la marca más laureada de la historia de la F-1 en cuanto a triunfos en grandes premios (235), a títulos de pilotos (15) y también de constructores (16). La escudería italiana es la única que ha estado presente en todos los campeonatos de la F-1; solamente se ha perdido 26 pruebas, siendo curiosamente una de ellas aquel GP de Gran Bretaña que dio inicio a la competición en 1950. La evolución del campeonato ha sido constante desde su fundación. En 1950 el calendario albergaba 7 carreras; ahora cuenta con 21 grandes premios, y se contempla próximamente un incremento del número de pruebas hasta las 25 por año. El progreso tecnológico ha elevado la velocidad que tanto demandan los pilotos para sus bólidos. Si en 1950 Farina registró en el GP de Gran Bretaña una media de 146 kilómetros por hora, Lewis Hamilton venció en 2018 en este remozado escenario con un promedio de 246. El récord de velocidad máxima data de 2005, cuando Juan Pablo Montoya registró 372 km/h a bordo del McLaren-Mercedes en el circuito italiano de Monza, uno de los escenarios del Gran Circo marcados por la fatalidad.

La seguridad de los coches y los circuitos es uno de los grandes avances. Desde 1950 hasta 1994, cuando falleció Ayrton Senna en Monza en uno de los episodios más oscuros de la memoria de la F-1, se registraron 47 muertes; desde 1994 hasta la actualidad la fatalidad se ha cernido sobre un piloto, Jules Bianchi, en 2014. Por cuestión de seguridad también se ha limitado el número de participantes, actualmente de 20, siendo el récord de 1953, cuando 41 pilotos tomaron la salida del GP de Alemania. Durante este recorrido la F-1 ha visitado 32 países y rodado en 72 circuitos, pisando el asfalto de los cinco continentes, si bien hoy por hoy África es el único que está fuera de la gira mundial. Las economías emergentes han propiciado nuevos destinos que han suplido a los antiguos e históricos escenarios, especialmente de Europa.

La edad es otro de los cambios notables en la memoria de la F-1. En el año de la creación de la competición el promedio de edad era de 40 años, y que en la década de los 80 se descendió hasta alrededor de los 30. Un dato significativo es que el piloto más veterano de la actual parrilla es Kimi Raikkonen, que cuenta 39 años; el campeón del mundo proclamado con más edad es Juan Manuel Fangio, que se coronó en 1957 con 46 años. Por citar un ejemplo de la juventud, en 2015, Max Verstappen se convirtió con 17 años en el debutante más precoz, y solo un año después se erigió en el ganador más joven de una carrera.