VITORIA - José Bordalás recibió su último baño de masas en el camino desde las oficinas del Alavés a la sala de prensa de Mendizorrotza y fue jaleado, vitoreado y aplaudido por una buena parte de los seguidores que aguantaban estoicamente las largas colas para lograr su primer carnet de abonados. Se dirigió el ya exentrenador del conjunto albiazul a su última comparecencia pública en la que puso, sin estridencias y con un discurso medido, pausado e improvisado, su epílogo a los doce meses de estancia en el Alavés rematados con el ascenso y el campeonato de la Liga Adelante. La consecución del ascenso le abrió las puertas a una segunda temporada que el propio técnico “confiaba” en poder cumplir, como remarcó remarcó en varias ocasiones, y “no esperaba” la destitución que le cerró las puertas a la Liga BBVA. Reconoció que ese tipo de situaciones son siempre “decisiones del club”. No quiso cerrar la puerta a una segunda etapa en el futuro como responsable de la entidad si se dan las circunstancias idóneas. “Ojalá algún día haya personas que confíen en mí y pueda volver a entrenar al Alavés”, subrayó el alicantino en su expresión más altisonante dirigida contra la directiva que decidió su relevo sin contemplaciones y con unas formas, cuando menos, cuestionables.
A la hora de analizar las razones que han terminado con sus doce meses en el Alavés, fueron las “dudas en mi continuidad” los argumentos esgrimidos para decretar su salida del club, que le trasladó el propio Josean Querejeta. A lo largo de la última semana ha mantenido contactos con la entidad para alcanzar un acuerdo amistoso sobre su finiquito, que en la tarde de ayer quedó totalmente zanjado. “Al comunicarme la decisión, Querejeta me dijo que no habría problema en ese aspecto y ha cumplido con su palabra. Ya está todo cerrado”, reconoció el alicantino, que ha devuelto al Alavés a la elite del fútbol estatal.
Gran parte de su intervención estuvo centrada en alabar el respaldo y apoyo recibido durante su mandato por parte de una hinchada que ya va a permanecer “para siempre en mi corazón”, al tiempo que reconoció haber sido “muy feliz por cerrar una temporada fantástica en la que hemos hecho felices a mucha gente”. El retraso en la notificación de su despido ha motivado que ahora todos los banquillos de 1ª y 2ª estén ocupados. “No me va a quedar otra que ver fútbol, aprender y esperar a que llegue mi momento”, concluyó.