se oía últimamente que en Cantabria había un chavalín que lo ganaba todo. "¡De esos oyes muchos!", advierte Joxean Fernández Matxín. Pero cuando ese talento se anotó una treintena de triunfos en juveniles, el director basauritarra se decidió a echarle las redes. Hizo que sus caminos coincidieran en el aeropuerto de Foronda, desde donde el joven de Torrelavega iba a volar a Tenerife para disputar una carrera. Allí lo asaltó y le propuso fichar por el Ripolin, que si hacía falta le esperaba un año más y le facilitaba material deportivo. Sus palabras no cayeron en saco roto y aquel chico con dinamita en las piernas aceptó la propuesta. Matxín se quedó contento. No solo por la impresión que le dejó el ciclista, sino porque coincidir en su primer año como director con un valor tan prometedor le hacía pensar que todo el monte sería orégano: "Pensaba que me iba a encontrar con muchos Óscar Freires, pero he aprendido que eso no es así. Te das cuenta de que con él ha ocurrido algo único".
Diecisiete años después, Óscar Freire (Torrelavega, 15-II-1976) cuelga la bicicleta con un palmarés envidiable a su espalda. Casi 80 victorias como profesional le delatan como uno de los velocistas más voraces de las últimas décadas. Cuatro etapas del Tour de Francia, siete de la Vuelta a España, tres victorias en la Milán-San Remo, una en la Tirreno-Adriático... Pero sobre todo ello pasará a la historia por igualar el récord de Alfredo Binda, Eddy Merckx y Rik Van Steenbergen. Tres maillots arcoíris de campeón del mundo adornan su casa. Eso... si no los ha perdido.
joxean fernández matxín
"Nadie va a ser como Freire"
Lo primero que aprendió Joxean Fernández Matxín de Óscar Freire es que es muy despistado. Esa cualidad convertía los días de carrera en toda una aventura y la convivencia con el cántabro en una sucesión de anécdotas hilarantes. El vizcaíno recuerda que la víspera de una carrera en Arrasate cenó en la casa de Freire, en Torrelavega. Allí le dejó jugando al tenis con sus amigos y, cuando llegó a Basauri a las doce de la noche, su madre le confirmó que seguía con la raqueta. Joxean se metió en la cama inquieto, rezando por que Freire llegase puntual a las nueve de la mañana. No lo hizo, es más, llegó a Arrasate a falta de dos minutos del inicio de la carrera: "Vino con la bicicleta sucia y diciéndome que tenía que ir urgentemente al baño. Allí fuimos, entre borrachos de las fiestas, y yo sujetándole la bici en un baño sin puerta. La carrera ya había salido y le tuve que seguir con el coche entre el tráfico mientras perseguía al resto de los corredores. Fueron más de 40 kilómetros con tráfico abierto". Al final les dio caza y ganó la carrera.
Que Freire vive en otro mundo también quedó claro cuando le dio la tabarra a Matxín para participar en una carrera de mountain bike en Cantabria. "Le dije que tenía que venir a Bilbao, a mi casa, para recoger la licencia", recuerda el basauritarra. Y allí se presentó Óscar. Cenó con Matxín y se empeñó en llevarse una caja de yogures consigo. Se volvió a Torrelavega tan feliz con sus yogures... pero sin la licencia. No es de extrañar que Joxean Fernández Matxín reaccionase con naturalidad cuando en una entrevista de la tele le vio a Freire decir que había perdido el maillot y la medalla que le acreditaban como campeón del mundo tras ganar su primer arcoíris en Verona. Matxín descolgó el teléfono y le informó de que los tenía en Bilbao, exactamente donde los había dejado el propio Óscar tres meses antes.
Tantos años de triunfos y éxitos no han cambiado al ciclista cántabro. "Lo que más valoro de Óscar es que no ha cambiado nada como persona", relata Matxín, "y eso es difícil en los ciclistas, y más en los que se convierten en campeones o en los que consiguen contratos importantes". Joxean recuerda la primera vez que visitó la casa de Freire. Vivían siete personas con la abuela en unas condiciones muy humildes: "Óscar me decía que necesitaba más dinero. Era lo que me decían todos los corredores, pero cuando vi aquello conseguí pagarle unas 30.000 pesetas, que era la mitad de lo que ganaba su padre. Entendí que lo necesitaba realmente".
Cuando Freire destacaba en aficionados, quería ir a Banesto "porque le habían dicho que era el mejor equipo". Pero Banesto nunca le llamó. Eso no hizo decaer la fe de Matxín: "Yo siempre he creído en él, antes incluso de tenerle. Las expectativas que tenía puestas en él se cumplieron multiplicadas por mil". El director vizcaíno es muy crítico con el ciclista cántabro y, a pesar de su brillante palmarés, está convencido de que "no ha hecho ni el 50% de lo que tiene en sus piernas". Destaca que para Freire todo lo que no sea ser primero no existe: "Es algo que ha hecho siempre: si va a ser segundo le da igual quedar el quince. Es algo innato en él". De ahí nace la imagen de sprinter que hay en el mundo del ciclismo en torno a Freire, pero Joxean Fernández Matxín contraataca : "Sigo diciendo que él no ha subido más porque no ha tenido la necesidad. Es más corredor de lo que ha demostrado. Tiene un don de la naturaleza para el ciclismo. Gana por instinto. Sabe que lo ha hecho bien y punto. No dedica un minuto a analizar la carrera o saber si ha hecho mal o bien".
El salto a profesionales le llegó a Óscar Freire gracias a Javier Mínguez, quien asistió al Memorial Valenziaga para ver a Pedro Horrillo. Freire ganó la carrera con autoridad y Mínguez no lo dudó y lo fichó para el Vitalicio. "Mínguez realmente no lo quería", confiesa Matxín, "incluso me llamó para decirme que se había equivocado con él, que cómo no le había dicho que era tan bueno". Joxean sabía perfectamente que era así de bueno. Por eso mismo siempre intentó su fichaje en el Geox y en el Saunier Duval, pero en el extranjero Freire contaba con un caché estelar y nunca se pudo igualar las ofertas económicas en un equipo español. Ahora que no disputará mas sprints, Matxín tiene claro lo difícil que será llenar el hueco que deja Freire: "Pueden ser parecidos en cuanto a resultado deportivo, pero puedo garantizar que nadie va a ser como Freire".
pedro horrillo
"No éramos ciclistas todo el día"
Pedro Horrillo ha vivido su carrera como ciclista mano a mano con Óscar Freire. Recuerda que se conocen desde que era juvenil, cuando acudió a la Vuelta a Tenerife y comprobó cómo un cadete le aguantaba el ritmo subiendo un puerto. En los siguientes años serían rivales en el pelotón aficionado. "Yo estaba en el Cafés Baqué y él en el Banaka", explica el eibartarra, "era duro tenerlo de rival, porque era letal al sprint. Era todoterreno, aguantaba muy bien en un puerto en el grupo de cabeza y luego nos fulminaba al sprint. Era un corredor temido".
Los dos ficharon a la vez por el Vitalicio, donde conectaron en todos los sentidos. Se sentían complementarios, tanto en los deportivo como en lo personal. "No éramos ciclistas 24 horas al día como nos requerían a veces", recuerda Pedro Horrillo, "nosotros nos negábamos a eso. Algunas veces nos escapábamos del hotel para dar un paseo por Lieja después del masaje".
Freire ganó su primer Mundial y dio el salto al Mapei. Un año después Pedro Horrillo siguió su camino y los dos intentaron a partir de ahí que sus carreras madurasen juntas. En años sucesivos llegaron a negociar juntos sus contratos, pero Freire le convenció a Horrillo para que firmase con el Quick Step al no poder garantizarle un sitio en el Rabobank. Eso sí, el propio ciclista guipuzcoano reconoce que Freire hizo campaña en el equipo holandés para que le fichasen dos años más tarde.
En más de una ocasión Horrillo ha tenido que colocar o lanzar a Freire. Pedro apunta que "cuando trabajas para él, Óscar era consciente del sacrificio que hacías. Muchas veces te decía que te habías excedido o que te ahorrases un poco para otro día en el que pudieses lucirte". Esa humildad es la que le hace tener devoción por él y alimentar su amistad: "No da la sensación de ser un grande como Indurain y creo que sí que lo ha sido. Tom Boonen tiene un Mundial y en Bélgica es un semidiós".
juanma garate
"Físicamente era diferente"
"¿Y nos va a ganar ese? Pues si no tiras tú, yo tampoco". Es lo que le gritaba Óscar Freire en una carrera de aficionados en Zarautz a su compañero de escapada. Por detrás venía Juanma Garate, compañero de equipo del socio de Óscar que se hacía el sueco. El ciclista de Irun les dio caza y ganó la carrera al sprint. Así conoció a Freire y el cántabro se lo ha echado en cara muchas veces entre risas y resquemor durante los tres años que coincidieron en el Rabobank.
"De Freire destacaría la calidad", repasa Garate, "físicamente tenía algo diferente a nosotros. Lo único que tenía que hacer era afeitarse las piernas". El guipuzcoano relata asombrado la facilidad de su excompañero para estar en forma. Recuerda una concentración a la que el campeón de mundo se incorporó tarde y, sin rodaje, se prestó a acompañarlo a su entrenamiento en un puerto. "Le advertí que yo tenía que subir rápido", narra Juanma, "y el tío se comió todas las series hasta arriba sin que le cambiase la cara".
Garate se quita el sombrero ante el cántabro. Destaca su capacidad para pasar desapercibido en el pelotón hasta los últimos 50 metros, "que se lo pregunten a Erik Zabel en la Milán-San Remo". El guipuzcoano también ha coincidido en el mismo equipo con otro gran velocista, el italiano Paolo Bettini. "Él a quien más respeto tenía era a Freire", confiesa, "siempre decía que Óscar era como un gato, que no estaba y en un movimiento te la había liado".
Si en lo personal Garate dice entre risas que Freire es un desastre, "no mira por él, como para mirar por los demás", en la bici le adjudica "una percepción que no la había visto en mi vida". El escalador del Rabobank relata que Freire ha llegado a pronosticar que si pasaba un puerto, ganaba la carrera: "Otro día te dice que no se mete al sprint porque va a haber caída y la hay. Tenía una visión diferente a nosotros. En Córdoba, en una Vuelta a Andalucía, había una última curva a derechas y Óscar se quería meter al sprint. Me acuerdo que debajo del culote se puso una protección en el lado derecho de la cadera. Se cayó y no se hizo nada por la protección". Tal vez era intuición, o talento, o un sexto sentido, o que, simplemente, Óscar Freire estaba tocado por la magia que espera al final del arcoíris de sus maillots.
"Pensaba que encontraía muchos 'Freires', pero con él ha ocurrido algo único"
joxean fernández matxin
Director de Freire en aficionados
"No da la sensación de ser un grande como lo fue Indurain y yo creo que sí lo ha sido"
pedro horrillo
Exciclista vasco
"Bettini decía que era como un gato: no estaba y en un movimiento te la había liado"
juanma garate
Ciclista vasco
Óscar Freire, que se retira a los 36 años con tres mundiales en su palmarés, reside actualmente con su familia en Suiza. Foto: dna
óscar freire
l Nacimiento. Torrelavega, 15 de febrero de 1976.
l Debut en profesionales. 1998 en el Vitalicio Seguros.
l Trayectoria. Ripolin y Banaka en aficionados. Vitalicio Seguros, Mapei, Rabobank y Katusha.
l Palmarés. Campeonatos del mundo en ruta de 1999, 2001 y 2004. Maillot verde de los puntos del Tour de Francia en 2008, cuatro etapas del Tour de Francia, siete etapas de la Vuelta a España, primero en la Milán-San Remo de 2004, 2007 y 2010, primero en la Tirreno Adriánico de 2005, primero en la Flecha Brabanzona de 2005, 2006 y 2007, primero en la Vattenfall Cyclassics Hamburgo de 2006, primero en la Gante-Wevelgem de 2008 y en la París-Tours de 2010.
l Juegos Olímpicos. Participó en tres Juegos Olímpicos, los de Sidney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008. No estuvo presente en Londres 2012 por lesión.