Duración: 69:42 minutos de juego.
Saques: 1 de P. Etxeberria (tanto 12) y 2 de Zabala (tantos 10 y 22).
Pelotazos: 563 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 9 de P. Etxeberria, 3 de Garmendia, 9 de Zabala y 1 de Oier Etxebarria.
Errores: 7 de P. Etxeberria, 3 de Garmendia, 6 de Zabala y 2 de Oier Etxebarria.
Marcador: 1-0, 2-1, 3-1, 5-2, 6-3, 6-4, 7-5, 7-6, 7-7, 8-7, 10-8, 11-8, 12-9, 13-10, 16-11, 17-11, 17-12, 18-12, 18-13, 19-13, 19-14, 20-14, 20-15, 21-16, 21-17 y 21-22.
Incidencias: Final del torneo ETB-LEP.M disputada en el frontón Adarraga. Media entrada. En el telonero, Lara-Iturain perdieron ante Victoria-Agirre por 6-18. Además, Elezkano II-Merino II se llevaron el torneo San Bernabé Ciudad de Logroño al superar a Víctor-Untoria (22-9).
logroño - Javier Zabala se guardaba una llave debajo de la manga para escaparse al estilo de Houdini de un partido que fue una tortura. Pudo poner pies en polvorosa de la camisa de fuerza de sí mismo y del ritmo de un Peio Etxeberria desatado, que asume descaro para acelerar los choques. El delantero de Anguiano pudo darle la vuelta al potro de la final del torneo ETB-LEP.M, de tal manera que, lo que parecía un espejismo, se tornó una realidad. Oier Etxebarria le sujetó la cita en el Adarraga de Logroño. El vizcaino, guardaespaldas largo, de andamiaje perfecto para su demarcación, asumió que tenía que romper con su gran derecha y sujetar con una zurda con margen de mejora.
Un Beñat Garmendia con dotes indiscutibles para la refriega le puso las cosas muy complicadas. El beasaindarra se unió al puntillero de Zenotz, que no duda del cuerpo a cuerpo, más acertado que su homólogo. De hecho, Etxeberria fue superior a Zabala, al que le cuesta cerrar el tanto, pero que tiene un látigo y con la cortada saca tajada. El envite del navarro fue de caras y cruces, aunque con regusto picante por el enredo. Peio transita por el fino cable del funambulista. Y tuvieron el duelo encarrilado. Pero no. A Zabala se le rompió el pecho y asumió galones con el 21-16 para dar la vuelta a la final. Los colorados no pudieron sujetarle y la precipitación del generoso espectáculo del de Zenotz fue una moneda al aire que le llevó al precipicio del 21-22.
La cuestión es que los azules completaron un ejercicio de supervivencia en una final dura (563 pelotazos) para agarrarse al choque. Zabala vio cómo le superaba la situación rematadora. Su compañero, Oier Etxebarria, en una versión superior a la del viernes, tuvo arrestos para tratar de parar la sangría y amarrar el timón. Los colorados dominaron rápido la situación y se fueron 5-1 y 6-3, aunque hubo revuelta hasta el 7-7.
Etxeberria tomó protagonismo, Garmendia dejó síntomas de ser un zaguero completo que sabe cortar y buscar la última losa y los azules se pusieron a remolque. El dominio de Peio alargó el luminoso y construyó una gran brecha: 16-10. Zabala estaba incómodo, atado, y la mayor largura del guardaespaldas de Igorre, sobre todo con la diestra, no terminó de cimentar su propuesta. Un reparto de golpes y un cúmulo de caras y cruces del navarro acabaron por poner el 21-16. Un yerro en ataque de Peio dio la alternativa a Zabala, que se despidió de su pose dubitativa y arriesgó. Se desató con un buen dos paredes y un gran gancho. Y la final se igualó por segunda vez en el tanto 21. En el resto, la ansiedad del Etxeberria se convirtió en una volea que murió en el colchón.