MUGELLO - Brillante. Por fin. La nueva centralita, estandarizada para todos esta temporada, y los neumáticos Michelin, que han regresado al Mundial, vienen siendo galimatías que están haciendo que los pilotos de MotoGP rueden preocupados por evitar caídas. Este primer tramo de campaña la tónica general es el conservadurismo precisamente por eso, por la incertidumbre que traen consigo esos factores que han entrado en juego este año. Ocupados en mantenerse en pie, los adelantamientos, la asunción de riesgos extraordinarios, son menores. No es normal, por ejemplo, que a estas alturas del curso los tres primeros pilotos de la clasificación del Mundial hayan sumado una caída.
Viviendo la resaca del ya mítico Gran Premio de Malasia de 2015, el de la polémica entre esos tres pilotos, Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Valentino Rossi, se antojaba 2016 como un año de grandes rivalidades en pista, una etapa cargada de morbo por ver lo que podía acontecer, a la espera de cómo iban a responder los favoritos. Se esperaba, o se deseaba mejor dicho, batalla. Pero esto, hasta ayer, en el Gran Premio de Italia, no había sucedido. Ha sido así tal vez porque es precisamente Italia, un caramelo para el triunvirato, porque ganar allí es triunfar en casa, para Rossi, o es hacerlo en el feudo del acérrimo rival, para Lorenzo y Márquez. El caso es que estos dos últimos brindaron una espectacular última vuelta de carrera -hasta hubo un toque pero intrascendente-, y solo 19 milésimas decantaron la victoria en favor de quien más méritos hizo. O no. Si bien, Lorenzo, ganador, fue el que más vueltas rodó en cabeza, prácticamente todas. Se proyectó decidido Giorgio, que no es de especular. Por tanto, lucida carrera la de ayer.
Además del duelo por el triunfo hasta el último suspiro, la carrera trajo emoción porque Márquez se apuntó al debate por la victoria a última hora, como quien trata de aprobar una asignatura en la reválida, cuando ya parecía todo visto para sentencia. Porque hasta entonces era Rossi la gran amenaza de Lorenzo. Incluso, las apariencias eran de que el italiano viajaba a rebufo del mallorquín con una comodidad abrumadora, vestido de analista, investigando virtudes y flaquezas, una sombra, la prolongación de Lorenzo. Pero fue una rotura de motor lo que apartó a Il dottore de cualquier opción. Su moto le dio de baja. Quedó anímicamente destrozado Rossi, que suma dos ceros en seis pruebas, consciente de que la última vez que aspiró a ser campeón del mundo, el año pasado -que puntuó en todas las carreras-, únicamente la regularidad le permitió opositar a la corona. “Me sentía muy rápido, la moto iba muy bien y hubiese podido ganar”, lamentaba Il dottore, apesadumbrado como se mostró.
márquez renace El abandono de Rossi se produjo cuando restaban 15 vueltas de las 23 pactadas para la prueba de la categoría reina. Márquez, que había rodado descolgado de los dos pilotos oficiales de Yamaha afincado en la tercera plaza, se transformó en competitivo, se alzó combativo. Quizá Lorenzo se relajó al ver en su pizarra: Rossi, out. Porque fue extraño el renacimiento de Marc, que del más mínimo resquició arma un imperio. O tal vez quiso Lorenzo recuperar ese conservadurismo preventivo, dado que en el warm up el mallorquín también rompió su motor. Si la suerte existe, suerte para él. “Mi ritmo no era rápido y he consumido mucha energía al ir delante”, aduciría el mallorquín. No obstante, Márquez le dio caza a cuatro abrazos por dar a Mugello, un trazado que permitió velocidades de hasta 354 kilómetros por hora, obra de Iannone, que tras una desastrosa salida remontó para ser tercero, peleando con un discreto Pedrosa. Venció la velocidad punta de la Ducati del italiano, que pensaba que “podía haber luchado por la victoria”.
Ciertamente Lorenzo se trabajó el triunfo. Emprendiendo la carrera en quinto lugar, se aupó al liderato en la apurada de frenada para atacar la curva 1, un proyectil. Solo cedió el liderato en un par de parpadeos, en la última vuelta, cuando Márquez lanzó el órdago por la victoria y le rebasó en dos ocasiones. “El Márquez de siempre ha vuelto en esta carrera”, diría de sí mismo a la postre. Pero Lorenzo respondió con certeza, preciso, apurando 19 milésimas. Esto le valió a Jorge para asentar su jerarquía en el Mundial. Goza de 10 puntos de ventaja sobre Márquez y de 37 respecto a Rossi, hundido en su jardín que es Mugello. “Es una victoria inesperada”, confesaría Lorenzo acerca de su triunfo por los pelos, por un flequillo. “Mi idea era quedarme segundo y sumar puntos”, añadió. Eso sí, el acelerador no lo desenroscó en ningún instante; al revés, apretó en la búsqueda de su tercera conquista de la temporada.
Quedó la pena de Maverick Viñales, que el sábado habló incluso de opciones de ganar. Está crecido el de Roses. Es descarado y adereza su verso y sus actuaciones con talento. Sin embargo, fue engullido en la salida; partía tercero y se vio duodécimo. Escaló luego hasta la sexta plaza. No se sabe si como para ganar, porque son palabras mayores, pero su actuación pudo haber sido más fructífera. “Estoy muy enfadado”, dijo, reflejando su ambición, su carácter ganador. Ha dejado claro que es presente y futuro de MotoGP a sus 21 años.
Gran Premio de Italia
1. Jorge Lorenzo (Yamaha) 41:36,535
2. Marc Márquez (Honda) a 0,019
3. Andrea Iannone (Ducati) a 4,742
Campeonato del Mundo
1. Jorge Lorenzo (ESP) 115
2. Marc Márquez (ESP) 105
3. Valentino Rossi (ITA) 78
Gran Premio de Italia
1. Johann Zarco (Kalex) 18:59,391
2. Lorenzo Baldasarri (Kalex) a 0,030
3. Sam Lowes (Kalex) a 1,096
Campeonato del Mundo
1. Sam Lowes (GBR) 98 puntos
2. Alex Rins (ESP) 96
3. Thomas Luthi (SUI) 82
Gran Premio de Italia
1. Brad Binder (KTM) 39:49,382
2. F. Di Giannantonio (Honda) a 0,038
3. Francesco Bagnaia (Mahindra)a 0,069
Campeonato del Mundo
1. Brad Binder (AFS) 127 puntos
2. Jorge Navarro (ESP) 78
3. Romano Fenati (ITA) 67