lille - Pau Gasol, pívot de la selección española, reina sobre Europa en una cita continental en la que es el máximo anotador y taponador y en la que se va a convertir, a buen seguro, en el jugador más valioso (MVP).

Ningún otro jugador de las veinticuatro selecciones que participan en el Europeo 2015 tiene tanta trascendencia en su equipo, en el juego y en cada partido.

Los 25,6 puntos por encuentro que ha anotado le hacen ser, de lejos, el jugador más determinante de entre la constelación de estrellas que se han dado cita en la fase final del Erobasket. Por lo que anota y por lo que frena, porque también es el mejor taponador con 2,3 de media por partido.

En otras clasificaciones también figura en el top 5, en rebotes o en lanzamientos anotados, pero es en los intangibles, en esos apartados que no aparecen en las estadísticas y que tanto valoran los entrenadores, donde Pau adquiere una dimensión sideral.

Liderazgo, personalidad, compromiso, esfuerzo, motivación, entrega, generosidad. Todas esas cualidades y más que atesoran en grandes cantidades los jugadores de la selección española están comandadas por un Pau Gasol que a sus 35 años se ha convertido en rey de Europa.

Con un equipo “con menos talento baloncestístico que en otras ocasiones”, según las propias palabras del jugador, por las múltiples bajas habidas, el equipo español ha conseguido una gesta, otra más, histórica.

Tras un inicio dubitativo, con la derrota inicial ante Serbia y la posterior ante Italia, la selección ha sabido crecer desde el sufrimiento, desde el sacrificio, desde el trabajo y desde la humildad, amparada bajo el paraguas protector de un Gasol superlativo en todas las facetas del juego y en todas las facetas de un equipo.

El último partido de la primera fase, en Berlín y ante la Alemania de Dirk Nowitzki, España jugó su primera final del campeonato. A partir de ahí, y por el camino más difícil, se ha plantado en la gran final.

de reto en reto Polonia, en octavos de final, fue el siguiente reto, para llegar al primer muro insalvable: Grecia en cuartos de final. La mejor selección helena de la última década se tuvo que rendir ante Gasol y compañía.

Francia, en semifinales, era otra misión imposible. En Lille, ante los actuales campeones de Europa, ante casi veintisiete mil aficionados, ante una selección plagada, hasta seis, de jugadores NBA...

Las cosas se torcieron varias veces durante el partido, pero ahí estuvo Pau para sacar al equipo de las dificultades, para reengancharle al partido y para dictaminar al final. Fue necesaria una prórroga, pero el pívot español tenía entre ceja y ceja, y desde el primer día de concentración, una meta: Luchar por las medallas y conseguir la clasificación olímpica directa para los Juegos de Río de Janeiro 2016.

Los medios franceses llegaron a quejarse con amargura de que los árbitros no permitieron defender con todo lo que se debía a este jugador estratosférico pero, del mismo modo, no le quitan un solo ápice de alabanzas y piropos a un mito del baloncesto europeo que tocó lo más alto en su actuación excepcional frente a los anfitriones. La estrella de Tony Parker se fue apagando y nadie duda ahora de quién es el jugador del Viejo Continente con más galones.

Todavía queda un partido, la final del Europeo. Pau y la selección española han cumplido casi todos sus objetivos, pero les queda uno, la medalla de oro. Con Pau Gasol I de Europa es mucho más que posible.