BILBAO - A Mikel Larunbe (Galdakao, 1993) se le descosió el sueño de txapela del Parejas sin anestesia. Iker Irribarria, hombre récord, y un espectacular Beñat Rezusta le arrebataron el cetro. A dos adversarios sobresalientes se le unió un día complicado, en el que no le salieron las cosas. El vizcaíno hace balance para DNA del duelo del domingo en el Bizkaia y del futuro con un solo pensamiento: seguir trabajando por mejorar. Pura ambición.
Ha reposado ya la final del Parejas, que terminó mal para sus intereses, ya que la txapela fue a parar a manos de Irribarria-Rezusta. ¿Cómo está?
-Bien. Fue una pena terrible perder una final de este calado, pero es lo que hay. Es algo que me dolió, pero no quiero darle muchas vueltas, porque ya no hay marcha atrás y me toca seguir trabajando.
Toca ser positivo, mirar hacia adelante. El día a día es el sustento del pelotari, ¿no?
-Eso es. Mañana -por hoy- volveré a los entrenamientos y seguiré trabajando al cien por cien. Tengo muchas cosas que mejorar y que aprender. Ya se ha visto. Así que voy a seguir dándole duro.
¿Cuál es su balance del campeonato de Parejas?
-Es positivo. Creo que me ha venido muy bien para aprender muchas cosas. He ganado mucha experiencia en estas dieciocho jornadas y considero que he terminado siendo mejor zaguero de lo que empecé. Está claro que puedo superarme en muchos aspectos, pero con estas situaciones también se aprende. En eso estoy.
El oficio de pelotari es una carrera de fondo no para velocistas.
-Está claro. Ha habido momentos malos, pero también los ha habido muy buenos. Sin embargo, a pesar de todo, hay que seguir, mirar al futuro, apretar los dientes y tirar hacia adelante. No queda otra.
Una final de Primera tiene muchos aspectos que giran alrededor u descentran al manista, como el foco de los medios de comunicación, el público, un ambiente opresivo y demás, ¿fue demasiada presión para usted?
-Sinceramente, yo no me sentía con esa presión externa. Tenía ganas de jugar y de salir a un frontón Bizkaia lleno, cosa que me motivaba. Estaba ilusionado, pero no sé qué pasó. Fue un mal día. Está claro que afecta jugar una final. Eso es indudable, porque hay más en juego que en un partido de verano, pero creo que lo que pasó fue que no supe dar la vuelta a una situación determinada, a una situación mala, de fallos. Lo intenté, pero continué sin ponerme a la pelota.
Es decir, ¿que podía haberle sucedido en cualquier otro partido?
-Por supuesto, que sea una final tiene que ver, aunque yo no lo notara así. Igual cuando fallas te obsesionas más y es algo que te puede acabar pesando. Digamos que fue más un problema propio que provocado por el entorno.
Es indudable que Irribarria y Rezusta no tuvieron piedad. Es complicado aguantar un partido completo cuando los rivales le tienen a uno como blanco, llenándole de trabajo, ¿no cree?
-Sí, pero yo ya sabía a qué me iba a enfrentar. Habíamos jugado tres veces y en todas me defendí bastante mejor que el domingo. Es difícil hacer frente a Iker y Beñat, pero había que dar otra imagen. Oinatz Bengoetxea estaba para jugar, para agarrarse al partido a tope, acabando todo, brutal en el remate. Si yo le hubiera ayudado un poco, hubiéramos tenido más opciones. Es una pena, ya que Bengoetxea ha hecho un Parejas extraordinario.
¿Cuáles fueron los comentarios de su compañero, con el que une una gran amistad, durante y después del choque?
-En el transcurso del encuentro, Oinatz solo me decía una cosa: que había que seguir, que seguir y que seguir. Siempre era consciente de que podíamos agarrarnos al duelo en cualquier momento. Después, como siempre, estuvimos muy bien. Me comentó que son cosas que suceden y que él mismo ya pasó por una situación similar, que de todo se aprende. Él me animó en todo momento. Es el compañero ideal.
El carácter autocrítico que mostró al término de la cita da sensación de ambición.
-Soy así. Es imposible conformarme con el partido del Bizkaia. Normalmente suelo ser bastante autocrítico. Ya se vio que tengo cosas que trabajar y en las que hacer hincapié. Vamos a planificar los próximos meses para seguir mejorando y para ser mejor. Ese es mi trabajo.
¿Sería injusto para usted que se pudiera calificar el campeonato por un solo partido?
-No creo que haya que calificar todo el Parejas por un solo encuentro, ya que hemos jugado otros diecisiete. Si me hubiera salido un gran partido, tampoco hubiera sido el mejor. No hay que verlo ni desde un extremo ni desde el otro. Hay que valorar el campeonato de un modo global.
¿Cómo se afronta el futuro después de un Parejas en el que ha alcanzado la final y dar un golpe de timón en la zaga de Asegarce? Está llamado a ser uno de los protagonistas en verano...
-Lo más importante a partir de ahora es seguir entrenando y que las manos y las lesiones me respeten para realizar un verano completo. Espero entrar en partidos y en alguna de las ferias. Ahora me viene una época bonita de muchos encuentros y eso me gusta. Lo importante es que no haya contratiempos y que pueda coger juego para volver a tener otra oportunidad de cara al Parejas del año que viene.