vitoria - “Vivir este momento otra vez es algo increíble que recordaré durante toda mi vida. Me acogieron muy bien la otra vez y sabía que ahora no iba a ser menos. Me tratan como si estuviese en Vitoria y les estoy muy agradecida. Ha sido muy bonito volver a reencontrarme con la familia del Unión Florida”. Marta Tudanca, autora la pasada madrugada de un sonado éxito a miles de kilómetros de casa, no cabía ayer en sí de gozo en declaraciones a este periódico.
La exterior del Araski, que ha gozado de permiso del club vitoriano para volver a vivir la experiencia de disputar la SuperLiga Argentina una vez finalizada su andadura en la Liga Femenina, acaba de proclamarse campeona ataviada con la elástica del Unión Florida, que se impuso (62-55) al Lanús en la gran final. Tras el logrado en 2015, es el segundo título en tierras albicelestes para Tudanca, cuyo ascendencia resultó indudable actuando además en una posición que no suele ser la habitual a las órdenes de Made Urieta.
Por exigencias del guión y ante el déficit de altura de algunas compañeras, la jugadora de 27 años que se inició en la escuela del Baskonia ha debido desenvolverse como falso cuatro. Sin embargo, ello no le impidió cuajar una actuación notable en el partido que decidía la pelea por el título. Además, su fortaleza física se tradujo en el sorprendente hecho de que se metió entre pecho y espalda los cuarenta minutos. Así lo entendió su entrenador Vicente López, que le brindó toda la confianza del mundo y no la concedió ningún descanso ante lo apretado del marcador.
Tudanca completó una brillante estadística, aderezada de unas dobles figuras (12 puntos y 12 rebotes) que resultaron indispensables para el Unión Florida. Tras una primera parte igualada (25-24), el conjunto en el que compite la vitoriana metió la directa después del descanso acumulando cómodas ventajas en el electrónico. Su talón de Aquiles, eso sí, fue la escasa eficacia desde el lanzamiento triple, ya que erró los siete lanzamientos que intentó durante el encuentro. La MVP de la final fue la base argentina Melisa Gretter, autora 26 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias.
Tudanca dejó una huella fantástica hace dos años -entonces promedió 12,3 puntos y 9,1 rebotes en 18 partidos- en el Unión Florida, que a finales de abril oficializó su fichaje para reemplazar a la lituana Gintare Mazyonite, sin la autorización de la Federación de su país para acudir a Argentina. Durante este segundo periplo, la alavesa ha promediado 15,1 puntos y 5,6 rebotes en casi 29 minutos de juego.
La SuperLiga se resolvió mediante el formato de Final Four en una cancha mítica de Argentina bautizada como El Templo del Rock. El brillo de Tudanca fue mucho más reluciente en la semifinal ante el Berazategui, resuelta por un claro 63-75 para el Unión Florida. La exterior del Araski, que renovó semanas atrás su vínculo con el club presidido por Livia López para seguir ocupando una taquilla del vestuario de Mendizorroza, contribuyó de manera decisiva a la victoria de su equipo con 34 puntos y un excelente 63% desde el triple (7 de 11).
Tudanca es una jugadora inquieta que no duda en seguir exprimiendo al máximo su cuerpo tras acabar las temporadas en la Liga Femenina. El año pasado, sin ir más lejos, estampó su firma en un contrato con el Santa María de Machala de Ecuador, pero un grave terremoto en el país que dejó cientos de víctimas y miles de heridos y desaparecidos provocó la cancelación de la liga de baloncesto del país sudamericano. De ahí que tuviese que regresar a Vitoria de manera prematura.