bilbao - Asegarce ha metido a dos parejas en la final del Parejas, ¿qué valoración hacen desde la empresa del campeonato?

-Para Asegarce ha sido un campeonato tremendamente positivo. Aparte de las parejas en semifinales, veo el lado positivo en cuanto a que la gente conoce ahora a nuestros pelotaris mucho mejor como pelotaris punteros. Voy a poner el caso de Elezkano, al que ya se ve como un pelotari de Primera, de Artola, al que le pasa lo mismo, de Urrutikoetxea, que ya se contempla como una figura no solo como un pelotari de Primera, o de Untoria, que puede estar arriba. Para nosotros ha sido un campeonato bueno, a pesar de que nos llevamos el soponcio de que Aimar Olaizola cayera pronto, porque no ha andado bien y estaba lesionado. Hasta ahora hemos dependido mucho de él en la empresa para conseguir txapelas.

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-Ahora nos hemos vuelto a encontrar con el mejor Oinatz Bengoetxea y con gente joven que ha llevado gente al frontón y lo ha hecho bien. Nosotros hemos acabado muy contentos el Parejas, aparte de la txapela. Esto es mejor aún.

Es decir, que hay futuro.

-Hay futuro, y mucho. Hemos andado rompiéndonos las vestiduras hablando de que estaban Aimar y Juan, pero se ha visto que hay más que ellos, hay otros pelotaris que vienen. Incluyendo gente como Altuna, Rezusta? No son de Asegarce, pero da igual. Eso para la pelota es muy bueno, porque se van a medir contra ellos. Hay cantera después de estas dos estrellazas.

¿La siguiente generación?

-El recambio ha llegado. En semifinales se ha demostrado que la gente sigue viniendo al frontón, que se lo pasa bien y todo continúa.

La venta de las entradas este año ha ido rauda, en apenas 72 horas se ha vendido todo el papel, ¿queda demostrado que no se depende de los dos figuras para reventar el frontón?

-Sí. Eso es muy bueno para la pelota en general. Aimar y Juan lo han dado todo y lo seguirán dando y para mí han sido los más grandes, quizás de la historia, pero llevan mucho tiempo ahí. La gente quiere ver si hay alguien que les enreda, alguien que les haga frente y todos esos chavales ya están ahí. Para mí, no sé si se ha producido el relevo, pero sí ha llegado savia nueva arriba.

Con Artola, Elezkano o Urrutikoetxea, ejemplos mencionados por usted, ya se veía que estaban subiendo peldaños poco a poco, pero el redescubrimiento de Álvaro Untoria ha sido espectacular, ¿qué opina?

-Es importantísimo para Asegarce. Delante tenemos más calidad que atrás. Cerca del frontis tenemos unos buenísimos pelotaris, pero en la zaga nos ha faltado algo más de potencial. Untoria de repente ha emergido. Es un chico joven, que lo está haciendo muy bien y ha solventado sus problemas de manos. Es una gran sorpresa. Cuando se le puso ya pensábamos que podía cumplir, pero nadie pensaba que tan bien, y ganar la txapela son palabras mayores.

Su compañero, Oinatz Bengoetxea, llevaba desde que regresó de la lesión sumando juego, hasta alcanzar el Parejas como un tiro, con confianza, físicamente está muy bien?

-Todos sabemos que a Oinatz le ha tocado convivir con unos pelotaris increíbles como Aimar, Irujo, Xala... Las txapelas se las han repartido. Pero, una vez que las cosas han cambiado un poco, Oinatz está cuchillo, está muy bien y ha sabido aprovechar la ocasión muy bien secundado por Álvaro Untoria. Además, Pablo llega a una final, que es importantísimo porque vuelve después de lo que le pasó y ha trabajado mucho para alcanzarla. Zubieta ha estado sensacional también. Son justos finalistas. Es lo que hay. Se lo han ganado.

En el caso de Berasaluze II, cuando coge su mejor punto de juego tras la rotura del tendón de Aquiles es en San Fermín del curso pasado y después se luxa dos dedos del pie, ¿esperaban que regresara con tal éxito?

-Personalmente, veía difícil que volviera al nivel que tenía antes de romperse el tendón. No sé si está, quizás no tan alto, pero el oficio es importantísimo. Él y Zubieta han completado una pareja súper rocosa, muy luchadora y con la calidad de Pablo delante. Cada uno tiene sus armas. Han sido muy regulares durante todo el campeonato. Han llegado por méritos propios. Para Pablo es otra final y además es algo muy bonito en Bizkaia.

¿Sí?

-Para la afición vizcaina, la txapela de Pablo puede suponer algo bonito, indudablemente. Pero, al igual que una txapela para La Rioja de Álvaro Untoria o para el resto.

Aitor Zubieta llega cedido por la otra empresa, Aspe, y se encuentra con un delantero como el berriztarra, con quien siempre había tenido ilusión de jugar, ¿cómo valora el desembarco del zaguero de Etxarri-Aranatz en Asegarce?

-A mí Zubieta me ha sorprendido. Es un chaval positivo cien por cien, gran profesional y gran trabajador. Aitor me ha conquistado. Es un muchacho que siempre piensa en positivo, aunque hayan perdido. Tiene mucha complicidad a pesar de que sepa que probablemente no vuelva a su empresa. Se ha integrado perfectamente y ha tenido una actuación de diez. En Asegarce estamos encantados, porque le hemos sentido como un manista nuestro. Él lo ha hecho muy fácil.

O sea, que si hubiera ‘tela’ en la caja, no dudarían en soltar un cheque por él, ¿no?

-(Risas) Indudablemente, a mí no me importaría que se quedara. Son decisiones complicadas. Pero en Aspe también le querrán. Es un grandísimo zaguero.

Usted, siendo pelotari, disputó finales de Parejas con los dos delanteros que se enfrentan el domingo 26 en el Bizkaia de Bilbao: Pablo Berasaluze y Oinatz Bengoetxea.

-Sí, es verdad. La primera de los dos. En 1999 y 2005, respectivamente.

A usted le tocó lidiar con dos debutantes en ese tipo de partidos, ¿qué diferencias observó entonces entre ambos y en su manera de encarar un encuentro de tamañas características?

-Los dos eran muy jóvenes. Creo que Pablo, en el 99, tenía 22 años y Oinatz, en 2005, 21. Eran muy jóvenes los dos y estaban desbordantes de ilusión y ganas. Eran muy parecidos. Quizás con Pablito había que trabajar más que con Bengoetxea VI. Oinatz era un pelotari que jugaba más retrasado, que remataba menos pero que daba mucho trabajo. Pablo ya remataba como los ángeles, igual que ahora, lo que pasa es que es más completo. Ahora quita más los saques, se retrasa un poco más. Antes era un pelotari letal en los cuadros alegres, pero siempre cerca de la pared. No obstante, el juego era totalmente distinto. Ahora el delantero tiene que ser más completo. Antes, el 90% del juego lo llevábamos los zagueros. Ellos remataban y punto.

¿Y qué recuerda de ellos?

-Que eran buenos compañeros y era facilísimo jugar con ellos, a pesar de que eran muy jóvenes. Cogimos disgusto, porque perdimos las dos.

La sensación desde fuera es que Bengoetxea VI es más tranquilo a la hora de coger estas cosas.

-Igual sí. Berasaluze II es algo más nervioso. Oinatz es un pelotari muy tranquilo. Es más eléctrico con los pies que con la cabeza. Pablo es más manojo de nervios, es un manista más impulsivo, pero igual de genial. Dentro del uno y medio es el más letal que ha habido y quizás el más bonito de ver, el más estético. Bengoetxea, por su parte, es un delantero más global, que juega en todas las disciplinas, pura velocidad y mucha casta. Son muy distintos.

¿Cómo recuerda la final que disputó con Pablo?

-Ganamos en la liguilla a Nagore-Errandonea y acabamos perdiendo la final contra ellos. No la recuerdo mucho. Creo que aquel partido Pablo estuvo mejor que yo y el resto del campeonato fue al revés. Berasaluze jugó bien y yo no anduve fino. Éramos chavales. Él tenía 21 y yo 24. Tengo muy buen recuerdo. Con Oinatz caímos ante Martínez de Irujo y Fernando Goñi. Era su primer campeonato.

Es cierto. Cuando le cuentan que tiene que jugar con Bengoetxea aquel primer campeonato, ¿qué se encuentra? Quizás esperaba a alguien más bisoño, calladito?

-¿Calladito Oinatz? (Risas). Todo lo contrario. Oinatz desde muy joven ha sido echado para adelante. Lo que pasa es que era salado, buen tío, hablador, dicharachero?

¡Vamos, que parecía el veterano!

-Pues sí. No se ponía nervioso ante nada. Te reías mucho con él. Es un buen tío. Tenía mucha jeta en la cancha y le daba igual jugársela siendo una semifinal o una final. Esa personalidad le hace ser lo que es. Tiene ese carácter ganador.

Si ya era así siendo un muchacho, ahora siendo el veterano tiene que ser tremendamente positiva para Untoria esa visión de la pelota.

-Sí. Ahora lleva el peso de la pareja y conoce ese rol. Lleva mucho tiempo metido en estos berenjenales y sabe controlar muy bien los partidos. Anima mucho a su compañero y le da mucha tranquilidad. Álvaro con él juega muy a gusto. En ningún momento le ha metido presión. Oinatz es el número 1 para que su compañero juegue a gusto, porque se pone a al altura de los demás y eso ayuda un montón a los pelotaris que están creciendo.

Por último, una de las circunstancias que han marcado este Parejas y al binomio de Oinatz en particular ha sido la renuncia de Andoni Aretxabaleta a continuar en el campeonato. El markinarra tomó la decisión valorando a su compañero por delante de sí mismo, mostrando un fondo personal y profesional enorme, ¿qué opina usted?

-¡Qué vamos a decir de Andoni! Es un tío de los pies a la cabeza. Es un gran compañero y una gran persona. Era consciente de que no estaba recuperado, de que la mano le estaba dando mucha guerra y de que Untoria estaba haciendo el campeonato de su vida. Ha hecho un gesto enorme por el compañero y por él mismo. Además, creo que ha acertado, sale ganando. En el Parejas tienes que estar al cien por cien, cualquier molestia o cualquier bajón se nota mucho y Andoni sabe que tiene que estar a tope para estar en esta categoría. Además, él sabe que el año pasado las pasó canutas con la final, en la que se fastidió la mano para varios meses. Para mí, ha hecho lo correcto y se ha comportado como un gran compañero.