Vitoria. Un año da mucho de sí y más en un deporte tan volátil como el fútbol, donde lo que en un momento es claro en unos pocos segundos se vuelve oscuro. Luces y sobras presenta el 2013 para el Deportivo Alavés, doce meses divididos en dos por uno de los tajos más alegres de la historia del club. Y es que todo lo que fue alegría hasta junio, se ha convertido en sufrimiento desde entonces. Eso sí, sarna con gusto pica menos y el año que ya caduca ha de ser recordado como el año en el que El Glorioso abandonó por fin el pozo de la Segunda División B para regresar a la Liga de Fútbol Profesional, donde lucha ahora por mantener la categoría tras un arranque de curso que se llevó por delante a Natxo González, el nuevo gran héroe del alavesismo y de Vitoria.
Al técnico de Ariznabarra, destituido a principios del mes de diciembre, hay que ponerle en el haber de su balanza la recuperación del sentimiento albiazul en una ciudad que llevaba demasiado tiempo abotargada. Cuatro años en la categoría de bronce resultan demasiada pena por purgar. Bufandas, banderas, camisetas, abuelos, padres e hijos... Unas cuantas generaciones de vitorianos, sobre todo los más jóvenes, recuperaron esa ilusión que parecía perdida para apoyar al equipo hacia el ascenso, culminado el 1 de junio con un vibrante, tenso y emocionante partido final ante el Jaén. Fue una eliminatoria esperada y vibrante, que se resolvió con dos goles de penalti del riojano Viguera que, por méritos propios, también se ha ganado un hueco en los altares del alavesismo tras su destacada temporada en Vitoria.
Pero para llegar a ese momento álgido, completado posteriormente con el Campeonato de Segunda B -que a la postre sirvió para que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) coronara a Natxo González como el mejor técnico de su grupo-, el equipo vitoriano tuvo que sufrir y pelear lo suyo a lo largo de los primeros meses de un año en el que el equipo del técnico vitoriano dio continuidad a los buenos resultados con los que cerró 2012.
Desde el comienzo se mostró sólido en defensa, efectivo en ataque y sin apenas baches, el cuadro albiazul tuvo siempre presente la amenaza de Eibar y Bilbao Athletic, pero se quitó la amenaza de encima con una antológica remontada en San Mamés en una antepenúltima jornada liguera. Aquella tarde, arropado por cientos de alavesistas desplazados desde Gasteiz, El Glorioso finiquitó las opciones de sus dos rivales y sentenció el liderato.
herencia de piterman Llegada la hora de la verdad, el Jaén se convirtió en un hueso duro de roer, pero el conjunto alavesista echó mano de seguridad defensiva y sacó el máximo partido a sus oportunidades. Un empate ya dentro del tiempo de descuento en tierras andaluzas dio tranquilidad de cara a una vuelta en Mendizorroza que fue una fiesta, con sufrimiento añadido, completa. El 1 de junio Vitoria celebraba el regreso de su equipo a Segunda División tras cuatro campañas en el pozo y un pasado marcado tristemente por la etapa de Piterman en la presidencia, que a punto estuvo de hacer desaparecer al club tras una nefasta gestión de la que ahora trata de evitar responsabilidades en los juzgados. "Ni le hemos perdonado nada hasta ahora ni se le va a perdonar en el futuro. Llegaremos hasta donde tengamos que llegar", advirtió el pasado 26 de diciembre el presidente actual, Fernández de Trocóniz, durante la junta de accionistas.
un equipo mal hecho Nadie esperaba que el regreso a Segunda fuera sencillo, pero el Alavés se encontró con muchas más complicaciones de las previstas. La tardanza a la hora de cerrar la plantilla -las carencias son una evidencia y responsabilidad de Javier Zubillaga- propició un arranque en el que se perdieron muchas opciones de ganar tranquilidad. Incapaz de ganar a pesar de tener muchos momentos de buen juego, dejando escapar victorias que parecían aseguradas, El Glorioso se fue hundiendo en la tabla y tras la séptima jornada consecutiva sin ganar se optó por la destitución de Natxo -una decisión que no sentó nada bien al alavesismo- y la llegada de Juan Carlos Mandiá como relevo en el banquillo. El equipo vitoriano cierra el año colista.