Asegarce sacó a relucir el domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao un nuevo giro de timón en su política de empresa, que golpea directamente con una de las grandes esencias de la pelota a mano, no solo en el ámbito profesional sino también en el de formación. La división de los pelotaris por vestuarios, patrimonio exclusivo de un deporte en el que se ponen en liza “valores” y “respeto”, como revelan los propios protagonistas, cierra una tradición añeja y enraizada al Universo Pelota, donde la armonía a pesar de la victoria o la derrota se toma como algo capital. Entre el argumentario utilizado el domingo en Bilbao por Unai Iglesias, gerente comercial de la operadora, se deslizan dos ideas fundamentales: que los pelotaris estarán obligados a cambiarse en salas distintas a las de sus adversarios, siempre en el caso de que la infraestructura lo permita, y que la razón viene de la “incomodidad” de “algunos manistas” porque no puede hablar con sus “técnicos” y así están más “tranquilos”. Los protagonistas se enteraron la pasada semana, pero en el Bizkaia cada empresa se cambió en una habitación, a pesar de que los estelaristas eran todos de Asegarce. Incongruente. Es el fin del romanticismo.
Ocurre que la medida se enclava solamente en una de las dos cabezas que componen la Liga de Empresas. La operadora Aspe, consultada por esta cuestión, no quiso entrar a valorar la medida, pero manifiesta que su política no cambiará y que los componentes de su plantilla seguirán con una costumbre envidiada por el resto de deportes.
Aimar Olaizola, el pelotari más veterano de la escena y buque insignia de la empresa Asegarce, sí que realiza valoraciones sobre la medida. El goizuetarra considera que “no” tendrá influencia en el devenir de los partidos. “Siempre que se ponen cosas nuevas, a todo el mundo le choca un poco”, determina el goizuetarra, quien revela que “bajo mi punto de vista no creo que influya”. “Todos queremos que sea un deporte moderno y se ve que hay que innovar. En los dos últimos años ha habido novedades y, aunque se criticaron, la mayoría fueron a mejor. A mí, personalmente, no me influye. Los pelotaris tenemos esa costumbre, pero si coges otros deportes, como el fútbol o el tenis, eso no pasa. Esas decisiones hay que tomarlas”, remarca el veterano navarro. “Suele haber partidos importantes en los que hay mucha tensión y el contrario está delante. Es una cosa como cualquier otra. Son novedades que hay gente que siempre critica y que muchas veces son para ir a mejor”, reitera Olaizola. Asimismo, Iñaki Artola, en declaraciones a Euskadi Irratia el domingo, manifestó que “los valores aprendidos en el frontón han sido una buena escuela” y que le daba “pena” que se pierda una de las “costumbres más bonitas”. El alegiarra, aun así, recitó que respeta la “iniciativa”.
Los valores perdidos Históricos como Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola se atan al patrimonio inmaterial de la pelota como un bien que no debería desaparecer. “Lo que está claro es que los que manejan la pelota y los que toman las decisiones son los empresarios, pero a mí no me parece bien esta decisión. Creo que la pelota tiene unas tradiciones y, por supuesto, hay que mirar hacia adelante, pero si se convierte en tradición es por algo. Eso supone una riqueza y un síntoma de la nobleza de nuestro deporte”, analiza el exzaguero lei-tzarra, quien asevera que “me parece un error”. “Una de las cosas buenas que tiene la pelota es que cada uno pelea por lo suyo, pero hay un trato sano, de respeto y cordialidad entre los deportistas”, afirma Barriola, quien apela a “educar en valores” por encima de “ganar o perder”. “Siempre ha sido una tradición. Era algo muy positivo. Ellos tomarán la decisión, pero desde fuera parece un error”, admite Abel. Además, la razón de la “intimidad” para charlar con los técnicos “no tiene mucha lógica”, debido a los grandes “emplazamientos” actuales. “El cambiarse todos en el mismo vestuario es una cosa romántica y que diferencia a nuestro deporte del resto. Es enriquecedor. Querrán que la rivalidad sea mayor, pero no hay mejor competitividad que la sana. Con esto pierde la pelota”, cuenta Barriola.
Juan Martínez de Irujo, por su parte, señala que “se pierde un poco el espíritu de la pelota y del pelotari”. “Estamos acostumbrados y si nos llevamos tan bien entre nosotros es por cosas como esta”, comenta el exdelantero de Ibero, que esgrime “desde pequeños hemos aprendido que todos somos compañeros. Esto no tiene lógica. Da la sensación de que quieren enfriar la relación entre los manistas”. “La pelota tiene unos valores que no tiene otro deporte”, advierte Martínez de Irujo, que actualmente se encuentra enrolado con el proyecto de formación Elkarpelota. “Esto es un patrimonio del deporte. En los partidos individuales, en los ratos muertos, el pelotari va a tener un escenario desangelado”, dice el iberoarra, quien finaliza que “hay que modernizarse, pero cuidar la tradición. La pelota es un deporte único y nuestro”.