Juan Antonio Orenga se encuentra en una encrucijada. Todos los focos apuntan al inexperto seleccionador escogido por la FEB para guiar a un incompleto combinado español en su camino hacia el tercer oro continental consecutivo, una vereda intrincada, llena de baches y que se ha complicado mucho más de la cuenta conforme avanzaban las jornadas en el Eurobasket de Eslovenia. Todas las miradas están posadas sobre el entrenador de un equipo que, hasta el momento, ha ofrecido más dudas que certezas y ha hincado la rodilla en los tres únicos partidos con oponente serio y final apretado, salvando el debut ante una Croacia entonces falta de rodaje y fe.

Esta tarde (17.30 horas/Cuatro) España se enfrenta a su destino y Orenga se enfrenta al abismo. Sobre el parqué del Stozice Arena de Liubliana, en un ambiente hostil, el vigente campeón continental mide fuerzas con Serbia con una plaza para las semifinales en juego. Agotados todos los comodines, ya sin red de seguridad y tras haber accedido a los cuartos de final merced a favores ajenos, a España se le acaban las excusas y se le exigen respuestas. Y debe darlas hoy, porque si pierde no existirá mañana.

Orenga no ha llegado a dar con la tecla. España ha exhibido un juego deslavazado, muy discreto, y se ha apoyado en su fortaleza defensiva y la descomunal incidencia de Marc Gasol en la pintura. El talento de los bases, que se han turnado para brillar, y las esporádicas apariciones de un Rudy Fernández más vistoso en los compromisos sencillos que decisivo en los importantes han completado el bagaje de un equipo al que le han temblado las rodillas en los momentos de la verdad. A pesar de que en los últimos partidos han ganado peso y minutos figuras más aptas para el trabajo oscuro como San Emeterio o Mumbrú, el técnico ha sido incapaz de conformar un equipo sólido. Esta España, al menos por ahora, ha sido más bien una ensalada de buenos jugadores, sin argamasa, aliñada con decisiones equívocas y demasiado titubeo desde el banco. Toda esa imagen debe quedar atrás. Ante Serbia, rival herido y con bajas pero bravo y con jugadores muy jóvenes y de una enorme calidad, se precisa de mucho más de lo que se ha visto hasta el momento.

El veterano Dusan Ivkovic ha vuelto a hacerlo. El abuelo ha sacado partido a las jóvenes perlas de las que dispone en un roster regenerado tras la desaparición de jugadores como Keselj, Tripkovic o Tepic. Sin Milos Teodosic ni Stefan Markovic -lesionados el uno antes y el otro durante el torneo-, Nenad Krstic aparece como la gran estrella del combinado balcánico. El poste del CSKA, capacitado para exigir en defensa a Marc Gasol, ha brillado con luz propia. También lo ha hecho Nemanja Bjelica, otro de los integrantes de una batería interior que con Gagic, Katic y Stimac dispone asimismo de metralla y músculo.

jóvenes y ambiciosos La variedad de recursos de Krstic y Nemanja plantea problemas a las defensas, que tienden a cerrarse, y es ahí donde aparecen otros jóvenes talentos que están aprovechando el Eurobasket para presentarse en sociedad. Nemanja Nedovic, reciente incorporación de Golden State Warriors, ha asumido el mando de las operaciones tras la lesión de Markovic. Micic y Bogdan Bogdanovic, otros dos jugadores con excelso futuro, aportan recursos en ataque e intensidad en defensa, quizá el punto débil de este equipo. El de España, al menos hasta el momento, parece claro: carece de oficio para cerrar los partidos, para sacar a relucir su calidad en los momentos decisivos. Y eso, a estas alturas de campeonato, resulta mortal de necesidad.

Orenga busca la salida de su laberinto. Hay varias, pero ninguna se antoja del todo satisfactoria para el técnico. Es posible que ni siquiera el oro alivie sus penas, porque se hablaría entonces de un equipo que gana por inercia y apoyado en la autogestión, pero desde luego parece mucho más honroso que una eliminación prematura. Visto lo visto, el equipo español tendrá que intentar romper el partido, sacar a relucir su rodillo y pelear para buscar un desenlace plácido, sin opciones para el rival. El orgullo de Serbia, sin embargo, invita a pensar en otro escenario. Ahí se verá si de verdad esta España es capaz de ganar títulos sin su gran referente, Pau Gasol, y si Orenga ha aprendido de los errores recientes para enmendarlos.