En el historial del Caja Rural, que alcanzó la segunda categoría mundial en 2012, figuran corredores de renombre que ahora asoman como referencias de equipos de élite. Los vizcainos Omar Fraile y Pello Bilbao se han reencontrado este año en el Astana, donde también corre Luis León Sánchez; y en el Sky, David de la Cruz y Michal Kwiatkowski. Mientras que Carlos Barbero y Hugh Carthy cumplen su segundo curso en las filas del Movistar y el Cannondale (ahora EF Education First), respectivamente. Casi todos saborearon las mieles del éxito a las órdenes de Goikoetxea, que acepta el papel de su equipo. “El nuestro es un proceso de reciclaje que es complicado. Hemos tenido años muy buenos, con buenas remesas de corredores, como en 2015 o 2016, pero después se van todos. Es difícil contar todas las temporadas con ciclistas jóvenes que puedan rematar. En esas estamos, pero unos años se acierta porque hay gente y otros no la hay”.

Pese a la continua necesidad de reinventarse, el director de Hernani dice tenerlo “asimilado”. “Sabemos que un corredor que dispute buenas carreras y logre buenos resultados la próxima temporada estará ya de una forma u otra en la línea de los equipos WorldTour. Y luego también entran en juego los representantes, que buscan lo mejor para sus ciclistas”, relata Goikoetxea.

La Vuelta a España asoma en el horizonte como el principal objetivo para un equipo humilde, que maneja un presupuesto ligeramente superior a los dos millones de euros y que esta temporada tiene en nómina a 21 corredores. Lejos de las millonadas que se manejan en el WorldTour, con equipos que son prácticamente proyectos de país, el objetivo del Caja Rural pasa por dejarse ver en las grandes pruebas a las que tiene acceso, como en esta Itzulia, aunque sin dejar pasar la oportunidad de buscar la victoria, tal y como hizo el miércoles Alex Aranburu camino de Gaubea, aunque no encontró el premio deseado. “El ciclismo ha cambiado mucho en estos cuatro o cinco últimos años. No hay margen para equipos como nosotros. En cualquier prueba que no sea del WorldTour hay cuatro o cinco equipos del máximo nivel y hay que tener en cuenta que casi el peor corredor de cada equipo está al nivel de nuestro mejor ciclista”. Palabra de Eugenio Goikoetxea, que no esconde la realidad del ciclismo actual.

Consciente de las dificultades y de la cada vez mayor diferencia entre la élite y la clase media, el director del Caja Rural no se resigna: “Sí se puede competir contra ellos. Incluso en muchas carreras hemos estado muy cerca. Son pequeños detalles los que te pueden dar un triunfo de etapa, aunque sabemos que aquellos que habitualmente ganan están fuera de nuestro alcance”. Con el claro objetivo de reducir esas diferencias y de sumar victorias, la apuesta de la escuadra navarra ha sido la de reclutar a ciclistas con punta de velocidad.

Consumidas ya las primeras semanas de competición, el triunfo aún se le resiste al Caja Rural, un hecho que según su director no se trata de una obsesión, aunque no esconde que “todos los equipos tienen necesidad de ganar”. “Eso te da un plus de tranquilidad. Ganar diecisiete pruebas, u once, como hicimos en 2015 o 2016 no son números normales para nosotros, que con ganar tres o cuatro cumplimos el objetivo. Además, el equipo también se tiene que acostumbrar a ganar, porque te da un plus en muchos aspectos. El ánimo es mayor en el equipo, las ganas de trabajar son aún mayores y el ambiente es otro”, añade.

COMPETENCIA Este año, con el salto de categoría de Euskadi-Murias y Burgos-BH, la competencia ha aumentado para el Caja Rural. Los tres equipos coincidieron por primera vez en el WorldTour en la Volta a Catalunya, están repitiendo experiencia en la Itzulia y los tres esperan lograr la invitación para la Vuelta a España, una de las tres grandes del año. Según Eugenio Goikoetxea es “bueno” que haya más equipos en la pelea. “Otra cosa es que haya corredores para nutrir a esos equipos. De momento, lo que veo es que de cara a las carreras es positivo”. Además, esa mayor competitividad exigirá que sus corredores no se relajen, algo que no suele ser un problema: “Como un equipo como el nuestro se tranquilice, está muerto. Cada carrera, desde enero hasta octubre, es importante, nunca sabes cuándo va a llegar la oportunidad”. Así, confía en que si hacen bien el trabajo no encontraron problemas para estar en la Vuelta, cuyas invitaciones no tardarán mucho en hacerse públicas. Un nuevo reto, el mayor del curso, para un equipo obligado siempre a reciclarse.