Madrid - Los Francia-España aparecen en la historia reciente del fútbol como un termómetro para calibrar el momento de cada equipo, sin que el apellido de “amistoso” reste un ápice de intensidad a una contienda siempre en la cumbre de la rivalidad.
La de hoy a las 21.00 en Saint Denis será una ocasión para ambas escuadras, en puertas de obtener su billete para el Mundial de Rusia, de medir su nivel en partidos de esa talla.
Tras el brillo mostrado frente a Israel por la selección de Julen Lopetegui, culminando hasta ahora una clasificación casi impecable para el Mundial 2018, España encara un nuevo amistoso de enjundia. Selecciones como Bélgica, en el inicio de una nueva era, o Inglaterra en Wembley, han medido la evolución de España con un nuevo seleccionador. Francia y otro estadio mítico como Saint Denis se presentan como una ocasión perfecta para exhibir el potencial del relevo generacional.
Hay espacio para nuevas pruebas, para regresos inesperados. Illarramendi, que se convertirá en el quinto debutante de la era Lopetegui, y Gerard Deulofeu, con ganas de aprovechar su oportunidad tras adelantar en esta convocatoria a Lucas Vázquez y José Callejón; o Pedro Rodríguez que volverá a enfundarse la Roja tras cerrar con polémica la etapa con Del Bosque.
Por su parte, el camino hacia Rusia de los de Didier Deschamps es más placentero y quizá por eso el entrenador vascofrancés está aprovechando el momento para dar un toque de renovación a la selección con la que llegó a la final de la pasada Eurocopa.
A Francia le ha aparecido una brillante generación de veinteañeros personificados en el atacante del Mónaco Kylian Mbappé, de 18 años, que llaman con insistencia a la puerta de la selección.
Deschamps, adepto del fuego lento, controla los tempos con tranquilidad y sigue formando el esqueleto de su selección en la que se proclamo subcampeona de Europa, con la guinda del delantero del Atlético de Madrid Antoine Griezmann. - Efe