RÍO DE JANEIRO. De esta manera, solo queda abierta la amenaza de huelga de los empleados del metro de Sao Paulo, donde el campeonato mundial se inaugurará mañana, jueves, con el partido Brasil-Croacia. En Río de Janeiro, el rechazo a la huelga se impuso por sólo ocho votos de diferencia en una asamblea realizada el martes por la noche en la sede del Sindicato de Trabajadores del Metro de Río de Janeiro (Simerj), informó hoy esta entidad.

La última propuesta de la operadora pública de transportes fue de un 8 % de ajuste salarial y fue aprobada pese a que los trabajadores pedían inicialmente un aumento del 15 %. La decisión garantiza el funcionamiento del metro en Río de Janeiro durante el Mundial.

En el caso de Sao Paulo, donde también hay un conflicto salarial en el metro, los empleados se reunirán hoy por la noche para decidir si se cruzan nuevamente de brazos o no a partir del jueves, cuando esa ciudad albergará el partido inaugural del Mundial.

Los empleados del metro de Sao Paulo finalizaron el lunes una huelga de cinco días que fue declarada ilegal por la justicia, pero amenazaron con reanudarla el jueves en caso de que el gobierno regional no readmita a 42 huelguistas que despidió.

En Río de Janeiro la decisión de la mayoría sorprendió a los dirigentes del sindicato, que defendían la paralización.

"Evidentemente no era lo que queríamos, pero fue lo acordado. Queríamos más, pero no siempre se consigue lo que se quiere", afirmó el presidente del sindicato, Heber Fernandes da Silva.

Según el dirigente, el sindicato considera que la empresa podía mejorar aún más su propuesta debido a que ha aumentado sus ingresos con el transporte de un mayor número de pasajeros.

Agregó que el sindicato presentó una lista de 69 reivindicaciones a la empresa, en su mayoría rechazadas, pero admitió que la decisión de la compañía de aceptar algunas peticiones para mejorar los ingresos de los trabajadores terminó convenciendo a la mayoría.

Además del reajuste salarial del 8 % retroactivo, la empresa determinó el pago de una participación en los resultados, un aumento del 14,65 % en el salario mínimo, un pago extra por Navidad, un auxilio mensual para empleados con hijos con deficiencias y un aumento en la ayuda para alimentación.

En Río de Janeiro también fue superada el martes una huelga de 48 días de los vigilantes privados que igualmente amenazaba la seguridad del estadio Maracaná y algunos hoteles durante el Mundial y con dificultar operaciones bancarias durante la competición.

Los vigilantes aceptaron volver al trabajo este miércoles tras la oferta de reajuste salarial del 8 % presentada por el Sindicato de las Empresas de Seguridad Privada de Río de Janeiro.

La única huelga que por ahora amenaza el normal funcionamiento durante el Mundial es la del metro de Sao Paulo, utilizado cada día por 4,5 millones de personas y que será el principal medio de transporte de los aficionados que acudirán mañana al partido Brasil-Croacia.

El metro es el principal medio para acceder al estadio Arena Corinthians y las autoridades calculan que será utilizado por unos 50.000 aficionados que tienen entradas para el partido.