A orillas del río Tamesis, amparado por una de las más bellas postales londinenses que auna su tradición victoriana con el diseño más vanguardista, Maider Unda puso ayer fin a un bagaje de catorce años en el que ha logrado prácticamente todo en el ámbito de la lucha femenina. El ExCeL Exhibition Centre de la capital inglesa fue escenario del epílogo de una de las crónicas más exitosas de la vida deportiva alavesa.
Para llegar hasta Londres la luchadora de Olaeta ha recorrido un largo camino salpicado de alegrías y decepciones. Afortunadamente, más de las primeras que de las segundas, aunque tanto Maider como sus seguidores se han quedado, campeonato tras campeonato, con la miel en los labios. Bronce mundial, europeo y quinto puesto en Pekín 2008 -la gloria olímpica estuvo al alcance de la mano, ya que el cuarto clasificado en lucha obtiene también medalla- hasta la disputa de estas olimpiadas, conformaban el palmarés internacional de la trece veces campeona de España. Aquí Maider no tiene rival. Por ello y, sobre todo, por la implicación y fijación de Unda por cerrar su carrera con un éxito en los Juegos, se ha preparado a conciencia para este último asalto.
No obstante, es preceptivo remontarse a aquel año 98 para entender la dirección que, desde entonces, marca la brújula de Maider. A falta de dos años para el nuevo milenio, la Federación Española de Lucha ponía en marcha el primer campeonato femenino de la modalidad. Unda se hacía con el título en la categoría de mayor peso (75 kg) y comenzaba a forjar la leyenda de esta dominadora de la disciplina dentro del ámbito estatal. Lesiones y la anulación de un campeonato le privaron de competir en un par de ediciones. Salvo estas excepciones, cada vez que la luchadora de Olaeta ha pisado el tapiz en un campeonato de España ha resultado vencedora. Ganara o perdiera peso, Maider se subía al cajón más alto del podio. No tenía rival.
Por ello, Unda comenzó a hacerse un nombre en el circuito internacional. Los Juegos fueron principio, como ahora parecen ser fin, de este trayecto deportivo global. Pekín 2008 acogía por primera vez a la deportista que soñaba con tocar el cielo en su disciplina. Cuatro años antes le fue imposible. Pese a los esfuerzos realizados -abandonó su entorno para recuirse en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid-, una bursitis le apartó de esta posibilidad. Por ello, Pekín pintaba como la vendetta personal de Maider pero el destino le volvió a ser esquivo y una polémica decisión arbitral le privó de las medallas.
Luchadora sobre el tapiz y fuera de él, Unda no se resignó. Ni mucho menos. Se puso como meta repetir olimpiadas. Lo ha tenido entre ceja y ceja a lo largo de estos cuatro años y lo ha conseguido como casi todo lo que se ha propuesto. En el camino la alavesa se ha subido al podio dos veces en las dos pruebas que preceden, en prestigio e importancia, a la cita olímpica. La primera ocasión fue en Herning (Dinamarca) donde tuvo lugar el Campeonato Mundial de Lucha de 2009. Primer metal para Unda. Bronce. Al año siguiente y dos después los europeos celebrados en la ciudad azerbayana de Bakú (Azerbaiyán), primero, y en Belgrado, más tarde, la reservaban de nuevo la tercera plaza del podio.
A partir de entonces, Maider se centró en exclusiva en prepararse para la revancha que buscaba, y por fin ha encontrado, en este Londres 2012.