Rafa Nadal llega pleno de confianza a la temporada europea de tierra que va a desembocar en junio en Roland Garros, el gran objetivo para el tenista de Manacor en este año en el que ha recuperado las mejores sensaciones de su juego, aunque aún no ha levantado ningún trofeo. Estoy contento, he tenido pocos partidos malos”, comenta. Pero las tres finales disputadas en Melbourne, Acapulco e Miami le han colocado como segundo jugador del año, solo por detrás de Roger Federer, que se tomará libre todo este tiempo de mes y medio hasta el comienzo del Grand Slam parisino. El suizo se lo puede permitir.

En cambio, Rafa Nadal tiene, como siempre, en esta parte del año su superficie preferida. Su balance es de 365 partidos ganados y 34 perdidos. Hoy comienza el Masters 1000 de Montecarlo en el que Nadal, que presenta un registro de 58-4 y ha ganado nueve veces, entre ellas el año pasado ante Gael Monfils, ha caído en la misma parte del cuadro que Novak Djokovic. Pero el serbio no es ahora favorito. Al contrario, en estos dos meses, Nadal, que debutará en el Principado ante lo británicos Daniel Evans o Kyle Edmund, puede lograr algo que nadie ha hecho antes: conquistar en diez ocasiones tres torneos distintos. El balear puede conseguir ese triple 10 en Montecarlo, Barcelona y Roland Garros. Solo hacerlo en uno ya sería histórico. Además, Rafa Nadal puede alcanzar su título 50 en tierra batida y desempatar con el argentino Guillermo Vilas.

Tras Montecarlo y Barcelona, el último torneo que ha ganado el tenista de Manacor, llegarán los Masters 1000 de Madrid y Roma y después Roland Garros, donde Nadal ganó por última vez en 2014. Otra marca ronda por ahí: los 5.100 puntos que acumuló en 2013 al ser finalista en Mónaco y ganar consecutivamente los otros cuatro torneos. “Si juego bien, claro que tengo opciones de ganar. Si no, lo normal es que no gane”, afirma Rafa Nadal sin querer obsesionarse con la gran cita francesa, en la que hace un año se llevó un disgusto al tener que abandonar prematuramente por lesión. Primero, le espera Montecarlo, un torneo que siempre ha tenido entre sus favoritos y que abrirá esa campaña de tierra en la que Murray y Djokovic están obligados a reaccionar tras su mal inicio de año.