LA noche de los aspersores en el Camp Nou, la del K.O. ante el Inter en 2010, dejó la imagen de Mourinho susurrándole a Guardiola algo al oído mientras este trataba de darle instrucciones a Ibrahimovic. Al técnico culé no se le olvida aquel día, en concreto la eliminatoria, pero no por la conducta del luso o la eliminación, sino por el mal ejemplo que el sueco dio como profesional durante los 180 minutos, en los que apenas disfrutó de dos ocaciones de gol, siendo sustituido en los dos envites. O al menos eso se desprende de la reacción del míster de Santpedor cuando el nórdico se quejó anteayer por el arbitraje tras la eliminación del Milan, "entendiendo" lo que a su juicio le pasa al Real Madrid en el feudo barcelonista.

"El señor Ibrahimovic puede decir que es por los árbitros si ahora quiere hacerse amigo de Mourinho. Su actuación en el campo la debe valorar su entrenador. Yo puedo valorar la suya hace dos años contra el Inter de Milán pero mejor me la guardo internamente", zanjó enigmático. Quizás se refirió a algún hecho similar como cuando el futbolista amagó con agredir al técnico tras un partido en El Madrigal. O a que no atendió a ninguna de las indicaciones.

y el árbitro, encantado Mientras, ayer mismo el árbitro del duelo del martes, el holandés Kuipers, se mostró satisfecho: "Después del partido recibí varias llamadas y todos me alabaron". No en vano, las estadísticas demuestran que los penaltis no fueron decisivos. Con todo, no parece que el divorcio entre Ibra y Guardiola vaya a acabar aquí, después de que el futbolista no comprendiera que no era él el líder de un Barça que le permitió jugar en el mejor equipo del mundo, de llamar "filósofo" a su extécnico y del libro que publicó. Le gusta la comedia tanto como a su nuevo amigo.