Mutilva. Resulta extraño observar el palmarés del Campeonato de Parejas de la LEP.M y descubrir que Juan Martínez de Irujo, que ha ganado el torneo en tres ocasiones, no aparezca en el listado de finalistas desde el año 2009. Desde entonces se ha perdido la última cita de la competición por duplas. También sorprende comprobar que el delantero de Ibero no ha subido a lo más alto del podio desde hace casi dos años y medio, cuando en 2011 ganó la txapela del Cuatro y Medio. Pero a él no le preocupa. Lo demuestra con su pose tranquila en un banco de un parque de Mutilva cercano a su domicilio, el lugar donde recibe la visita de este periódico. Y la de otros muchos medios de comunicación, señal inequívoca de que Irujo continúa instalado entre los mejores profesionales de la pelota. "Ojalá que en junio estemos otra vez así", justifica. Y es que por esas fechas se prevé la disputa de la final del Manomanista, competición que arrancará apenas una semana después de que se resuelva el Parejas. Pero Irujo no piensa todavía en eso. "El mano a mano ni lo he tocado". Y es que el domingo le espera otra final. La 16ª de su carrera.
Revela Irujo durante la entrevista que tiene la txapela "entre ceja y ceja", "pero me pasa en todos los campeonatos: en cuanto acabe el Parejas, en la presentación del Manomanista me ocurrirá lo mismo". Y así durante los últimos diez años, en los que ha ido madurando (fue padre hace tres) y pensando también que algún día le apearán de la elite. "Por detrás viene gente como Ezkurdia, Jaunarena e Idoate que nos terminarán desbancando". Pero Irujo no se pone fecha de caducidad.
No juega la final del Parejas desde hace cuatro años. ¿Motivado?
Con ganas. Da igual la competición, lo importante es jugar la final. En 2010 jugué con Beroiz y perdimos en la semifinales. En 2011, con Merino II, también nos quedamos a las puertas. El año pasado con Barriola jugamos los dos mal. Y este año, con Zabaleta, han salido las cosas bien. Desde el primer partido nos hemos ido compenetrando poco a poco, hemos ido de menos a más y al final el fruto del trabajo y del entrenamiento es la final. Y a ver si podemos poner la guinda con la txapela.
Y no gana una txapela desde diciembre de 2011, cuando se hizo con la del Cuatro y Medio...
Sí, pero yo no le doy tantas vueltas. Al final es complicado, somos muchos pelotaris, creo que hay un nivel muy alto en la pelota y no ganar txapelas... Mira Pablito, también está consagrado y no tiene ninguna txapela. Me tengo que dar con un canto en los dientes porque tengo nueve y con esta van a ser 16 finales disputadas. Y siempre no estás bien, puedes tener alguna lesión que no te deja entrenar. Ahora estoy bien, estoy entrenando a gusto, tengo la oportunidad de jugar otra final y tengo que aprovechar el momento.
¿Seguro que no le da vueltas?
Hay que tener en cuenta que me ha tocado enfrentarme a un Aimar terrible que está jugando muy bien y al que le están saliendo las cosas. Claro que le doy vueltas, pero tampoco es una preocupación. Lo que quiero es estar bien, entrenar bien y las finales ya llegarán. También las txapelas. Pero hasta ahora no me he descuidado y he jugado un montón de finales. Incluso hay gente que me dice que ya tengo todo hecho, que tengo ya nueve txapelas y que a ver quién tiene cuatro del mano a mano, el campeonato rey.
¿Le genera ansiedad el llevar más de dos años sin ganar una txapela?
Para nada. Si eso me tiene que preocupar a mí, qué les preocupará a los que tienen menos txapelas.
Comenta que le dicen que ya tiene todo hecho. ¿Lo piensa usted también?
Qué va. Si pienso así, sería conformarse, dejar pasar el tiempo y aguantar por aguantar. Pero, al final, la competición es lo que da y quita a todos los deportistas. Es lo que te hace seguir entrenando. Si no fuera así, no me metería las palizas que me meto.
¿Puede influir en que no haya jugado últimamente finales del Parejas el actuar con zagueros debutantes?
Puede ser o puede no ser, eso nunca se sabe. El año que jugué con Merino II yo no hice un gran campeonato. Para mí es un reto, me gusta que la empresa tenga la confianza en mí de poner al novato, entre comillas, conmigo. Y yo feliz. Si el año que viene me ponen otra vez con un debutante, será señal de que estoy arriba.
Y si es como Zabaleta, ni tan mal.
Nadie pensaba que iba a jugar así. Cuando me pusieron con él, al principio estaba contento, sabía lo que jugaba, pero tenía alguna duda de cómo iba a responder, pero la verdad es que ha respondido muy bien.
Coincide que todos los zagueros que se estrenaron con usted en el Parejas han despegado como profesionales...
Sí, sí. Beroiz, Merino II... Es lo bueno que tiene la pelota ahora, que está saliendo gente nueva. Nunca antes se había visto una liguilla de semifinales con cuatro zagueros con una media de 23 años. Es una barbaridad para los zagueros.
Centrémonos ahora en su compañero. ¿Qué tal con Zabaleta?
Hemos pasado de conocernos poco a bastante. Van a ser 18 jornadas, muchas elecciones de material, muchos entrenamientos y al final convives mucho con él. Intento darle consejos como me los han dado a mí, pero su opinión también vale. Le suelo decir que esto es muy duro, que es muy largo y que no es nada fácil. Sobre todo eso, le insisto en que hay que pelear mucho todos los días.
¿Cómo lleva la presión en los partidos importantes?
Es un tío tranquilo. El otro día, que teníamos que hacer 10 tantos para entrar en la final, le dije que disfrutase, que partidos como ese le iban a servir para más adelante.
¿Se comunican mucho?
Solemos hablar entre semana, pero tampoco demasiado. Después de algún partido en el que hemos acabado cansados, el uno le llama al otro y viceversa. Tampoco tenemos mucha comunicación porque cada uno tenemos nuestra vida y carga estar todo el rato hablando de lo mismo. Pero, cuando uno le tiene que decir una cosa al otro o al revés, se dice y punto.
Volvamos a su participación en la presente edición del Parejas. Desde fuera ha dado la impresión de mostrarse menos agresivo en su juego que en otras ocasiones. ¿Puede ser?
Ha habido partidos en los que he hecho 14, 15 y hasta 16 tantos. Si eso no es jugar agresivo, apaga y vámonos. Parece que había alguien en la tele que decía que Irujo estaba jugando para atrás, para atrás, para atrás, y todos a decir lo mismo. Y me incluyo. A veces decimos lo que escuchamos por ahí, pero estoy convencido de que hemos jugado lo que teníamos que jugar.
En realidad, la pregunta iba por otro lado. Por su forma de jugar, parece que ha elegido mejor el momento de rematar.
Hemos planteado los partidos como pareja, pero de aire he entrado como casi siempre. Mi idea siempre ha sido ayudar a Zabaleta. Siempre intento entrar de gancho a la pelota que va mal para el zaguero. ¿Que he hecho otro tipo de juego? No lo sé, pero en el campeonato solo vale una cosa, llegar a 22, aunque también hemos dado espectáculo.
¿Puede ser un signo de madurez?
No le llamaría madurez. Creo que hay que jugar así. A Jose (Zabaleta) le he dejado las buenas por la derecha que tiene, pero también hay que ayudarle en las malas.
¿Ha sacado más partido de la pegada de su zaguero?
Tiene una derecha espectacular y lo primero que hay que hacer es madurar el tanto atrás, pero nunca he renunciado al ataque.
Todo el mundo alucina con el rendimiento de Zabaleta. ¿Y usted?
No hay un zaguero que le dé tanto como él, pero todavía tiene que pulir muchos detalles porque creo que puede jugar mucho más. La pelota no es solo darle.
¿Qué tiene que pulir?
La experiencia. Lleva poco tiempo en esto. Irá cogiendo experiencia y sabrá estar mejor en la cancha.
Por el resultado del último partido de la liguilla de semifinales, alguno puede pensar que eligieron rivales para la final (necesitaban 10 tantos para clasificarse y se quedaron en 14, por lo que Berasaluze II y Albisu también lograron el pase
Por supuesto que salimos a ganar porque, si salimos a perder y luego nos ganan en la final, menuda cara de tontos que se nos quedaría. El sábado salimos a ganar, a jugar bien y a acabar la liguilla con la moral por las nubes. Perdimos, pero hay que sacar lo positivo de ese partido, pensar que la derrota nos vino muy bien y que nos va a valer para apretar los dientes, apretar los puños y salir a morder el día de la final.
¿Les ha afectado esa derrota ante Berasaluze II y Albisu?
Al revés, nos tiene que ayudar a salir con más rabia y con más ganas en la final. Está claro que, si hacemos nuestro juego, tendremos nuestras opciones, pero a ellos no hay que dejarles jugar cómodos porque, si juegan cómodos como el otro día, nos ganarán.
El que llega en un gran momento de juego es Albisu, que después de una primera fase irregular, se ha salido en los dos últimos partidos de semifinales.
Pero los dos días ha jugado en el Labrit, que es un frontón que le va muy bien. No tiene nada que ver. Nosotros tendremos que darle más velocidad a la pelota el día de la final para que no esté tan cómodo y para que Pablito remate las justas.
¿Quiere decir que el frontón Bizkaia de Bilbao se amolda mejor a sus características que a las de sus rivales?
Nunca se sabe. Si me dan a elegir, no hubiera jugado ni en Pamplona ni en Bilbao. Pero al final tenemos que jugar donde nos ponen, y bien a gusto. El único inconveniente es que Bilbao está un poco lejos y que los desplazamientos de entre semana son un poco pesados, pero la ilusión de una final puede con todo.
¿Qué frontón elegiría?
No lo sé, Vitoria, San Sebastián... Pero nunca he ganado una txapela en Bilbao y también me apetece.
Además, en Bilbao la afición estará con Berasaluze II por su condición de local, ya que es vizcaíno.
Sin duda que la gente va a estar con Pablo. Además es su primera gran final. Pero a nosotros también nos gusta que haya ambiente y, si animan al contrario, más rabia para fastidiar, entre comillas, a la gente que haya ido a animar a Pablo y Albisu.
Así que le ponen los ambientes en contra.
No es que vayan a estar en nuestra contra, sino a favor de los rivales. Pero yo juego a gusto esos partidos. Y Jose (Zabaleta) también.
Es decir, que le gusta ser el malo de la película.
El malo tampoco, porque yo voy a ir a lo mío. Es como ganarle a Augusto (Titín III) en el Adarraga. Gusta. Pero sin querer hacer mal a nadie. Los ánimos en contra me motivan.
Sería como ganarle a Irujo en San Fermín.
Eso tendrán que decirlo los demás, pero pocas finales se juegan en Pamplona.
¿Tiene ganas de que concluyan las obras del frontón nuevo para poder jugar una final en el Reyno Arena?
Sin duda. Claro que me gustaría, pero no sé cómo está el tema.
Pero entre Zabaleta y usted también llevarán un buen puñado de gente a Bilbao, ¿no?
Pero menos de la que nos gustaría. A todo el mundo no le llega para todo y también está la incomodidad de ir hasta Bilbao, que está lejos. Por eso me gustaría jugar en otro sitio.
l Mendizabal III, Olaetxea y Apraiz, los 'sparrings'. Los finalistas del Parejas se ejercitaron ayer en el frontón Bizkaia de Bilbao. Irujo y Zabaleta contaron con la ayuda de Mendizabal III (Zabaleta trabajó más específicamente con Jokin Etxaniz), mientras que la combinación de Asegarce, Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu, completó una sesión en la que tuvo como rivales a sus compañeros de empresa Mikel Olaetxea y Alexis Apraiz.