Warriors113 - Cavaliers91
GOLDEN STATE WARRIORS James (28), Love (15), T. Thompson, Smith (3), Irving (24) -cinco inicial-; Williams, Jefferson (9), Shumpert (5), Korver, Williams, D. Jones (7) y J. Jones.
CLEVELAND CAVALIERS Durant (38), Green (9), Pachulia (8), K. Thompson (6), Curry (28) --cinco inicial--; Iguodala (7), McGee (4), Livingston (2), West (2), Clark (4), McAdoo (2), McCaw, y Barnes (3).
Parciales 30-35, 22-25, 20-33 y 20-19.
Árbitros Crawford, Stafford, Zarba y Capers.
Pabellón Oracle Arena de Oakland, San Francisco (CA). 19.596 espectadores.
VITORIA. Una máquina perfecta. Un entramado de engranajes encajados de manera impoluta. Así se mostraron los Golden State Warriors en el primer partido de las finales de la NBA que se jugó durante la madrugada del jueves al viernes. La tercera final consecutiva entre éstos y los Cleveland Cavaliers empezó, de manera previsible, con el marcador inclinado hacia los de Oakland. Con un hambre casi palpable desde el salto inicial por la tremenda remontada que culminó coronando a LeBron James en la pasada edición, los Warriors fueron un rodillo baloncestístico que los de Ohio solo pudieron contener durante poco más de 25 minutos, una vez solventada la tensión inicial resultante que envolvió a ambos conjuntos.
Después se vieron desbordados por la máxima expresión del baloncesto moderno: un alero de 2,11 metros -Kevin Durant-, recorriendo la pista en dos zancadas, directo al aro. A su izquierda, en la línea de tres puntos -o más atrás, si fuera necesario- uno de los tiradores más letales que ha conocido la NBA, Stephen Curry. A su derecha Klay Thompson, el que probablemente sería el mejor artillero actual si no existiera el base de Charlotte, aunque no haya mostrado su mejor cara últimamente. Y acompañando la transición Andre Iguodala y Draymond Green, mucho más que dos portentos físicos. Un sinfín de alternativas ofensivas que, a campo abierto, resultan imposibles de parar. Eso son los Golden State Warriors, que con la incorporación de Durant -38 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias-, elevaron el concepto de súper equipo a la enésima potencia.
El ex de los Thunder, hipermotivado por su deseo de conseguir su primer anillo, fue el eje central sobre el que los locales cimentaron su primer triunfo de la serie. Pero en el tercer cuarto apareció Stephen Curry -28 puntos y 10 asistencias- como ejecutor de lujo, y sepultar a unos Cavaliers superados por el torrente de La Bahía con un 13-0 de parcial tras el descanso.
un reinado imperfecto Si bien poco podían hacer ayer los Cavaliers por frenar a sus rivales, existieron ciertos aspectos que deberían cuidar para el resto de la serie. El principal lunar de los de Tyronn Lue estuvo en las pérdidas, origen de las imparables transiciones de los Warriors. Otro de los aspectos clave para el triunfo local fue la soledad a la que estuvo expuesto LeBron James, que registró 28 puntos, 15 rebotes y 8 asistencias. Los equipos del de Akron siempre se han caracterizado por su gran cantidad de especialistas y la imprescindible aportación que realizan. Pero en este duelo solo Kyrie Irving -24 puntos-, que ya ha demostrado ser mucho más que el escudero del Rey, estuvo a la altura con acciones más características de un videojuego que de la realidad. Los 21 rebotes de Kevin Love pasaron desapercibidos en lo que a impacto en el juego se refiere y tiradores como Korver fueron más una rémora en defensa de lo que fueron generaron en ataque. No obstante, esto solo fue el primer partido de una serie ni mucho menos sentenciada. El propio LeBron James lo sabe mejor que nadie. En los tres anillos que posee el alero de los Cavaliers, su equipo comenzó perdiendo el primer encuentro de las finales.