bilbao - El cargamento de sensaciones, ese tobogán emocional, agitó tanto a Jonathan Castroviejo (1987, Getxo), flamante medalla de bronce en el Mundial contrarreloj de Doha, que el día se le hizo largo y la noche se le hizo corta porque el sueño no le atrapó de inmediato. Inquieto aún el organismo, saltarina la mente, la espuma del éxito le bañó en la algarabía antes de dormirse. “Me he acostado más tarde y me ha costado bastante dormir. Menos mal que he podido echar una siesta”, bromea el getxotarra asimilando todavía un logro extraordinario.
¿Qué siente tras obtener semejante éxito?
-Mucha alegría. Para mí es un pequeño regalo después de este año tan difícil. En estos momentos me acuerdo de mi familia. Esta medalla es algo que me genera mucho ilusión. Además, el año que viene hay otra contrarreloj bonita para mí en los Mundiales de Noruega. Ganar la medalla me ha dado confianza.
¿Se veía con posibilidades de obtener una medalla?
-Si te soy sincero, la verdad es que no me esperaba ganar una medalla. El recorrido no me gustaba nada; con el aire que soplaba se iba muy, muy rápido y no me beneficiaba en absoluto. Yo con lo ligero que soy, cuanto más rápido se va, peor. Pero bueno, al final el recorrido se le hizo duro a todo el mundo y a mí me salió una buena crono. Al nivel de las últimas cronos que había disputado. La crono se hizo dura. por el calor.
¿Cómo recuerda la carrera que le supuso el bronce?
-La crono tenía un circuito al principio y luego tenía una recta de casi veinte kilómetros. La estrategia era salir muy fuerte en ese primer circuito. Desde mi punto de vista era donde se podían meter las diferencias porque luego. Una vez encarada la recta, cuando se va a 60 kilómetros por hora es muy difícil recortar tiempo o que te recorten porque no hay margen de lo rápido que se va. En la parte final intenté llegar lo mejor posible después de hacer una primera parte rápida. El último tramo era una incógnita, pero a falta de diez kilómetros pude apretar un poquito para conseguir la medalla.
Voló al final. ¿Estuvo la clave en esos últimos kilómetros?
-Me estaban dando los tiempos y veía que iba a estar muy justo. Entre el calor y que no tenía unas sensaciones muy buenas, no sabía si iba bien o iba mal. En esas condiciones vas a tope, pero es una sensación muy extraña. Afortunadamente, en el último circuito acabé fuerte. Los últimos cuatro kilómetros los hice muy, muy rápido. Hice un final de crono muy bueno que me sirvió para conseguir el bronce.
Fue cuarto en los Mundiales de Richmond y repitió posición en los Juegos de Río. ¿Cree que en Doha se ha hecho justicia con usted?
-No sé si tengo la sensación de que se haya hecho justicia, pero es algo que me ha hecho mucha ilusión. Haber sido cuarto en lo Juegos Olímpicos da rabia, pero si lo comparo con que hace unos meses estaba en la cama sin poder moverme, estoy muy contento de ese resultado. El cuarto puesto en los Juegos me dio mucha fuerza para los siguiente retos, tanto la Vuelta, como los Europeos y los Mundiales.
Un curso largo y complicado el suyo.
-Ha sido una temporada interminable. Se me ha hecho muy larga. En todo ese tiempo han pasado muchas cosas. Parece que más que un año hayan sido dos o tres.
¿Para quién es esta victoria?
-El triunfo se lo dedico a todo mi familia. En especial a mi mujer y a mi hijo porque han estado junto a mí todo el año en un año que ha sido muy difícil para mí. Ellos son los más perjudicados de que uno sea ciclista. Estamos todo el año fuera de casa y se hace duro.