el miércoles, cuando el sol se escondía en el horizonte, el Athletic emitió un comunicado en el que informaba que a Raúl García se le había detectado una “leve alteración electrocardiográfica”. Una dolencia que fue descubierta esa misma mañana, durante los controles médicos rutinarios a los que se han sometido en los primeros días de pretemporada los futbolistas rojiblancos. Se trata de un problema leve, tal y como recogía el club en su web, pero que obligará a que el navarro se ejercite a menor ritmo en un periodo aproximado de tres o cuatro semanas. Ante esta situación, DNA ha pulsado la opinión de varios expertos en la materia. Sin que hayan trascendido más datos que el de la “alteración electrocardiográfica”, cuestión esta que puede deberse a “un sinfín de variables”, tal y como apuntan todos los médicos consultados, estos apelan a la calma. Piden cautela.

Xabier Leibar, especialista en medicina deportiva, expone que el principal problema cuando se detecta un problema que afecta al corazón es que “se trata de un músculo impar”. “Solo hay uno. No es como cuando fallan un riñón o un pulmón, que aún queda otro. Es por ello que cualquier asunto de salud referido a dicho órgano adquiere una mayor trascendencia y relevancia. Es por ello que la sociedad se estremece. Pero hay que mantener la calma. Un ejemplo muy visible es cuando detectamos en un niño un soplo. La noticia, de primeras, genera miedo en la familia, pero es un problema que se corrige casi en la totalidad de los casos, recuperándose en edad adulta”.

“Los profesionales del deporte”, cuenta Leibar, “tienen el corazón de un tamaño mayor al habitual, pero esto es algo normal porque se trata de un músculo que, como el resto, crece. Los primeros estudios se realizaron en las últimas décadas de 1800 con unos remeros de Londres que se dedicaban a transportar a gente de unos puntos a otros de la ciudad. Obviamente, aquello se realiza de una manera artesanal y entonces se creía que se trataba de una patología, per el tiempo demostró que no era así”.

Iñaki Lekuona, jefe del servicio de Cardiología del Hospital de Galdakao y del Quirón Bizkaia, asume que al corazón se le conoce como “el órgano de la vida” y expone, con los datos en la mano, que en el Estado, “por estadística, en deportistas menores de 35 años se produce una muerte entre cada 200.000”, siendo esta cifra bastante superior en los mayores de esa edad. “En ese caso, los números dicen que fallece uno de cada 18.000”, apunta.

“El problema está en los deportistas aficionados, aquellos que no pasan ningún tipo de control”, asegura Ander Letamendia, cirujano cardiovascular jubilado por cuya consulta han pasado más de 60 pelotaris para tratarse de problemas de circulación en las manos. Sin ir más lejos, desde 2002 han sido cuatro los atletas que han fallecido en la Behobia-San Sebastián, tres de ellos menores de 35 años y solo uno de 40. Estos, corredores amateurs, no son sometidos a los estrictos controles que sí deben pasar de manera periódica los profesionales del deporte.

Así, atendiendo a los datos anteriormente expuestos por Lekuona, se entiende que la probabilidad de muerte es bastante reducida. “Los deportistas de élite son sometidos a pruebas, algunas incluso en situaciones extremas. No hay un club de élite en el fútbol que no tenga controlados a sus deportistas. Es por ello que resulta difícil que a los médicos que trabajan en esos equipos se les escape algo así”, añade el jefe del servicio de cardiología del Hospital de Galdakao y del Quirón Bizkaia.

prevención y diferencias Los tres especialistas consultados por este periódico coinciden en señalar que, a priori, el caso de Raúl García poco tiene que ver con el de Juan Martínez de Irujo. El pelotari hizo público, también el miércoles, cosas del destino, que una dolencia cardiaca, sin que se haya determinado el tipo de la misma, le hará parar durante un periodo indeterminado. No descartó tampoco que se vea en la obligación de colgar el gerriko. El centrocampista del Athletic, por su parte, bajará la intensidad y el volumen de sus entrenamientos las próximas tres o cuatro semanas.

Letamendia asegura que “en ese periodo podrán realizarle pruebas complementarias y ver exactamente cuál es el alcance de esa leve alteración electrocardiológica”.

Xabier Leibar, que conoce bien a Josean Lekue, jefe de los servicios médicos del Athletic, considera que la tardanza en hacer público el comunicado del estado de salud del futbolista navarro -se emitió en torno a las 21.00 horas y las pruebas médicas se le realizaron por la mañana- se debe a que “habrá habido más de un médico, especialista en la materia, además, al que han acudido en busca de otras opiniones. Lekue está muy bien organizado. Ahora, no queda otra más que esperar. Debe tener paciencia y no asustarse. Entiendo que los médicos que le evalúen querrán asociar también las pruebas el descanso, a esa menor carga de trabajo”.

Por último, Javier Lekuona asegura que “el hecho de que no le hayan obligado a parar, que pueda seguir entrenando, aunque sea a menor ritmo, es positivo. Apunta a un indicio de que lo que sufre Raúl García, eso que le han encontrado, no sea muy grave. Quizá alguna arritmia -este supuesto es compartido también por Leibar y Letamendia, si bien ninguno de los tres quiere entrar en conjeturas sobre el verdadero alcance de la dolencia-”.

Así, a la espera de que en un plazo de tres o cuatro semanas se conozcan más detalles sobre el estado físico de Raúl García, es momento de ser cautos.