Madrid. Da igual ganar o perder. Para la clase política española, en apariencia interesada en desviar la atención de la penosa situación económica hacia el deporte, la actuación de la selección española en la presente Eurocopa de Polonia y Ucrania basta ya como excusa para organizar una gran fiesta, pase lo que pase en la final del domingo. El lunes, Madrid acogerá la celebración. Gane o pierda, la Roja volverá a darse un baño de masas en la capital.
La selección española, así, tiene una cita con los aficionados al día siguiente al partido en la plaza de Cibeles, tanto si gana como si pierde el encuentro que disputará el domingo en Kiev. Según informó ayer la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en rueda de prensa tras la reunión semanal de su Gobierno, la única diferencia es que si la selección regresa a España como campeona los jugadores desfilarán por las calles de la capital en un autobús descubierto, y si queda sucampeona irán directamente a Cibeles.
La celebración del campeonato o del subcampeonato será el lunes a las 20.30 y si hay recorrido por las calles de Madrid, se iniciará a las 19 horas en Moncloa para circular por la calle Princesa, plaza de España, la Gran Vía y la calle de Alcalá. En la plaza de Cibeles se instalará un escenario al que se subirán los "héroes" de la selección, como los calificó Botella, según el programa de actos acordado por la Real Federación Española de Fútbol con el Ayuntamiento.
Ana Botella aprovechado para trasladar su "enhorabuena" a la selección española tras convertirse anteayer en "brillante finalista de la Eurocopa" después de vencer a Portugal. La selección, dijo la alcaldesa, "está a un paso de lograr algo histórico, la triple corona, algo que hasta ahora ninguna otra selección había conseguido". A su juicio, éste es "el mayor éxito del deporte español en su historia" y ha sido posible gracias a que España cuenta "con unos jugadores sin igual", "comandados" por un seleccionador, Vicente del Bosque, que es "un compendio de buenas cualidades".
Por otra parte, la alcaldesa reconoció que le encantaría asistir a la final en Kiev pero, "como estará seguro representada España por alguien del Gobierno", considera que "es mejor" que se quede en Madrid a trabajar y que vea el partido por televisión, aunque no descarta seguirlo en las pantallas gigantes. Unas pantallas que el domingo serán trasladadas a otro lateral del estadio Santiago Bernabeu, en concreto el de Concha Espina, para que pueda asistir más gente, aunque la zona de aficionados se mantendrá en el lateral del paseo de la Castellana.
'justicia poética' No es Botella, no obstante, la única representante política que ayer se dejó llevar por el éxtasis futbolístico. Los diputados de Izquierda Unida (IU) Gaspar Llamazares y de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) Toni Cantó también obviaron por unos momentos sus funciones para centrarse en la Eurocopa. Ambos mostraron su preferencia por que fuera Alemania el rival al que tuviera que vencer España en la final de la Eurocopa, lo que considerarían como un acto de "justicia poética", dada la coyuntura económica y las presiones de Angela Merkel.
En los pasillos del Congreso, Llamazares dijo tener "el corazón partido" apuntando que futbolísticamente cree que la Roja jugaría "mejor" contra Italia, si bien ha recalcado que, desde el punto de vista político, le gustaría que España venciera a Alemania "por justicia poética nada más".