madrid. El juicio a la trama de dopaje encabezada por el médico Eufemiano Fuentes y desarticulada por la Guardia Civil en la Operación Puerto vivirá mañana su última sesión con el estatus de la sangre -¿medicamento o no?- en el centro del debate. Las defensas de Eufemiano y Yolanda Fuentes y del exdirector deportivo Manolo Saiz harán sus alegatos finales, y después los acusados podrán hablar por última vez antes de que el juicio quede visto para sentencia.

En los informes finales escuchados hasta ahora, la consideración que hay que dar a la sangre que Fuentes extraía y luego reinfundía a los deportistas para mejorar su rendimiento ha sido una cuestión principal: en los de las acusaciones para sostener que debe ser considerada un medicamento y en los de las defensas para insistir en que las leyes españolas no la tienen por tal.

Y es que el delito contra la salud pública del artículo 361 del Código Penal, por el que se juzga a los cinco acusados, se refiere a quienes "expendan o despachen medicamentos deteriorados o caducados, o que incumplan las exigencias técnicas relativas a su composición, estabilidad y eficacia, o sustituyan unos por otros, y pongan en peligro la vida o la salud de las personas".

En vista de la redacción del precepto, las acusaciones han llegado a pedir a la juez que, a la hora de decidir, tenga en cuenta la definición que la RAE hace de la palabra medicamento: "Sustancia que, administrada interior o exteriormente a un organismo animal, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir las secuelas de esta". Vistas las prácticas de Fuentes, dicen, no hay duda de que la sangre entra de lleno en la definición.

La cuestión es si la definición legal es la válida para la Justicia penal, y si, de considerarse que las prácticas enjuiciadas pusieron en peligro la salud de los deportistas, la circunstancia de que se hiciera mediante transfusiones de sangre y no administrando medicamentos hace que los hechos no sean delito.