las aguas corren turbias por el Buesa Arena. La dinámica negativa en la que se ha metido el equipo está haciendo que la moral del grupo esté tocada y eso repercute en el juego, incluso en la actitud de los jugadores. Ante cualquier contratiempo hay una bajada de brazos que hace que la imagen se deteriore. Ante esta falta de intensidad y de carácter se han encendido las alarmas en Zurbano. Se puede asumir la derrota si el rival es mejor, no si la derrota viene dada por desidia. Cualquier actuación que se ejecute para cortar esta situación crea malestar, desconfianza y mal rollo. Pero ante una mala racha el cuerpo técnico e incluso la entidad tienen que tomar medidas. Diría a los jugadores que es un error que la derrota les haga perder la confianza en sí mismos. Y luego que la victoria dure tan poco y ni tan siquiera te refuerce en lo que piensas y en lo que crees. Las derrotas contra el Barça y el Khimki hicieron daño así como la de la Copa. Pero deben pensar que venían de una racha extraordinaria, haciendo un buen baloncesto y recogiendo halagos en todos los medios, catalogándolos como el equipo más en forma. Eso no se puede acabar de la noche a la mañana. Y tampoco les puede llegar a afectar con signos de apatía en varios momentos de los partidos. Ellos representan a una institución como el Baskonia. Con su esfuerzo diario, debería de ser un reconocimiento a su afición y a sí mismos por el trabajo que realizan. Para estos momentos la relación y la química del grupo es la clave para salir del agujero. No lo es ni el cuerpo técnico ni el club. La clave de superar una primera crisis tras la marcha de Dusko fueron los jugadores. Ahora deberán demostrar la madurez mental del grupo. Tienen que plantear los partidos para ganarlos y competir hasta el final. No pueden caer en esta rueda y tienen que prepararse mentalmente para afrontar lo que queda de temporada. Deben aspirar al compromiso. El Caja Laboral no tiene músculo y eso en el baloncesto actual tiene gran peso. Es una pena que el estilismo sin músculo tenga menos valor, pero es la realidad. El Baskonia tendrá que seguir compitiendo con la estructura que posee. Cuando mejor le ha ido, la clave estuvo en que fue capaz de poner un gran ritmo de juego, implicando en las rotaciones a un número alto de jugadores. Ahí radicaba el éxito. Perder ante el Barça debe ser asumible, aunque nos duela. Hay que mirar al futuro con optimismo y pensar que la desidia o desgana es para los cobardes. Y los San Emeterio, Nocioni y compañía podrán ser lo que quieras, pero cobardes y poco comprometidos nunca.