Sevilla - El expresidente del Betis Manuel Ruiz de Lopera salió ayer del escenario del club tras un cuarto de siglo en el que le ha dado su impronta y en el que, presente o ausente, cerca o lejos, activo o pasivo, ha estado siempre en el foco del beticismo y de los seguidores y detractores de un estilo indefinible. Tras el acuerdo alcanzado por el Betis, Lopera, Luis Oliver y diversas asociaciones de accionistas, el peculiar empresario del barrio sevillano del Fontanal abandona el lugar preferencial, para lo bueno y lo no tan bueno, que ha tenido desde que en 1992 se hizo cargo del club hasta que en 2010 la jueza Mercedes Alaya embargó las acciones de su empresa Farusa.
Bajo la hojarasca del folclore y lo florido de su lenguaje único de disparates y hallazgos, el que hizo que existiera un diccionario Español-Lopera, Lopera-Español, siempre hubo un empresario rocoso, hecho a sí mismo y con un peculiar sentido del dinero que ha marcado la gestión del Betis y un anecdotario interminable, cierto o apócrifo. Dueño de un estilo de arrabal, Ruiz de Lopera pasó de la gloria a los infiernos desde que, en una arenga desde el balcón del Villamarín tras el ascenso de 1992 afirmó aquello de “estábamos en la UVI” y “yo os entrego un Betis libre, limpio, en Primera, de ustedes”. Desde ese momento, se hizo dueño absoluto del club y, de la mano del actual vicepresidente deportivo, Lorenzo Serra Ferrer, fue tercero en la Liga, ganó una Copa, fue subcampeón de otra y, sobre todo, le dio la impronta a una época del club. Con fama de duro negociador y de exasperar a sus interlocutores en interminables sesiones de resistencia, hizo gala también de un acentuado sentido teatral en anécdotas como la de la famosa fiesta de Halloween de Benjamín Zarandona en la que el mandatario se presentó por sorpresa.
La estrella del mandatario comenzó a declinar tras ganar la Copa en 2005, no hacer un equipo competitivo para la Liga de Campeones para la que se había clasificado ese año e ir dando tumbos hasta el descenso de 2009, lo que provocó que más de 60.000 béticos se manifestaran en Sevilla al grito de Lopera vete ya. Su ciclo había tocado a su fin. El mandatario fue inhabilitado ocho años y su empresa familiar, Farusa, por dos por el Juzgado Mercantil número 1 por mala gestión en el concurso del club, causando así su insolvencia. El juicio por apropiación indebida en el que la Fiscalía le solicita tres años de prisión se está celebrando en la Audiencia de Sevilla. Las partes de este proceso se retirarán una vez que han firmado el acuerdo, excepto la plataforma que lidera Hugo Galera, expresidente bético y rival encarnizado de Lopera.
Sin embargo, la inestabilidad institucional y deportiva del Betis y la incertidumbre de su horizonte accionarial hicieron que se abrieran negociaciones entre las partes para que las acciones del expresidente fueran adquiridas para, posteriormente, ser puestas a disposición de los socios y abonados verdiblancos. Este proceso ha llegado a su fin con un acuerdo en el que Ruiz de Lopera recibirá una cantidad de casi nueve millones de euros y Luis Oliver, dirigente de la empresa Bitton a la que Lopera había vendido sus acciones, unos seis.