Marsella - La ciudad de Marsella se despertó de la pesadilla que ha vivido en los últimos tres días, en los que el puerto viejo se convirtió en una zona de guerra entre aficiones, con dos preguntas aún sin resolver; ¿se pudo evitar? y, sobre todo, ¿puede volver a ocurrir? La vida volvió ayer a la normalidad en el centro histórico de Marsella. En una mañana soleada, las terrazas volvieron a estar llenas de gente, los turistas se amontonaron en las filas para tomar los barcos turísticos hacia el parque nacional de Calenques y los coches circulaban sin problemas. Ni rastro de los miles de cascos rotos, de las sillas desperdigadas, de los centenares de policías antidisturbios desplegados y las carreras incontroladas de los días anteriores.

Ni siquiera, en el pub irlandés O’Mailley’s, centro neurálgico de la zona cero, hay rastro alguno que ayude a imaginar lo que ocurrió. Ha abierto sin problemas y sigue la misma oferta de pintas a cinco euros. En la puerta fuma un hombre sexagenario, con gafas de sol y chaqueta vaquera. Parece un temprano cliente, salvo por el brazalete fosforescente que lleva en el brazo, con la inscripción securité. No está preocupado. Hubert Muntaner, que ha vivido todo en primera persona, dice a Efe que en el local no hubo problemas, que estos se originaron con la llegada de la policía y, sobre todo, de los aficionados rusos. “Los ingleses estuvieron bebiendo y no hubo problemas dentro del local. Nosotros ya el segundo día retiramos las barras que había en el exterior y no servíamos cerveza fuera. Todo ocurrió fuera y sobre todo con los rusos”, asegura.

Muntaner, al que es difícil imaginar controlando a una horda de musculados, rapados y tatuados hooligans británicos, asegura que no teme que se repitan los hechos. Y cuando se entera de que podrían volver a enfrentarse en semifinales rusos e ingleses, responde tranquilo: “Se tomarán más medidas”. Pero esta aparente tranquilidad no esconde en Marsella el temor a que se repitan los altercados. Sobre todo, porque apenas ha habido asunción de responsabilidades.

Las autoridades francesas defienden que el dispositivo de seguridad fue el adecuado. “Los enfrentamientos del último día duraron una hora y media, entre las 4 y las 5.30 y la eficacia del dispositivo se demuestra porque no hubo incendios ni pillaje en los establecimientos”, aseguró el prefecto de la policía marsellesa, Laurent Núñez, al diario La Provence.