vitoria - El freshman siempre vive por decreto una primera campaña de ostracismo en la NCAA estadounidense. Es una especie de ley no escrita que siempre se cumple a rajatabla. En el caso de Jon Ander Cuadra, no ha sido una excepción pese a que el técnico de los Camels, Kevin McGeehan, puso todo el empeño del mundo vía e-mail y llamadas para que escogiera su universidad. Apenas ha podido participar en siete partidos esta campaña sin que ello haya minado su ánimo. “Si eres ambicioso, es algo que obviamente te sabe a poco”, subraya el vitoriano, en cuya posición había dos seniors “muy respetados” que le han cerrado la puerta de los minutos. “Esto es lo que esperaba cuando vine. Es lo que ocurre siempre con el freshman. Por mucho que vengas de donde vengas, siempre es así”, lamenta.

Lejos de caer en el abatimiento, el hijo de Mikel Cuadra no ha perdido ni un ápice la ilusión y es consciente de que su situación variará drásticamente en el futuro. “El año que viene cambiará todo. He mejorado individualmente y también en el plano físico. Estaré preparado cuando vaya a disponer de más minutos. La mentalidad de aquí es esa, mejorar para estar listo cuando te den la oportunidad. La experiencia la tienen bastante en cuenta”, recuerda.

Confiado en cumplir su ciclo universitario de cuatro años y graduarse en Estados Unidos, no descarta ninguna posibilidad en el futuro. Desde poder declararse elegible en el draft con el fin de probar suerte en la mejor liga del mundo hasta retornar al baloncesto europeo. Obviamente es aquí cuando sale a relucir el nombre del equipo de su hogar natal. “Me encantaría poder meternos con el equipo de la universidad en el March Madness. Si destacamos como colectivo, luego es más fácil brillar a nivel individual y poner tu nombre en el draft. Ese sería uno de los primeros objetivos que me marco. Todavía me quedan tres años más para intentarlo. Hay tiempo para eso y, si no puedo conseguirlo, siempre está la opción de volver a Europa. Jugar en el Baskonia estaría lógicamente muy bien”, valora Jon Ander, un joven con la cabeza bien amueblada, perfectamente aleccionado por su padre desde los inicios y con la humildad por bandera.

El ala-pívot siente una predilección especial por varios jugadores que ocupan su misma demarcación sobre la cancha. “Siempre me fijo más en los que treses y cuatros que compiten en Europa. Me gusta bastante Bogdan Bogdanovic, de los Suns, pero también Nocioni o Scola. Me ha encantado Luis desde que era pequeño. En mi equipo hay diferentes gustos, pero Stephen Curry es ahora el Dios”, enfatiza sobre el revuelo que generan al otro lado del charco las portentosas actuaciones del base de los Warriors.