Gerard Soler Serrat.Santiago de Chile, 6 dic (EFE).- Chile, que integrará el grupo B del Mundial de Brasil junto a España, Holanda y Australia, destila talento e ilusión por cumplir un buen papel en Brasil 2014, donde llega con un plantel más maduro y experimentado, que se asomó al abismo en la fase de clasificación pero reaccionó a tiempo con la llegada del técnico argentino Jorge Sampaoli.
Hace casi cuatro años Chile disputó el Mundial de Sudáfrica 2010 bajo la batuta del también argentino Marcelo Bielsa. 'El Loco' se fue de la Roja pero su ideario futbolístico caló hondo en los jugadores y resurgió con Sampaoli, émulo confeso del rosarino.
La columna vertebral del equipo es la misma que en el último Mundial, aunque algunos de los jóvenes jugadores que en Sudáfrica apuntaban buenas maneras, brillan hoy con luz propia en el fútbol europeo.
El volante Arturo Vidal, del Juventus, y el ariete Alexis Sánchez, del Barcelona, están llamados a ser los estandartes de Chile en Brasil, que cuenta además con un arquero de garantías como Claudio Bravo y un sólido bloque defensivo donde despuntan Gary Medel y Marcos González.
Sin embargo, esta exitosa y talentosa generación de futbolistas estuvo a punto de echar por la borda su presencia en el Mundial durante la liguilla de clasificación.
Con el argentino Claudio Borghi en el banquillo, los escándalos y la indisciplina brotaron en el vestuario y enojaron a una hinchada que vio como regresaban viejos fantasmas del fútbol chileno.
El caso más sonado fue la celebración del bautizo de una hija de Jorge Valdivia en noviembre de 2011, a la que asistieron varios jugadores.
Carlos Carmona, Gonzalo Jara, Arturo Vidal, Jean Beausejour y el propio Valdivia llegaron tarde y borrachos a la concentración del equipo, que dos días después perdió por 4-0 frente a Uruguay en Montevideo.
Borghi, conocido por su carácter afable y su cercanía con los jugadores, expulsó a los cinco involucrados, pero el daño ya estaba hecho. Los malos resultados dieron la puntilla al argentino, que dejó la Roja a fines de 2012 con el equipo en el sexto lugar.
Sampaoli asumió entonces el reto de reflotar el ánimo y el fútbol de Chile. Empezó con una derrota frente a Perú (1-0) y luego encadenó cinco victorias y un empate que le valieron el billete a Brasil 2013 como tercero de la serie, detrás de Argentina y Colombia.
Con el argentino regresó también el orden, el profesionalismo y los axiomas del 'bielsismo', como la línea de tres en defensa, la posesión del balón y la presión sofocante.
Estos antecedentes llenan de optimismo a la selección chilena, que en Brasil participará en su novena Copa del Mundo.
La marca a batir es el tercer puesto logrado en 1962, cuando fue el anfitrión. La tarea se augura titánica, pero los futbolistas de Chile creen que ha llegado su momento. EFE