gap. El día de descanso en Avignon le preguntan a Alberto Contador si esto se ha acabado y dice que, claro, no, que él no se rinde jamás y que tiene un día señalado para hacer daño. Una etapa que encierra una posibilidad táctica que quiere aprovechar porque, eso sí reconoce, nada tiene que hacer contra Chris Froome en un cara a cara. Contador invoca el espíritu de Fuente Dé -ya saben, aquel ataque invisible e insospechado con el que ganó la pasada edición de La Vuelta sin ser el más fuerte- aunque sea consciente de que cualquier parecido entre ambas circunstancias y carreras, Froome es muy superior y el tiempo que les separa es prácticamente insalvable, es mera casualidad.

Tras atacar tres veces en Manse y descender en el filo hacia Gap buscando en el miedo la debilidad de Froome, a Contador le preguntan si era ese el ataque táctico que había anunciado. "No hombre", responde; "esperemos que no". El madrileño piensa en una emboscada en algún lugar de los Alpes -ojo mañana al descenso del col de Sarenne tras la primera subida a Alpe d'Huez- pero antes tendrá que superar la dura crono de hoy entre Embrun y Chorges (32 kilómetros con dos puertos de segunda) que se ajusta más a los escaladores -Quintana espera un buen resultado- pero en la que nadie duda de que Froome seguirá aumentando la diferencia.