Iñaki Larrea. Es, sin duda, uno de los mayores incondicionales del baskonismo, un enfermo en toda regla del azul y el grana. A continuación, su particular resumen sobre lo acontecido en Berlín durante la pasada Final Four.
Hacía tiempo que no salía tan jodido de un partido del Baskonia. Y me refiero, claro, al de semifinales ante los turcos. Teníamos el partido ganado a falta de muy poquito...! Pero este santo deporte tiene estas cosas y, a veces (y de esto en Vitoria sabemos muy a mi pesar un poco), los partidos no acaban como parece que van a acabar unos segundos antes. Y seguramente eso sea parte de uno de los atractivos más singulares del baloncesto, deste basket que tanto nos ha cautivado y nos sigue cautivandoe ... Pero también creo que es momento ahora de hacer una valoración general más calmada y sosegada una vez dejado pasar el tiempo de forma prudencial. Y quiero aprovechar tanto la oportunidad que me brindan nuevamente los amigos del DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA como este blog (Bajo la cúpula) para expresarme.
A día de hoy, creo que es justo valorar como muy positiva esta cuarta plaza y la temporada en Euroliga que hemos podido ver a nuestro Baskonia. Hemos vuelto a entrar con todos los honores en el club de los elegidos. De los mejores equipos del viejo continente. Y sinceramente, estoy orgulloso de ver dónde ha llegado el equipo esta temporada en Euroliga. Porque todos tenemos ahora mismo en la cabeza la Final Four y las dos derrotas. Pero los 14 partidos que hemos podido ver del Top 16 han sido espectaculares, con un porcentaje de victorias impensable y con triunfos de muchísimo mérito. Un grupo de la muerte con grandísimos equipos, mucho más poderosos que el nuestro. Y también la perfecta serie del Top 8 ante Panathinaikos, donde el Baskonia hizo un grandísimo baloncesto y finiquitó el emparejamiento por la vía rápida. Y todo ello ha sido sencillamente memorable. Es obvio que estaría aún más contento si hubiéramos ganado las semifinales con los turcos y hubiéramos disputado la final. Tampoco a mí me gusta perder y menos a estas alturas de la competición. Pero hemos llegado unos cuantos años después a volver a disputar la Final Four y para el año que viene me encantaría poder volver a jugarla. Ojalá.
Y al igual que hice tras la Copa del Rey de A Coruña, creo justo agradecer ahora al equipo este premio que nos ha dado. De la mano del querido Peras y con la grandísima ayuda de Julbe y el resto del equipo técnico han sabido y están sabiendo sacar el máximo provecho de este grupo de jugadores. Pero este equipo no va sólo, y con el mismo criterio hay que felicitar en mayúsculas a nuestra afición. Soy consciente de las voces críticas que echan en falta esa animación en los partidos de liga regular en el Buesa, es cierto. Pero eso no quita para que la masa social que sigue a nuestro querido Baskonia deje una impronta espectacular por cada ciudad por la que pasa. Y esto me parece también muy meritorio y digno de destacar. No me refiero únicamente a la animación en sí durante los partidos, que como se ha visto estos días ha sido espectacular. Pero me emociona también ver cómo es posible adentrarnos por ciudades y disfrutar de las gentes, del ambiente, de las ganas de pasarlo bien sin crear ni un sólo problema. En definitiva, de compartir estos momentos tan especiales con otra mucha gente. ¿Cuántas fotos nos hemos podido sacar estos días con aficionados del Fenerbahce, del CSKA, de Lokomotiv? La bautizada como Baskonia Etxea tenía a quince metros una gran zona turca, con la cervecera Efes como reseña singular, y donde el amarillo y negro predominaban sobre cualquier otro color. Y ellos venían, charlaban de basket con nosotros, se sacaban fotos, se tomaban unas cañas... Y nosotros hacíamos lo mismo con ellos. Y como nos pide nuestro Santo Patrón en su conocida canción, siempre en “armonía y buena unión”. Y estas vivencias, estas miles de anécdotas que nos traemos de vuelta a casa, son lo mejor del deporte. Estos recuerdos van a quedar para siempre en nuestra memoria. Tras acabar el partido del domingo, y en el intervalo de descanso antes de la gran final, en los pasillos del Mercedes Benz Arena se nos acercaron numerosos seguidores (de los otros tres equipos principalmente, pero no sólo de ellos) a felicitarnos por la gran afición del Baskonia. Y es curioso, pero estoy haciendo este comentario coincidiendo con el 15º aniversario de la final del Alavés en Dortmund. Una final que también se jugó en Alemania y que también perdimos. Y en la que tuvimos opciones, en la que peleamos como jabatos y en la que la mala suerte nos arrebató un triunfo que, sin duda, merecimos. Pero de la que todos volvimos sintiéndonos ganadores y, sin duda, de la que guardamos un gran recuerdo, al igual que las anteriores Final Four de Moscú, Praga, Atenas y Madrid. Ahora, debemos parar un momento a analizar los dos partidos de Berlín y a recuperar a los que todavía siguen lesionados. Pero acto seguido debemos pensar en lo que todavía nos queda por jugar, que es mucho. Tenemos unos play off de la Liga al caer. Están ya a la vuelta de la esquina. Y debemos ir a por todas, porque tenemos muchas opciones de hacer algo grande. No pudimos en la Copa y no pudimos en Berlín... Pero ahora, ¿why not, Baskonia? Confío en Peras y en los chicos. Y estoy seguro que vamos a seguir viendo basket del bueno todavía unas semanas más. Así que vamos a disfrutarlo. Vamos a compartirlo. Y vamos a ganar. Que nos lo merecemos. ¡Vamos a darlo todo! Lo firma un orgulloso baskonista. ¡Aupa Baskonia!