madrid. Florentino Pérez anunció ayer el final del ciclo de Jose Mourinho en el Real Madrid, el cierre de un trienio agitado, con algún éxito, unos cuantos sinsabores y la reciente sensación de fracaso asumida por el propio preparador, que deja tras su paso un puñado de damnificados en la etapa menos brillante en su carrera como entrenador. El presidente del club blanco, poco dado al ruido, a los excesos y a las estridencias, pretendió dar forma a una despedida anunciada. Expresar cierta concordia entre dos partes, club y cuerpo técnico, que han entendido que el periodo del portugués en el banquillo blanco ha quedado liquidado.

Florentino Pérez, que renovó a Mourinho el pasado año, pretendió camuflar las distancias de ahora, existentes desde hace tiempo, una vez que los resultados deportivos tampoco han servido como argumentos para justificar una continuidad innecesaria. La ofuscación con el árbitro de la final de la Copa el Rey, Clos Gómez, el camino emprendido hacia los vestuarios, expulsado, y su ausencia en la entrega del premio de subcampeón en el palco del estadio Santiago Bernabéu, es la imagen más reciente del técnico luso. La que seguramente resuma su tránsito por el Real Madrid y la que delate una pauta de proceder.

"Nadie ha destituido a nadie, ha sido de mutuo acuerdo", aclaró el mandatario. "No es agradable que se vaya, pero después de tres años hemos coincidido ambos en que era el momento de romper esta relación. Él cree que lo mejor es dejar el club, sus razones las comparto. Es una decisión adecuada para comenzar un nuevo proyecto. No hay compensación económica. Lo reitero. Mou es el entrenador que más tiempo lleva de los 20 equipos de Primera. Durante tres años no es fácil, y menos en una institución con tanta presión como esta", explicó en una multitudinaria rueda de prensa.

El presidente del Real Madrid defendió los logros del técnico de Setúbal. "Hemos dado un salto cualitativo muy importante, en lo deportivo y en lo competitivo. Hoy el Madrid está donde le corresponde. Llevábamos seis años eliminados en octavos de Champions, sin ser cabeza de serie. Hoy estamos entre los cuatro primeros, siempre en semifinales o finales. El balance es positivo", dijo. Para ello, puso como ejemplo el pensamiento de los aficionados nada más acabar la pasada temporada. "El año pasado estábamos todos encantados, habíamos creado un fútbol espectacular, habíamos batido todos los récords. Este año, para nosotros no es suficiente llegar a semifinales de la Champions, a la final de Copa y ser segundo en LIga. Por eso el Madrid es grande, somos exigentes, nuestra cultura es ganar", recordó Florentino, para quien "el madridismo está más unido que nunca" cuando fue cuestionado por los sonados roces entre Mourinho y varios de los emblemas de la plantilla. "Cuando vine hace 9 años los socios vivieron una época convulsa que nunca debemos olvidar para que no vuelva a pasar. Es un día triste, pero quiero desearle lo mejor a Mou. Esta casa siempre la recordará, forma parte de nuestra historia. Cada entrenador tiene su personalidad, pero no hay ninguna duda de que se ha equivocado alguna vez, seguro. Pero el nivel de presión no es normal", recordó.

Mourinho seguirá de forma oficial como entrenador del Real Madrid hasta el final de la Liga. Un trámite asumido por las partes para evitar más desasosiego. Para dar moderación a un trasvase de poderes hacia un nuevo ciclo. La derrota en la final de la Copa del Rey supuso el cierre de un curso errático, su última oportunidad. Perdió una Liga que despreció prematuramente y se quedó otra vez a medio camino del éxito en Europa en una temporada que acabó con el divorcio evidente entre el entrenador portugués y una parte del vestuario. Además de confirmar que Mourinho dejará de ser el entrenador del Real Madrid a final de temporada, Florentino anunció por último la convocatoria de elecciones según mandan los estatutos de la entidad. Serán el próximo 16 de junio. "Que hubiese un candidato sería saludable, pero no sé si lo habrá", concluyó el mandatario madridista.