Solía ser práctica habitual que el estudiante de derecho acudiera a ver juicios en los últimos años de carrera. Y más aún, sobre todo ahora, los futuros profesionales se preparan a conciencia en Escuelas de Práctica Jurídica para completar la formación adquirida en la universidad. De tal forma que los licenciados garanticen una óptima incorporación a la profesión antes de colegiarse. Licenciarse primero y colegiarse después son requisito indispensable para ejercer más tarde. Hoy toca otro tipo de justicia, otros profesionales, no son abogados de parte sino que su labor va un tramo más allá; son los encargados de impartirla, quienes deciden y median, vigilan y toman nota. Jueces de pelota. La figura del árbitro en la mayoría de los deportes que en el mundo de la pelota adquiere un término más elegante y de más enjundia, cuya sustancia trasciende lo natural por lo idílico. El actual Colegio Alavés de Jueces cuenta con 19 miembros, de los que, un número importante, actúa cada fin de semana en festivales repartidos por cada uno de los frontones de la capital y del resto del territorio histórico. Son jueces oficiales, que han pasado los lógicos exámenes y filtros que les capacitan para el cargo. Hombres y mujeres provistos de su licencia, como cualquier pelotari, que les capacita para el cargo en festivales organizados por la Federación Alavesa de pelota vasca y cuando la Vasca dispone partidos en nuestro territorio tras la pertinente solicitud a la territorial. A menudo es tal el trasiego de partidos y festivales que al encargado de designar jueces le resulta harto difícil completar la programación. Las jornadas van saliendo por el empeño y la voluntad de las personas. El panorama se ensombrece cuando a los oficiales se le suman torneos sociales y competiciones esporádicas y, más aún, si algún juez debe intervenir en alguna cita con los profesionales.

El Juez de Club, juez local, es una figura con la que se ha experimentado en otros territorios para completar cuadros, programas y actividades varias. “Nos van a venir bien para tapar ausencias, como complemento al oficial y ellos aprovecharán para aprender”, nos dicen en el Colegio Alavés de Jueces. “Seguro que la práctica les enseña y les prepara, a algunos de ellos, para coger el relevo en un futuro”. El pelotari Mikel Gerrero es uno de los voluntarios que integra el grupo que se ha presentado al curso de Juez Local. El pelotari de Amurrio, un chaval preparado, inquieto y dispuesto cree que el curso “quizá ayude al relevo generacional en el estamento”, porque, muchos de los jueces, el núcleo duro, van cumpliendo años y un día se irán. “La figura del juez de club vendrá bien para que la gente del club se acerque aún más”. Nunca viene de más una mano que apoye. Sobre todo en los torneos que organizan los propios clubes. Ahí es donde una persona del mismo club interviene en apoyo del juez oficial completando el dúo arbitral que se encarga de hacer cumplir el reglamento y decide con sus propios criterios. El curso corrió a cargo de la FAPV, que se encargó de preparar a la treintena de voluntarios, y voluntariosos, pertenecientes a distintos sectores del mundo de la pelota, fundamentalmente pelotaris, pero también directivos y padres que buscan echar una mano al club y favorecer el normal desarrollo de la competición. Gorka Urturi, pelotari de Errekaleor asume “lo bien que les viene a los clubes el curso para futuros eventos que nos toque organizar” y coincide con el resto en “la necesidad de que los pelotaris aprendan las reglas, la normativa, y nos pongamos en la piel del juez para comprender su trabajo”. Y lo dice por la experiencia que ha supuesto para los paletistas de diferentes clubes “ejercer de árbitros” durante la disputa de los “entrenamientos” y torneos previos a la disputa del Provincial de Paleta Argentina bajo la fórmula del Irekia Inter Clubes. Coincide plenamente el joven puntista del Gasteiz Jai Alai Julen del Rio, concienciado de la necesidad que tienen los clubes en sus competiciones internas de “contar con gente del club involucrada para ayudar de otra manera, como jueces de apoyo, y que a la vez aprendan la manera de desenvolverse en la cancha al lado de los jugadores en competiciones oficiales”.

Ninguna mujer entre los presentes en el curso, todos aprobados después del curso y posterior examen. Una prueba “no demasiado complicada”, según Mikel Rafael, director técnico de la FAPV y responsable del curso e intermediario de la junta directiva de la nueva federación, dispuesta a completar con esta figura un grupo de jueces que caminen junto a los oficiales cuando el guion y las necesidades lo permitan. “De ahí vendrá una nueva remesa de jueces -entre los que ya se cuentan mujeres- que se expondrán cuando toque a un examen más riguroso, más fuerte y exigente”. Todos estos voluntariosos y decididos escuderos han dado el paso adelante con el objeto de echar una mano. Todos contarán con un seguro adicional, distinto al que cubre la licencia federativa, la cual, no se exige en este caso como sí en el caso de los jueces colegiados. Un hombre como Unai Alvarado también se ha decidido en positivo. “Hemos visto la necesidad de que los clubes se involucren, que quienes formamos parte del mismo, además de contribuir en el día a día del club, por los hijos o por lo que fuere, cuando sea necesario puedan colocarse al lado del juez oficial para sacar adelante el festival”. La iniciativa no es novedosa. Ya se aplica desde hace tiempo entre los vecinos. Y resulta exitosa, en términos generales. Como bien opina Gorka Alegría, triatleta, monitor de gimnasio, asesor personal y pelotari desde no hace mucho, “es ésta una manera de ayudar al deporte. Buscaba involucrarme un poco más en el mundo de la pelota vasca y ponerme en el lugar de quien toma decisiones que no nos gustan, parecen injustas y tomadas a lo loco pero que forman parte del conocimiento y la determinación, de acciones meditadas y argumentadas. El curso nos acerca un poco a jugadores y jueces y la pelota vasca se beneficia”. Juez local, juez de club? poco a poco les iremos conociendo. Siempre al lado del oficial, con los niños del escolar, en los torneos sociales y, cuando fuere preciso, también en competiciones oficiales. Andan de prácticas. Han pasado las pruebas teóricas, han superado el primer escollo y les queda aprender sobre el terreno. En la práctica.