En la mesa de juego del gran casino, del Tour, no hay lugar para faroles ni para que los tahúres puedan tener demasiado recorrido. La carrera francesa, que se descorcha en Mont Saint-Michel, radiografía a todos hasta el tuétano. Las emociones se transparentan por la dureza extrema de la Grande Boucle, que congregará a ocho corredores vascos diseminados en cuatro equipos toda vez que el Euskaltel no deja de ser un ejercicio de maravillosa nostalgia, ciclismo de arcano. Tachado el naranja de la carrera amarilla, la comunidad vasca del Tour queda diseminada en Movistar, Sky, Trek y Direct Energie. La escuadra telefónica presentará a los hermanos Izagirre, Ion y Gorka, y a Imanol Erviti como miembros de la guardia pretoriana de Nairo Quintana, el as colombiano que envidará a Chris Froome, rey del Sky. En la escuadra británica relucen las figuras de Mikel Landa y Mikel Nieve, magníficos escaladores ambos que deberán tejer las ascensiones meteóricas que promulga Froome.
Movistar y Sky asoman como enemigos íntimos en el Tour, las dos escuadras más poderosas del pelotón cuando de mirar al trono de la carrera hace referencia. En las dos estructuras sobresalen los puntales vascos como claves de bóveda para sostener las principales candidaturas al triunfo final.
En el Movistar, que lidera el sueño amarillo de Quintana, se congregan los hermanos Izagirre y Erviti con la misión de coronar al colombiano por vez primera. Gorka Izagirre, una de las muletas de Quintana, es un ciclista que sumará, sin duda, en las jornadas montañosas. Corredor todoterreno, que se significa por su regularidad y experiencia en carrera, es de la absoluta confianza de Quintana, que cree ciegamente en la capacidad de trabajo y en la lectura del mayor de los Izagirre. En un Tour que abraza las cumbres sin disimulo -la carrera disemina montañas desde la primera semana de competición-, su tarea sobre el tablero se antoja muy necesaria. También la de Ion, campeón de España contrarreloj, y uno de los ciclistas en mejor forma. Su campaña está siendo estupenda. Es otra joya para el escaparate de Movistar. Muy capacitado para la montaña, el de Ormaiztegi será una de las sombras de Nairo en las jornadas escarpadas, en las que la esgrima entre equipos mide no solo a los líderes, sino también a sus alfiles. Uno de los más importantes será Imanol Erviti, el tremendo rodador navarro. El de Iriberri, fantástico en las clásicas de primavera, servirá de parapeto para el colombiano en las jornadas planas, rápidas y nerviosas del Tour. Imanol Erviti, un tipo fortísimo, con el armazón de un acorazado aparece como uno de los antídotos para refugiar a Quintana cuando el viento haga acto de presencia. En la pasada edición, las diferencias de la primera semana las deletreó el viento.
Landa y Nieve abren huella Mikel Landa y Mikel Nieve pertenecen a ese mismo estatus. Son los elegidos por Chris Froome para que contribuyan a empaquetar su tercer Tour de Francia cuando la carretera eleve la frente. El murgiarra, que acudió al Giro con la idea de ganarlo hasta que la enfermedad le tumbó y le arrancó de la carrera italiana, demostró en la Dauphiné su demoledora capacidad para abrir huella para su líder. Ciclista explosivo, un escalador sin parangón, Landa está llamado a marcar la senda para el británico en las numerosas etapas de montaña. En su debut en el Tour, en Mikel Landa confluyen todas las virtudes para convertirse en un pieza imprescindible para el Sky. Su capacidad para realizar relevos interminables en los largos puertos franceses le sitúan como un sherpa de extraordinario recorrido para Froome. En esa cordada, caminará Mikel Nieve, un corredor tremendamente regular, muy fiable y con experiencia en la carrera francesa. Rindió de maravilla en el Giro, donde tapó la ausencia de Landa con un triunfo de etapa y una última semana de gran nivel. Siempre dispuesto para el tajo, el leitzarra es otro ciclista que estará cerca de Froome en los días ásperos de montaña.
haimar, infinito En la nómina de ciclistas vascos que encaran el Tour, destaca Haimar Zubeldia, la pechera repleta de participaciones. El guipuzcoano correrá por decimoquinta ocasión en la Grande Boucle, un registro sideral, solo al alcance de un puñado de ciclistas. Zubeldia, presente en el Tour desde 2001 -salvo en 2010 cuando se lo impidió una caída en la Dauphiné de aquel año- suma cinco top ten -quinto en 2003, octavo en 2006, cuarto en 2007, sexto en 2012 y octavo en 2014-, y solo abandonó en 2004. Haimar buscará alguna etapa además de ser guía de Mollema.
Junto a él rodará Markel Irizar, un gregario de lujo para los rápidas y peligrosos días de la primera semana que necesitan de corredores fuertes que blinden a los líderes cuando sople el viento y arrecien los nervios. El oñatiarra deberá cuidar de Bauke Mollema en esos tramos donde a la Grande Boucle se le altera el biorritmo.
Por su parte, Romain Sicard (Direct Energie) afronta el Tour con la idea de dejarse ver y cazar algún día de gloria. El de Iparralde es un corredor que se maneja bien en todos los frentes y seguro que intentará estar en la fugas. Sicard, con buenas piernas para la montaña, sin duda su punto fuerte, puede ser una de las opciones del equipo francés, que también bebe de la baraja vasca.