En tiempos de dominio de las redes sociales en la vida de las personas, ha circulado una imagen trucada de Alejandro Valverde (37 años, Las Lumbreras de Monteagudo, Murcia) levantando los brazos en la Flecha Valona de 2037. Rostro envejecido, maillot del Movistar y brazos en alto. El chiste viene a cuento porque El Bala cumple hoy 37 abriles y se acaba de bajar del primer escalón del podio de la Flecha Valona por quinta vez y de la Lieja por cuarta. Datos escalofriantes de un corredor, que con la edad en la que muchos ya se han retirado, acaba de firmar el mejor arranque de temporada de su vida. Once victorias, entre ellas Vuelta a Murcia, Andalucía, Volta a Cataluña, País Vasco, Flecha y Lieja.
El Rey de las Ardenas sigue haciendo honor a su apodo de Imbatido. Su forma de correr y sus triunfos acaparan los elogios del pelotón, rendido a la clase del murciano, acostumbrado a brillar de principio a fin de la temporada. Un caso peculiar de un hombre enamorado de la bicicleta desde niño, y unido al triunfo desde los 9 años, cuando empezó a competir con el Club Ciclista Puente Tocinos.
Valverde habla de genética y de asumir que la bicicleta es su “oficina”, su gran amor de siempre, casi la razón de ser del hijo de Juan, en sus tiempos corredor amateur, y de María, que además tuvieron a Juan Francisco, también ciclista aficionado, y José Antonio. Juan Francisco no quiso ser ciclista, se desvió de la ruta , así que el padre, de profesión camionero, le ofreció al presidente del Puente Tocinos pulir a Alejandro, entonces un chaval gordito, de tez blanca y no con demasiado físico para el ciclismo. El pequeño Alejandro terminó segundo en su primera carrera disputada en Jumilla. A partir de ese día empezó a ganar. Se fueron amontonando las victorias hasta llegar a ser el Imbatido.
Antes de ser profesional, Valverde siguió levantando los brazos en todas las categorías y especialidades, tanto en ruta como en la pista. Fue campeón de España de velocidad, de persecución individual y de persecución olímpica en pista como juvenil, campeón nacional de fondo en carretera, ganador de la Copa de España sub-23.
Si Manuel López fue vital en sus inicios como cadete y juvenil, también lo fue Francisco Moya, el hombre que le acogió en el Kelme amateur después de su paso fugaz por el Banesto. Con el maillot blanquiverde debutó como profesional en el año 2002. Moya le dijo a Pepe Quiles, patrón del equipo, que fichara a Valverde, “un cañonazo de corredor”.
Siguieron los triunfos desde aquel debut hace ya 15 años. El más rápido de los escaladores y el más escalador de los hombres rápidos se dio prisa por presentarse en sociedad: dos victorias de etapa en la Vuelta 2003 y medalla de plata en el Mundial de Hamilton. En 2004 Valverde firmó 13 carreras y a principios de 2005 fichó por el equipo Illes Balears-Caisse d’Epargne, entonces dirigido por José Miguel Echávarri.
Otro salto de calidad con el maillot de una estructura que aún no ha abandonado. Las victorias se fueron acumulando en su palmarés, interrumpido 18 meses tras una sanción de dos años por la Operación Puerto, circunstancia que lejos de restarle fuerzas, se las aumentó, pues el Bala siguió por la senda de la gloria.
Un historial que intimida: Vuelta a España 2009, tercero en el Tour 2015 y Giro de Italia 2016, 5 Flechas Valonas, 4 Liejas, 6 medallas en Mundiales (2 platas y cuatro bronces), 4 veces corredor número uno del ránking UCI, 2 Dauphinés, 2 Voltas a Cataluña, 1 País Vasco... entre otras victorias.
Un palmarés de lujo que hubiera podido ser notablemente mejor si Valverde “hubiera tenido la cabeza de Eddy Merck para ver y leer las carreras”, como indica su descubridor, Manuel López. De esta opinión participa Joaquim Purito Rodríguez, quien, en el día del anuncio de su retirada, durante el Tour 2016, señaló además al murciano como el mejor ciclista con el que había coincidido. Eusebio Unzue siempre ha dirigido la trayectoria de Valverde como líder del equipo, primero llamado Illes Balears, luego Caisse D’Epargne y actualmente Movistar.
“Alejandro es un corredor especial, tocado por una varita mágica, diferente, único, capaz de ganar en cualquier tipo de prueba”, dice Unzue, quien admite que, aunque Valverde tiene fuera de la carrera menos carisma que otros corredores, “su liderazgo lo basa en lo poco que falla y en lo buena persona que es”. Con 37 años valverde sigue cabalgando, y ganando. “Me quedaré en Movistar hasta que me echen”, llegó a responder el de Las Lumbreras a la pregunta de cuándo piensa retirarse. Unzue está convencido de que “podría estar compitiendo hasta los 40 y no cambiaría mucho”. - Efe