vitoria. Pasa en muchas empresas. Desde hace un tiempo en casi todas, en realidad. El negocio tiene pérdidas, las cuentas no cuadran y los de arriba prescinden, a veces con dolor y otras muchas sin ápice de él, de los de abajo. A veces buscan sin embargo una vía para evitar despidos, al menos durante un tiempo. Si el trabajador admite bajarse el sueldo abre una opción para continuar en la empresa. Si se niega pueden pasar dos cosas: que se lo bajen igualmente, o que le echen. El Baskonia es ahora mismo esa empresa y Fernando San Emeterio ese trabajador, con la salvedad de que el club mantiene una importante deuda con el alero desde hace meses que ha deteriorado aún más la relación. La diferencia es que el mundo del deporte es un tanto diferente al mercado de trabajo y en este caso las posibilidades de encontrar una vía de solución son más amplias y variadas.

La salida de Maciej Lampe rumbo a Barcelona ha descuadrado los planes en la confección de la plantilla azulgrana. Finalizada la temporada, la entidad del Buesa Arena era consciente de que cuadrar sus cuentas pasaba por desprenderse de al menos dos jugadores de la tripleta formada por Nemanja Bjelica, San Emeterio y Lampe. La intención de los gestores azulgranas pasaba por soltar lastre con los dos primeros y mantener al pívot polaco, por mucho que una parte de la grada no le pudiera ni ver, a falta de un eufemismo mejor.

Pese a su discontinuidad sobre el parqué, el Baskonia sabía que Lampe es a día de hoy un jugador insustituible en el mercado de fichajes. Primero porque es un buen pívot, y segundo porque es cupo de formación. Por separado, dos condiciones por las que muchos equipos matarían. Unidas, un caramelo del tamaño de la catedral de Santa María para los clubes de la ACB.

El problema para Querejeta llegó cuando comprobó que San Emeterio no parecía ser una presa demasiado apetecible para los equipos nacionales. Sólo el Valencia Basquet, que ha intentado hacerse con sus servicios desde el principio del verano hasta que se cercioró de que la operación era económicamente inviable, dio un paso adelante para contratar al héroe de la tercera liga baskonista. Pero el elevado salario del jugador, con una ficha neta de 800.000 euros, supuso un muro demasiado alto para el conjunto taronja.

El Baskonia también ha intentado convencer durante los últimos meses al exterior nacido en Santander para que se rebaje el sueldo acordado en su momento y sellado en la renovación hasta 2015, pero la respuesta que ha encontrado en San Emeterio ha sido la misma que cantaba la malograda Amy Winehouse. La negativa del capitán baskonista, al que se le adeudan cantidades muy importantes correspondientes a la ficha del año pasado y no desea hacer más concesiones, no gustó mucho en las oficinas del Buesa Arena.

partida de mus El cántabro, concentrado ahora sólo en la selección española, tendrá a buen seguro presente lo ocurrido en el verano de 2009, cuando estuvo a sólo unos metros de la rampa de salida con destino al Cajasol de Sevilla y sólo la inesperada marcha de Sergi Vidal al Real Madrid volcó su despedida en el último momento. El destino quiso que tiempo después el mismo hombre que estuvo a un paso de salir anotara la canasta más importante de la historia reciente del Baskonia. Una canasta que le valió una renovación.

Hoy la historia se repite, aunque las cartas se han repartido de nuevo y San Emeterio tiene una mano que ya quisieran muchos jugadores de mus. No tiene intención de renegociar su sueldo a la baja, busca cobrar el dinero pendiente y, salvo que el club tome una decisión de forma unilateral, descartar recalar en otro equipos de inferior categoría. Si la entidad alavesa no le quiere en su plantilla, tendrá que ser ella la que mueva ficha y le busque acomodo, pero sin tocar el salario que acordaron en su momento.

Liberado de los sueldos de Lampe y Bjelica, el Baskonia necesitaría desprenderse de la ficha del alero de la selección española si quiere cuadrar el ahora mismo complicadísimo puzle de la plantilla, pero su adiós traería consigo la necesidad de suplir su baja con otro cupo, sea en la posición que sea. Con todo, el verano aún es largo y las sorpresas están a la orden del día en el Buesa. Dos meses por delante hasta la Supercopa es aún mucho tiempo para que la canción que toca Scariolo siga sonando antes de que el juego de sillas finalice. El Baskonia conoce el juego perfectamente, pero San Emeterio es un superviviente.