Vilagarcía de Arousa. Cuando la Vuelta al País Vasco estuvo al filo de la desaparición en 2012, Chris Horner, que acababa de recuperarse del asunto del coágulo que a punto estuvo de acabar con su vida tras su caída en el Tour, salió para defender su supervivencia diciendo que para él era la mejor carrera del mundo después de, claro, la carrera francesa. El americano, íntimo del exprofesional guipuzcoano Imanol Ayestarán, ganó la ronda vasca en 2010 en la última crono de Orio, corta pero llena de repechos, ante Alejandro Valverde y Beñat Intxausti y es precisamente esa victoria, la de la contrarreloj pero sobre todo la de la general, la que le hace pensar que, por qué no, puede hacer lo mismo en esta Vuelta. "Si pude ganar la Vuelta al País Vasco, puedo ganar la Vuelta", dice.

Aunque pocos lo creen, en su defensa alega el americano que es pequeño y delgadito -está fino como un palo pese a su dieta de hamburguesas y comida basura- y que, por tanto, escala bien, que es lo que hace falta para aspirar a luchar por esta Vuelta que se corre en la montaña. "Sé que es difícil pensar que puedo ganarla, pero soy un buen escalador", dijo ayer sonriendo; "lo malo es la crono. Gané la de la Vuelta al País Vasco -e hizo segundo en la de 2011 de la ronda vasca-, pero a veces se me dan mal".

La Vuelta que lidera Horner es la que quieren Valverde, Purito y Contador. "Sí", respondió ayer el murciano cuando le preguntaron si creía que podía repetir el triunfo de 2009. Y dijo que no cuando la pregunta abordó si el objetivo de ayer era ganar la etapa que se le escapó por tres segundos tras un sprint espectacular con Purito. "No disputamos la etapa, pero no puedo relajarme y tengo que luchar por las bonificaciones". "Nos hemos muerto para hacer segundo", abundó Joaquim Rodríguez, que dice que va mal todo el día pero que, milagro, cuando hay que estar está. Por ahí está también Nibali y, de puntillas, Basso, Urán, el joven Majka, Roche, Rigoberto Urán o Haimar Zubeldia, que ayer, en un final explosivo que no le iba, estuvo con los mejores y sigue mirando de cerca -es cuarto a 13 segundos- el maillto rojo que ahora viste Horner. Tras salvar el corte en el viaje de ida y vuelta a la isla de Arousa ahí sigue también Mikel Nieve, que en el Mirador de Lobeira se dejó trece segundos, los mismos que Samuel, recuperado, parece, tras el golpe en el Monte da Groba que le ha borrado de la lucha por la Vuelta en la que Horner se nominó ayer como candidato al triunfo.