BAKÚ - “Va a ser una carrera emocionante de ver”, anticipó el líder del Mundial Nico Rosberg. Como todo nuevo escenario que se introduce en la Fórmula 1, el circuito urbano de Bakú, con motivo del Gran Premio de Europa, también ha estado acompañado de cruces de impresiones. Las ha habido de todos los colores: es rápido, peligroso, espectacular... No obstante, la carrera ha transcurrido sin pena ni gloria. No será recordada más que por las tomas televisivas, dignas de objeto para las postales. Y bueno, por Nico Rosberg, que la suya también fue una carrera de postal, de Grand Chelem -se cobró la autoria de la pole, la victoria, la vuelta rápida y mandó de inicio a fin-, impecable. Porque en cuanto a emoción se refiere, la de Azerbaiyán fue una cita descafeinada. Anodina. Aburrida. Por no haber, no hubo ni una entrada del coche de seguridad, lo que es un aliciente en los trazados urbanos, ratoneros, donde los espacios para los adelantamientos brillan por su ausencia. Y mucho menos se dio un debate por la victoria, encadenada a un solo piloto desde el suspiro inaugural.

Se disparó Rosberg desde la pole, esa potente catapulta en esta clase de trazados, presto a cortar la hemorragia de puntos que ha venido sufriendo con respecto a su compañero de Mercedes Lewis Hamilton -llegó a gozar de 43 puntos de ventaja y afrontaba esta carrera con solo 9-, que tras fallar el sábado con un accidente quedó relegado a la décima pintura de la parrilla de salida. Inmolado. El escenario, con apenas grietas para los adelantamientos porque solo se vieron primados aquellos bólidos más veloces, caso de los Mercedes, que registraron 365 kilómetros por hora en la recta más larga del campeonato, con casi dos kilómetros de extensión, era el marco ideal para Rosberg, que hizo valer la oportunidad de avanzar hacia el primer título de su carrera deportiva.

A su certera salida, Rosberg solapó un compás rítmico insuperable. Durante casi la primera media hora, se fue cobrando del orden de un segundo de ventaja por vuelta sobre el Ferrari de Sebastian Vettel. Así hasta llegar a los más de 18 segundos. Dicha renta fue considerada suficiente por Rosberg, cuyos únicos enemigos podían ser la entrada en pista de un safety car, por lo que evitó exigir más de la cuenta a sus neumáticos, o la aparición de problemas de sobrecalentamiento de los frenos, cuestión que ya se ha dado otrora y que ayer se antojaba propicia por las fuertes frenadas. Arrió velas el germano. Puso el piloto automático y se dejó llevar hasta agotar las 51 vueltas pactadas. No se había tocado el ecuador y ya se podía permitir el dejarse llevar por la inercia de su pole, por el propulsor más eficiente ayer. “Empujé duro de principio a fin”, confesaría para todo un mundo de incrédulos oídos.

Bajando el pistón como lo hizo, Rosberg pudo sacar el brazo por el lateral de su monoplaza y poner su pelo al viento para disfrutar del paisaje. Y es que Mónaco, por ejemplo, da cabida a la destreza de los pilotos con agudos ángulos y bajas velocidades; Bakú, mientras, entrona a las unidades de potencia y a las aerodinámicas, lo cual da menor margen al pilotaje. Apresado el talento, brota la imagen de un Scalextric. Las sorpresas se desvanecen. Y el único que fue capaz de modificar alguna previsión, que tampoco dada su actuación sabatina, fue Checo Pérez. Desde la séptima pintura de la parrilla debido a una sanción de cinco plazas, el mexicano se fajó buscando con alegría un podio que llegaría.

Animador fue, como cada jornada que un Mercedes sale rezagado, Lewis Hamilton. El inglés, décimo en partir, fue foco de atención en su periplo de remontada, fue el guía turístico de Bakú con su cámara on board. Y aunque pudo escalar más alto, firmó la quinta plaza, lastrado por problemas mecánicos, de configuración del setting del coche. “Ganar no es imposible”, decía en la jornada previa; “lo mejor es borrar este fin de semana”, acabó entonando el decepcionado inglés, que venía de ganar en Mónaco y Canadá. Confiaba en la aparición de un coche de seguridad que recortase las diferencias, pero nunca llegó.

De hecho, es que ayer no solo se salió del plano Rosberg. Tampoco Vettel, segundo y aislado de la muchedumbre, acaparó cuota de pantalla. Los alemanes eran indiscutibles. Así, las miradas se centraron en Kimi Raikkonen, que fue penalizado con 5 segundos por pisar la línea del pasillo de los garajes. Fueron los últimos giros los que decidieron su posición definitiva, mientras Checo Pérez, con el podio atado por la sanción del finlandés y la incapacidad de este de mejorar sus registros, decidió ganarse el honor del cajón en pista. Cuestión de orgullo, ya que le era innecesario. Pero así sabe mejor. Rebasó al Ferrari para asir su segundo podio del curso.

alonso y sainz abandonan Resetearán sus mentes Fernando Alonso y Carlos Sainz. El asturiano paró el coche en la vuelta 43 y el madrileño, en la 31. Los dos se retiraron por problemas técnicos. “No estábamos en puntos, así que el abandono no sabe tan mal”, se consoló el asturiano, que tiene mal calibrado el potencial de su McLaren: “Si todo sale bien, los puntos son posibles”, adelantó el sábado. Hoy por hoy eso es factible por demérito ajeno más que por mérito propio. De hecho, rodaba decimocuarto antes de claudicar. “Quedan algunas carreras difíciles e intentaremos apañárnoslas”, añadió Alonso, que, ¿sigue creyendo que optará al título en 2017? ¿O su situación le ha degenerado en metiroso compulsivo?

“Puede ser la carrera del año”, presagiaba Daniel Ricciardo. Su Red Bull y el de Max Verstappen fueron séptimo y octavo, respectivamente. O sea, bastante peor de lo augurado.

Es incuestionable que los circuitos urbanos son espectaculares; la sensación de velocidad es mayor para los televidentes. Viendo lo visto ayer, ¿no se ha planteado el tío Bernie Ecclestone disfrazar como los sets de rodaje de las películas de romanos, de cartón-piedra, todos los circuitos? Saldría un calendario elegante estéticamente. Y Rosberg, encantado. “Gran pista, carrera emocionante, fue un día fantástico”, subrayó el alemán, a 24 puntos de su inmediato perseguidor en el Mundial, estirando de nuevo el chicle que es su ventaja. Fue la otra cara de la moneda que fue Bakú, soporífero. Eso sí, imágenes de postal. Aunque no tanto, porque los balcones estaban desangelados, como si los habitantes hubieran acordado emigrar de vacaciones.

1. Nico Rosberg (Mercedes) 1h.32:52,366

2. Sebastian Vettel (Ferrari) a 16,696

3. Sergio Pérez (Force India) a 25,241

4. Kimi Räikkönen (Ferrari) a 33,102

5. Lewis Hamilton (Mercedes) a 56,335

6. Valtteri Bottas (Williams) a 1:00,886

7. Daniel Ricciardo (Red Bull) a 1:09,229

8. Max Verstappen (Red Bull) a 1:10,696

9. Nico Hülkenberg (Force India) a 1:17,708

10. Felipe Massa (Williams) a 1:25,375

11. Jenson Button (McLaren) a 1:44,817

12. Felipe Nasr (Sauber) a 1 vuelta

13. Romain Grosjean (Haas) a 1 vuelta

14. Kevin Magnussen (Renault) a 1 vuelta

15. Jolyon Palmer (Renault) a 1 vuelta

16. Esteban Gutiérrez (Haas) a 1 vuelta

17. Marcus Ericsson (Sauber) a 1 vuelta

18. Rio Haryanto (Manor) a 2 vueltas

Fernando Alonso (McLaren) 43

Pascal Wehrlein (Manor) 40

Carlos Sainz (Toro Rosso) 31

Daniil Kvyat (Toro Rosso) 7

1. Nico Rosberg 141 puntos

2. Lewis Hamilton 117

3. Sebastian Vettel 96

4. Kimi Raikkonen 81

5. Daniel Ricciardo 78

6. Max Verstappen 54

7. Valtteri Bottas 52

8. Sergio Pérez 39

9. Felipe Massa 38

10. Daniil Kvyat 22

11. Romain Grosjean 22

12. Nico Hulkenberg 20

13. Fernando Alonso 18

14. Carlos Sainz 18

15. Kevin Magnussen 6

16. Jenson Button 5

17. Stoffel Vandoorne 1

1. Mercedes 223 puntos

2. Ferrari 147

3. Red Bull-Renault 130

4. Williams-Mercedes 81

5. Force India-Mercedes 42

6. Toro Rosso-Ferrari 32

7. McLaren-Honda 24

8. Haas-Ferrari 22

9. Renault 6

10. Sauber-Ferrari 0

11. Manor-Mercedes 0