vitoria - No fue atleta profesional, sencillamente, por que no tenía facultades ni valía para ello, sin embargo nunca hubo drama ni recuerdo amargo de ello. Más bien todo lo contrario. El deporte continuó marcando su ritmo biológico y a él dedicó, y dedica, gran parte de su tiempo libre. Hablamos de un buen tipo.

Oiga, antes de empezar, ¿por qué lo de Nonín?

-Nonín es como me llamaba mi hermana mayor cuando éramos pequeños.

¿Y por qué Toñín?

-Mi familia es de Cantabria y en esa zona, a los Antonio nos llaman Toñín. En casa siempre me han llamado así y de pequeño lo odiaba porque me hacía sentir mas pequeño aún de lo que soy... (risas). A los 16 años, cuando ya me llamaban Antonio e incluso Andoni, el director del equipo de ciclismo en el que comencé a correr se enteró que en mi familia me llamaban Toñín y aprovechando que en el equipo había otro Antonio, volví a retomar ese apodo hasta hoy, que incluso me gusta más que mi nombre.

Usted nació en Reinosa por pura cabezonería de su madre...

-Mis padres, por motivos laborales, se trasladaron a Vitoria un año antes de que yo naciera, como muchos en aquella época. Pero mi madre quiso dar a luz en Reinosa y 15 días antes de que naciera allí se fue... Así que sí, soy nacido en Reinosa -por lo tanto campurriano- y bautizado en la pila de los borrachos, que está en la iglesia de San Sebastián. Pero toda mi vida la he vivido en Vitoria, donde he tenido mis mejores recuerdos, experiencias, la niñez, el colegio, los amigos, el trabajo, la mujer, el hijo...

¿Cómo se gana la vida?

-Soy auxiliar administrativo en Osakidetza.

¿Y 35 horas semanales son muchas o pocas para sacar esto adelante?

-Esta pregunta tiene para hacer hasta una tesis doctoral. Personalmente no creo en el número de horas, lo que hay que valorar es el trabajo realizado y su calidad. En ocho horas presenciales en un trabajo puede que productivas sean seis, lo cual significa que algo no se ha planificado bien. Es cierto que no todos los trabajos son iguales y y por supuesto no es lo mismo el punto de vista del empresario que el del trabajador. Los derechos de los trabajadores han ido mejorando notablemente desde las generaciones de nuestros abuelos hasta la actualidad, en que creo que están empeorando. Pero para mí, las 35 horas semanales son suficientes para sacar el trabajo adelante.

Regresando a sus orígenes. Hijo natural de Reinosa pero vitoriano de adopción... pero ¿dónde realmente se pirra por perderse?

-No soy de los que opinan que como mi tierra o mi entorno no hay nada, al contrario, me encanta descubrir zonas y paisajes. Mis otras aficiones además de correr son la bicicleta y el esquí de fondo, que me permiten descubrir parajes impresionantes tanto en invierno como en verano. Pero si tengo que elegir me quedo con una zona de Cantabria que descubrí gracias a que mi suegro es de esa zona, los valles pasiegos. Es un entorno bucólico donde coger la bici y recorrer puestos de montaña como Alisas, Lunada, Portillo de La Sía, Los Tornos o las Estacas de Trueba es algo increíble. Suelo dedicar dos días en verano para perderme por esa zona y regreso a casa como nuevo, con la cabeza totalmente despejada.

¿Cómo es el carácter de un cántabro?

-El cántabro está muy orgulloso de su origen y de su entorno. Ya se sabe que son como los galos y los astures, que no fueron conquistados por los romanos. Lo que yo conozco por familia (campurrianos, santanderinos y pasiegos), dependiendo de la zona, son muy diferentes, pero si que hay dos características que les marcan es que son muy trabajadores y gente de fiar.

¿Cuántos años lleva corriendo?

-Correr siempre me ha gustado, esa sensación que te da de libertad y de desplazamiento rápido sin utilizar ninguna herramienta adicional. Hasta que nació mi hijo David en 2000, el correr lo practicaba como deporte adicional a los que hacía como actividad principal, que eran judo, ciclismo, duatlón, triatlón de invierno... Mi primer maratón lo corrí en 1999 en Donosti y tengo guardada la foto entrando en meta como uno de mis mejores recuerdos. Hice tres horas, pesaba 79 kilos y era un korrikalari con un perfil opuesto a lo que se aconseja para un deporte de fondo. Ese maratón me entró en vena. La sensación durante los primeros 20 kilómetros de que vas sobrado y que te vas a comer los que restan como si fueran gominolas, el hecho de superar al hombre del mazo que te pilla sobre el kilómetro 30 y que parece que no vas a poder finalizar, la euforia que te da entrar en el estadio de Anoeta y hacer los últimos metros con un subidón de adrenalina impresionante... Desde entonces he perdido la cuenta de las medias maratones y maratones que he finalizado.

Pero dicen que solo los ladrones y los malos toreros se pasan la vida corriendo...

-Puede ser que en esos gremios también se pasen la vida corriendo, pero ojalá yo pueda pasarme también la vida corriendo. Seguro que llegará un día en el que no me motive ponerme un dorsal, pero para ponerme unas zapatillas y salir a correr un rato nunca me faltará motivación, eso lo sé seguro.

¿Hay algo de lo que siempre huye Toñín Blanco?

-Huir literalmente no, pero sí que el correr me ayuda a afrontar los problemas y a organizar mi cabeza. En esos momentos en los que estás corriendo solo por el bosque de Armentia, escuchando tu respiración, llega un momento que no sé si será por la hipoxia cerebral o por la dopamina, que los problemas que tenías en la cabeza desaparecen. No necesito huir, necesito correr.

¿Qué crea que lleva a un atleta a cruzar esa línea roja que representa el ‘doping’?

-Esta pregunta me la he hecho muchas veces y lo he hablado con muchos amigos deportistas. En mi caso, no sé si será porque tampoco he tenido la oportunidad de dar el salto a poder vivir del deporte o simplemente porque los entrenadores o directores que he tenido siempre me han inculcado el esfuerzo para obtener resultados, pero nunca me he planteado si tomando algo mejoraría mi rendimiento. Moralmente no me serviría para nada.

Pero como todo el mundo tengo mi opinión y hay que diferenciar el profesionalismo del deporte aficionado o el de categorías inferiores. A un entrenador que promueva el doping en categorías inferiores, habría que inhabilitarlo de por vida, pero el deporte profesional es espectáculo y lo que lo mueve es el dinero, es un negocio como en otra actividad comercial cualquiera. Cuando voy a ver un partido de baloncesto profesional, no me planteo si los jugadores utilizan productos artificiales para aumentar su potencia, disfruto del espectáculo y cuanto más corran, más alto salten y más mates metan, mejor.

Y si se descubriera que un amigo suyo fuera un día protagonista de un caso de dopaje, ¿cómo cree que reaccionaría?

-Esta situación ya me ha sucedido y no me he atrevido a hablar con él directamente del tema. Prefiero darle un margen de confianza y pensar que como él ha indicado ha sido un error por utilizar un producto farmacéutico para un tratamiento que no era el doparse. Esta situación tampoco es tan extraña, hay que tener en cuenta que si estás federado puede que te toque pasar un control antidoping y si no estás bien informado, un antigripal o un jarabe antitusivo contienen productos que pueden dar positivo. También es cierto que últimamente en actividades deportivas no profesionales se están dando casos de positivos con productos que para nada han sido errores de tratamientos médicos. La diferencia está en la educación que les demos a nuestros hijos para que se tomen el deporte como una actividad saludable y si se hace en competición, que tengan asumido que siempre habrá gente mejor y peor, que habrá días en los que se encuentren mejor y peor, que hay que sacar siempre el lado positivo de nuestro esfuerzo-resultado...

Cuando no corre o arregla el desván de casa, ¿qué le gusta hacer, cómo mata el tiempo?

-Los momentos en los que no hago deporte me gusta estar con mi hijo (16 años) para que me cuente lo que ha hecho ese día, cómo le ha ido en clase, en el entreno de baloncesto, que me enseñe los youtuber de moda a los que sigue... Y el fin de semana, salir a tomar algo con Mari Jose, mi mujer, después de entrenar. Son actividades simples, como ve, pero que me llenan mucho.

¿Es de las personas que se estresa muy a menudo o más bien todo lo contrario?

-Como la mayor parte de la gente que buscamos el equilibrio con el deporte, soy bastante activo e inquieto, intento evitar el estrés o al menos reducirlo con la actividad deportiva. Después de un entrenamiento fuerte, no hay problema que me estrese, veo todo del color de rosa.

¿Quién ha sido la hostia (perdón por la expresión) en su modalidad, en atletismo?

-En nuestro entorno, sin lugar a dudas Martintxo (MartínFiz). Ha sido uno de los mejores atletas mundiales y aún mantiene ese espíritu que le llevó a ganar un Europeo y un Mundial de atletismo. Además, como persona supera al Martintxo atleta porque siempre está dispuesto a ayudar a quien le pide un entreno o asesoramiento sobre atletismo.

¿Por qué no es usted profesional?

-La respuesta es fácil. Porque no valgo. La referencia que tenemos en estos momentos en Vitoria de un atleta profesional es Iván Fernández. Con él podemos hacernos una idea de lo difícil que es vivir profesionalmente de este deporte. Hay que ser un fuera de serie, sacrificar muchas cosas que cualquier persona que vea el atletismo desde fuera ni se podría imaginar, tener la cabeza muy bien amueblada y ser mentalmente muy fuerte para superar momentos difíciles como lesiones, no conseguir objetivos, el estrés competitivo...

Si le pregunto por la política... ¿Le interesa algo, mucho o nada?

-No voy a dar una respuesta esquiva diciendo que no, cuando la política nos marca todo en la vida, desde la educación, hasta la normativa laboral, los horarios de apertura de hostelería, hasta el decidir cuando y cómo quieres dejar este mundo. Así que me interesa mucho.

¿Qué político tiene pinta de que podría ser un buen fondista como usted?

-Barack Obama tiene aspecto de fondista como descendiente de keniatas que es...

¿Y qué le falta a Vitoria y a los vitorianos?

-Quitarnos el complejo de inferioridad, sobre todo ante nuestros vecinos. Si nos lo quitáramos no nos faltaría ni nos sobraría nada. Y a Vitoria le falta un poco de alegría y ganas de disfrutar de las pequeñas cosas.

Si le pregunto a sus compañeros de fatigas, ¿qué cree que me dirán de usted?

-De todo, pero espero que algo bueno (risas). Soy de los que piensa que no podemos andar por la vida pensando qué dirán de uno o que esto te condicione tu forma de ser.

Ande, titule esta entrevista...

-El diván de Toñín. ¿Qué flojo, no? (risas).