CASTELLÓN -Entre las verdades irrefutables de la humanidad sobresale una; la que advierte de la llegada el lunes, que es como invocar a la costumbre, a la rutina y a recoger los bártulos de lo efímero que deja el fin de semana, la ensoñación de que uno es libre y que sería genial vivir siempre así. En el fútbol un axioma invade a la cultura popular: el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania. Ocurrió el sábado cuando Kroos salvó el honor germano a un dedo de la guillotina. En el ciclismo de andar por casa, en los Campeonatos de España, se había extendido otro de esos argumentos imbatibles que certificaba cada año, con la llegada del verano, que un ciclistas de Movistar se proclamaría campeón. Hay quien sugiere que era un sorteo entre los propios corredores el que determinaba quién sería el próximo en lucir la corona. Era el piedra, papel o tijera del ciclismo estatal. Eso se pensaba en Castellón, en la rutina de un futuro que se sabe inviolable, escrito por el destino, que no tiende a equivocarse. El mejor de los escribanos.
La mañana amaneció imaginando el perfil vencedor de Valverde, que no es lo más complicado. Valverde salió en la foto final, pero no dónde se pensaba que estaría. Allí se había colado Gorka Izagirre, flamante campeón de España después del ajedrez del Bahrain, que volteó el tablero del Movistar en Benicàssim, donde el guipuzcoano, feliz, se dio al festejo, exultante, cerrando los puños, señalando el cielo. Hasta allí llegó. “Se nos ha puesto dificilísimo. Ayer (por el sábado) hablábamos de qué papel tomaría Movistar, de que podía ser que igual este año no trabajasen. Y así ha sido: han metido a Erviti y Barbero en fuga y creo que han jugado a ganar. Lo han hecho perfecto y a nosotros igual nos ha costado ponernos y reaccionar”, diseccionó Gorka Izagirre, campeón en ruta y plata en la prueba contrarreloj.
Ion Izagirre e Iván García Cortina, sus colegas en el Bahrain, impulsaron la candidatura de Gorka Izagirre, que se lanzó en la última bajada para impulsarse hasta lo más alto del podio. Fue un brinco de valentía. Un acto reflejo. Una corazonada. “Ha sido un poco de instinto. He visto que el Bala solamente tenía a Barbero y Rubén (Fernández) para tirar y pensaba que, si llegaba abajo con 10-15 segundos por lo menos tenían que trabajan todos y llegarían cansados”, describió el de Ormaiztegi, al que le entusiasma bajar a todo trapo. En el descenso, el guipuzcoano agarró un puñado de segundos que resultaron definitivos de cara a meta, donde llegó con nueve segundos de renta.
Gorka, se la juega En el momento en el que se dispuso el nudo gordiano del campeonato, cuando solo quedaban en pie las figuras tras el ajetreo anterior, Gorka Izagirre se la jugó después de una lectura exacta de la carrera, reordenada en la última pasada por el Desierto de las Palmas, una vez deshilachada la fuga que dio el banderazo al estatal con un grupo formado por Barbero, Erviti, Torres, Amezqueta, Mas, Rodríguez, Samitier, David López, Cantón, Mancebo, Trueba, Cobos y Amillas. Los escapados contaron con quince minutos de ventaja, insuficiente, empero cuando se tensó la carrera y se agitó la coctelera con los Izagirre, Valverde, Omar Fraile?
En ese escenario, Gorka Izagirre, conocedor de que un esprint puro nada podía hacer contra Valverde, no esperó. Desenfundó. Salió como un tiro y no perdió voltaje a pesar del empeño de los perseguidores. Liberado en el Bahrain, sin la pleitesía que rendía en el Movistar para agrandar a los líderes, el guipuzcoano rompió con las cadenas que le ataban y acabó con la tradición. “Estoy muy contento. Llevo un buen año y una victoria así se agradece”, dijo Gorka Izagirre tras acabar con la dinastía del Movistar después de ocho años de dictadura. Pero hoy es lunes y Alemania sigue en el Mundial.