pamplona - Cuando un frontón de mil localidades cuelga el cartel de no hay billetes un martes laboralbe es porque lo que va a suceder en su interior merecerá la pena. Y vaya si mereció. Abel Barriola, el pelotari amado por todos, dio ayer sus últimos pelotazos en el frontis del Labrit y lo hizo arropado por un afición totalmente entregada. El de Leitza lleva casi dos décadas recorriendo frontones, cientos de partidos a sus espaldas y tres txapelas en su haber, sin embargo ayer Abel sabía que no era un día cualquiera, que todas las miradas se posaban en él y como él mismo confesó hasta sintió nervios.

El recintó pamplonés recibió al zaguero con una gran ovación cuando saltó a la cancha. Miguel Pozueta, presidente d ela Federación Navarra de Pelota, entregó a Abel una markila y Uxue Barkos, presidenta del Gobierno de Navarra una placa conmemorativa.

Entonces se le entregó un micrófono al protagonista y la grada hizo silencio para escuchar por última vez a Abel. “Todo pasa pero lo que perdura es el amor que le tenemos todos a la pelota”, dijo Barriola que aseguro que el se marcha, pero que deja el deporte de toda su vida en buenas manos.

El inexorable paso del tiempo; para que unos lleguen otros se tienen que marchar. De hecho, el partido de ayer tuvo cierto simbolismo ya que los delanteros del encuentro eran Iker Irribarria y Jokin Altuna, ambos 18 años más jóvenes que el navarro.

Abel ha repetido una y otra vez que las txapelas ahí están, que las 415 victorias en su carrera es una gran marca pero que se queda con lo intangible, con el cariño de la gente. “”El mundo de la pelota no tendría ningún sentido sin vosotros”, reconoció ayer el veterano pelotari. En las gradas había una larga lista de compañeros de profesión: Irujo, Zabaleta, Bengoetxea, Ezkurdia, Eugi... otra muestra más de que Abel, en sus 19 años de carrera, ha dejado huella en aquellos con los que compartió viajes y vestuarios.

Eskerrik asko Abel txapeldun se podía leer en una enorme pancarta en el graderío del Labrit. Sin embargo, había otra más pequeña, menos espectacular pero con un gran significado detrás. “Tus amigos del Labrit te desean un buen comienzo en esta nueva etapa. Eskerrik asko Abel”, rezaba dicha pancarta. Porque Abel dejará de vestir de blanco y de afanarse antes del partido colocándose los tacos. También es posible que eche de menos el tacto del cuero y la adrenalina de la competición. La pelota en pocos días será pasado, un bonito recuerdo, pero el cariño que se lleva de la gente es algo que le acompañrá durante toda su vida.