entre los asuntos apremiantes que Querejeta debe resolver está la ampliación de capital de la niña de sus ojos: el Baskonia. El presidente baskonista, y mandamás alavesista, reveló hace unos días su plan de ampliación a la plantilla, cuerpo técnico y a sus empleados. Tanto a unos como a otros se les sugiere (o algo más) que compren tantas acciones como les den quince días de su salario para los primeros y dos meses para los últimos. Así se hace, con un par de? (que tienen que ser, por lo menos, como los del cura de Villalpando). Nunca dejará de sorprenderme el ingenio y el espíritu emprendedor y precursor de esta directiva. Con buen criterio, unos ya han dicho que nanay; otros están dudando: no saben si reír o llorar.

Asimismo, durante la semana pasada, el Éibar viajó a la capital del reino para presentar la campaña de su obligada ampliación de capital a la que tiene que hacer frente para evitar el descenso administrativo. Para vender su imagen de buenos gestores se valió, entre otros, de jugadores guipuzcoanos afincados temporalmente en (el) Madrid para pedir apoyo y poder completar la cantidad exigida. Espero que cada uno de los que asistieron al acto compre o haya comprado más acciones que en su momento adquiriera Zubizarreta, por ejemplo, cuando el Alavés pasó por la misma situación. Mismo objetivo, diferentes procedimientos.

En el encuentro de ayer en Ipurua, que había deparado unas enormes expectativas, se enfrentaban dos conjuntos con objetivos opuestos pero con similares procedimientos. 19 puntos era la diferencia en la clasificación, el objetivo de sumar tres puntos era el mismo pero no así el objetivo para lo que los necesitaban. Un Éibar con los ojos puestos en una plaza que le asegurara el ascenso directo se enfrentaba a un Deportivo Alavés que necesitaba los puntos como el agua de mayo para acercarse un poco más a la salvación.

Ambos conjuntos se enfrentaron en un choque de tensión y nerviosismo por lo que se jugaban. Los nervios se notaron desde el inicio del juego y los dos conjuntos buscaban plantarse de forma directa y rápida en la portería del contrario en busca de la necesaria victoria, pero sin generar ocasiones. El único peligro de los locales llegaba en los saques de esquina que concedieron los albiazules al comienzo. Ambos conjuntos se preocuparon más de mantener a cero su portería que de buscar la del contrario con ahínco. Y los porteros fueron meros espectadores del espectáculo. Pero el único disparo a puerta de los locales en todo el encuentro (hecho por Jota desde su casa) fue el del gol de la victoria.

A pesar de haber hecho más méritos que el rival (el mejor jugador fue su portero que frustró todas las ocasiones creadas por los alavesistas a raíz del gol), el Alavés da un paso en falso en la lucha por la salvación. Al final, uno ascendió; el otro se queda muy tocado de cara al futuro, pero con la esperanza de ganar lo que queda? y esperar.