Gasteiz. La de mañana es una de las citas más importantes de la temporada para usted. ¿Cómo llega?

Bien, aunque vengo de coger una gripe muy fuerte que me dejó en cama cinco días y no me permitió entrenar. Después a eso se sumó el temporal de nieve. Para mí es la cita más importante del año porque me sirve de clasificatorio para el Mundial. La tengo marcada en el calendario.

Tiene sólo 24 años pero acumula ya varios éxitos. ¿Siente que ha evolucionado a pasos agigantados estos últimos meses?

Este año he dado un salto importante de calidad. En los crosses internacionales siempre he estado clasificado el segundo o tercer español. Pero también es verdad que quizás todavía no estoy en mi mejor nivel, tanto por edad como por entrenamientos. No entreno al límite. En mi disciplina, el fondo, los mejores resultados se suelen obtener sobre los 30.

¿Empieza a visualizar su presencia en los Juegos de 2016?

Es factible. El año pasado estuve cerca, pero aún es un objetivo a largo plazo. Tengo en mente entrar, pero prefiero fijar metas más cercanas.

Lleva siete años entrenando a las órdenes de Martín Fiz. Cualquier vitoriano puede verle corriendo por el Prado casi todos los días? Usted es la muestra de que se puede llegar a la élite sin salir de tu entorno.

Muchas veces me han ofrecido irme a Barcelona o a Madrid a centros de alto rendimiento, pero siempre he tenido claro que, si no me pasaba nada, si no tenía lesiones y alguien confiaba en mí como ha ocurrido con Martin Fiz, podía llegar a ser un gran campeón en mi ciudad. Es lo que quería desde que a los nueve años me apunté a mi primera carrera y mi profesor Iñaki Garaialde me animó a apuntarme a un equipo de atletismo. Aquí pueden faltar medios y ayudas económicas, pero se puede.

¿Cómo es la relación entre un atleta y su entrenador? Siete años darán para todo conviviendo diariamente con alguien que busca sacar lo mejor de ti a base de esfuerzo y sacrificio.

Para mí Martín es como un padre. Me ha enseñado casi todo en el atletismo y día a día me sigue sorprendiendo que a su edad tenga las mismas ganas de competir y triunfar. En los momentos en los que consigo algún éxito me dice que tenga los pies en el suelo. Lo mejor es su humildad, y eso es algo que me ha transmitido. Por eso Martín es una persona muy querida tanto en Vitoria como a nivel internacional.

Decía Fiz que el gran talón de Aquiles que ve en usted es que la presión le puede en las grandes citas.

Tengo un problema bastante importante que mucha gente no sabe porque hasta ahora no lo había contado nunca. Son los aviones. Cuando tengo que volar mi rendimiento baja muchísimo. Tengo pánico y eso me mengua las fuerzas. Me pongo muy nervioso durante todo el vuelo y te aseguro que es algo que me consume mentalmente. Pero he empezado a tratarme y creo que en un tiempo, si lo supero, podré luchar por estar lo más arriba posible en un Europeo.

¿Desde cuándo sufre ese miedo?

Desde pequeño. El problema es que tres o cuatro días antes de viajar ya estoy nerviosísimo, dándole vueltas a la cabeza pensando que tengo que volar, y no hay forma de quitármelo. Hace poco estuvimos estudiando qué era lo que me pasaba en las grandes citas para encontrar los motivos por los que no rendía como debería, y la conclusión a la que llegamos fue que mi problema con los aviones me consumía tanto que salía muy cansado de los vuelos y luego me resultaba imposible recuperarme a tiempo para la carrera.

Hace tres meses protagonizó un auténtico 'boom' mediático tras aquella carrera en Burlada en la que no quiso ganar cuando el keniano Abel Mutai se equivocó de camino. Usted le paró y le indicó el sentido correcto. Pudo pasarle y haber ganado la prueba, pero no quiso.

Cuando vi que se paraba pensé que no merecía la pena ganar así. Me frené y le indiqué la meta, como creo que cualquier ser humano hubiera hecho en ese momento. Era una carrera que él me había ganado en la competición y de qué te vale ganarla si no te pertenece.

¿Pensó en ese momento en la que se iba a montar en todo el mundo con su gesto?

Realmente fue todo muy bonito. Ni ganando una Olimpiada voy a tener esa repercusión. Al terminar varias personas me vinieron a felicitar por el gesto y pensé que, bueno, que igual los medios locales hablaban un poco al día siguiente, que aparecía en el Diario de Noticias en Navarra como una anécdota. Nunca pensé que tendría este impacto.

Piers Morgan, el presentador estrella de la CNN en Estados Unidos, le colocó como un ejemplo a seguir ante millones de espectadores.

Sí, dijo que yo era la antítesis de Lance Armstrong. A partir de ahí se lío todo y empezaron a llamarme del resto del mundo.

Y de repente un día le vemos en El Hormiguero...

Yo ya no sabía lo que estaba pasando. Me había felicitado gente famosa como Jorge Lorenzo, Maverick Viñales, Melendi? No pensábamos que iba a llegar a tanto. Cuando me llamaron de El Hormiguero ahí ya en mi familia alucinamos todos.

Tuvo suerte y no le hicieron bailar?

(Risas) No, no. Me lo pasé muy bien. Fue una experiencia muy bonita. Lo disfruté como un enano.

Dígame una cosa, ¿Por qué corre?

¿Que por qué corro? Porque cuando salgo a correr dejo todos los problemas particulares, personales o familiares a un lado y me olvido de ellos. Corro porque me relajo. Porque en esos momentos sólo pienso en cosas positivas. Mucha gente con los problemas que está teniendo con la crisis sale a correr y se desahoga. Yo lo recomiendo.

Usted es una persona joven pero muy comprometida socialmente. Es habitual leer comentarios suyos en las redes sociales o en su blog sobre la situación que atraviesa el país, la corrupción, la política?

Sí, creo que ha llegado la hora de unirnos todos. Estamos pasando por unos problemas muy gordos y no se ve dónde va a acabar esto. Me parece injusto que la gente se esté apretando el cinturón, pasando por los problemas que está pasando, y mientras tanto cuatro o cinco estén golfeando y jodiéndonos a todos.

Compatibiliza los entrenamientos con los estudios. Para cuando todo esto se acabe, supongo.

Sí, tengo un módulo de mantenimiento y otro de sistemas de regulación y control. Ahora estoy haciendo uno de mecatrónica. Siempre he sabido que del atletismo es muy difícil vivir. Puedes hacerlo mientras estás en activo, pero luego no. En los noventa con Martin Fiz, Fermín Cacho? igual era más fácil sacar rentas del atletismo, pero hoy en día con los pocos patrocinadores que hay y la poca gente que apuesta por este deporte es muy difícil.