río de janeiro - Yulia Efimova no tiene foto en su perfil de la página web oficial de los Juegos de Río. Quizás sea un descuido involuntario, pero parece una metáfora de lo que la rusa está viviendo en la piscina del Centro Acuático carioca. Efimova es una de las señaladas por el dedo acusador ya que, según la impresión de sus competidoras, no debería estar allí después de haber sido pillada dos veces y sancionada como culpable de haber usado sustancias prohibidas. La nadadora de Grozni, como todos sus compatriotas, está notando el desprecio no solo de sus rivales, sino del público que ayer la abucheó cuando recogió su medalla de plata en los 100 braza.
Las estadounidenses Lilly King y Caterine Meilli, oro y bronce, la evitaron todo lo que pudieron en el protocolo de entrega de premios. “Lo que acabo de hacer demuestra que puedes competir de manera limpia y puedes finalizar en el primer puesto”, dijo la campeona olímpica. Efimova, de 24 años, sonrió con contención por la medalla, pero también lloró y buscó consuelo entre los otros rusos que estaban la piscina, fueran deportistas o no, y en la sala de prensa fue sometida a un interrogatorio del que salió como pudo. “Estoy feliz de estar aquí porque hace unas días no parecía posible. No creo que haya que reabrir la guerra fría a través del deporte”, manifestó sin querer entrar en polémicas. Sí lo hizo Michael Phelps: “Tiene razón Lilly. Efimova hace daño a nuestro deporte y me jode”.
No fue Yulia Efimova la única que caminó bajo la sospecha. Sun Yang se llevó el oro en los 200 libres y después cayeron sobre él duras críticas. El espaldista francés Camille Lacourt, que ni siquiera comparte la misma prueba, le acusó de “mear de color violeta”. “Espero que la FINA detenga esta masacre. Cuando veo a otros, da la impresión de que han tomado algo. Deberían competir entre ellos. Me asquea ver a tramposos”, bramó Lacourt, extendiendo más dudas.
El chino, hermanado con la polémica fuera de la piscina, también sufrió una sanción por dopaje, pero todo esto le dará igual a un tipo tan engreído como él. Sun Yang ya lleva una plata en los 400 y un oro en los 200 en los Juegos de Río con los que puede alimentar su ego. El australiano Mick Horton, que le derrotó en la primera distancia, también le acusó de estar dopado y la Asociación China de natación consideró esas palabras del campeón de los 200 como “un ataque personal que daña las relaciones entre las asociaciones de ambos países”.
Con todo esto, no es extraño que el comité organizador de Río esté lanzando mensajes en tono conciliador, apelando al debido respeto en las competiciones y en su entorno. Porque de la piscina empieza a salir fuego.