Froome, vencedor del último Tour, cubrió los 10,4 kilómetros del recorrido en Lyon en 13:13 y Contador, dos veces ganador de la ronda francesa (fue desposeído de un tercer triunfo por dopaje), lo hizo en 13:21.
El británico dejó claro que se encuentra en un excelente momento de forma tras su comienzo triunfal en Oman, donde ganó una etapa y la general, algo que hizo el pasado año cuando ganó el Tour. Además, a pesar de un parón por problemas físicos, en esta campaña logró una etapa en Romandia.
Froome defiende el título en la Dauphiné, una prueba que suele ser un test para comprobar el estado físico de los aspirantes al podio final.
En una situación similar está Alberto Contador (Tinkoff). Ha arrancado con fuerza en la pretemporada con etapa en el Algarve, dos y general en Tirreno-Adriático y general y una etapa en el País Vasco. Luego, como Froome, se tomó unas vacaciones para recuperar fuerzas para la Dauphiné que se le resiste y en la que tiene un segundo puesto en la edición de 2012.
La jornada inaugural de la Dauphiné se la llevó Froome. Ganó su primer duelo particular a Contador, pero el de Pinto, sin ser uno de los mejores en cronometrada, realizó un sensacional registro superando a especialistas como el luxemburgués Bob Jungels (Trek), que fue tercero a un segundo de Contador.
Tampoco lo hizo nada mal el italiano Vicenzo Nibali (Astana) que marcó el octavo mejor tiempo a trece segundos del vencedor en una modalidad que no es su punto fuerte.
Una crono en la que no hubo sorpresas y los aspirantes al triunfo marcaron buenos registros y dejaron claro que, tras el fuerte arranque de la temporada, se encuentran en forma.
Este lunes se disputará la segunda etapa con salida en Tarare y llegada en el alto de Béal, de 156 kilómetros. Un continuo subir y bajar, ya que antes de la llegada hay cinco puertos, tres de segunda, uno de tercera y uno de cuarta antes de llegar a la cima de Beal considerado especial.