Islandia2
Austria1
ISLANDIA: Halldorsson; Saevarsson, Arnason, Ragnar Sigurdsson, Skúlason; Gudmundsson (Min. 87, Ingason), Gylfi Sigurdsson, Aron Gunnarsson, Birkir Bjarnason; Sigthórsson (Min. 80, Traustason), Bödvarsson (Min. 71, Elmar Bjarnasson).
AUSTRIA: Almer; Dragovic, Prödl (Min. 46, Schöpf), Hinteregger, Fuchs; Ilsanker (Min. 46, Janko), Baumgartlinger; Klein, Alaba, Arnautovic; Sabitzer (Min. 78, Jantscher).
Goles: 1-0: Min. 18; Gunnarsson. 1-1: Min. 60; Schöpf. 2-1: Min. 94; Traustason.
Árbitro: Szymon Marciniak (Polonia). Mostró cartulina amarilla a Skulason, a Sigthorsson, a Arnasson y a Halldorsson por parte de Islandia, y a Janko por Austria.
Incidencias: Estadio de Francia, en Saint-Denis, ante unos 80.000 espectadores.
París - Islandia era uno de esos equipos cuyo nombre hasta hace no tanto solo se conjugaba con goleada encajada. Hoy puede decir orgulloso que jugará los octavos de final de la Eurocopa tras una épica victoria frente a la selección de Austria (2-1). Cuando las selecciones presentes en la Eurocopa tiran de tópico para hablar del fenomenal espíritu de equipo que reina en sus concentraciones, deberían echar un vistazo a este combinado islandés, que cuenta con argumentos mucho más válidos que la mayoría para recurrir a ese lugar común.
Con una población de 330.000 habitantes, de los que uno de cada diez han comprado entradas para la Eurocopa, los isleños muestran una pasión y una convicción solo comparables a las de otros pequeños países que se están rebelando en este torneo, como Gales. En todo el país solo hay siete campos de fútbol cubiertos: durante gran parte del año las gélidas temperaturas impiden la práctica de este deporte. Poco les importó a estos vikingos islandeses, que en Saint-Denis dieron una lección de raza y carácter. Con su fulgurante salida, los nórdicos dejaron claro que de poco valía la especulación si querían pasar a los octavos de final. Animosos, pero también jugando al fútbol, Islandia le arrebató la pelota a Austria, que nunca pareció muy interesada en tenerla hasta que se vio por detrás. Fruto de ese dominio incontestable llegó el gol en el minuto 18. Un saque de banda al área del capitán Gunnarson fue peinado por el central Arnason, lo que permitió a su ariete Bödvarson controlar y rematar dentro del área.
Tras el descanso, la agonía islandesa fue creciendo. Al cuarto de hora, Schöpf regateó a un defensa en la frontal y fusiló de tiro cruzado a Halldorsson. Pero era insuficiente. Los austríacos siguieron probando ante el muro islandés. Pero con todos los austríacos metidos en el área rival, un contraataque de tres nórdicos solos frente al portero Almer permitió a Traustason escribir el capítulo más bello en la historia del fútbol islandés. Aguarda Inglaterra.