Madrid. El último título del Campeonato de Europa sub'19 extendió la actual hegemonía del fútbol español a las categorías inferires, en una época dorada para La Roja, campeona de Europa en 2008 y Mundial en 2010, líder de la clasificación FIFA y elogiada en todo el planeta por su juego. Un Campeonato de Europa sub'21 y el título continental femenino sub'17, conquistados este mismo verano por su prometedora cantera, completan la lista de éxitos recientes de las selecciones españolas, que compiten por un nuevo trofeo mundial, el sub'20 de Colombia, y que ya miran a la fase de clasificación para el Mundial absoluto de Brasil 2014.

En Rumanía, España levantó su quinto trofeo europeo sub'19, en un choque intenso y repleto de emoción, en el que los de Ginés Meléndez, levantaron dos marcadores adversos en la final contra la República Checa, primero en el minuto 85 y después en la prórroga.

El 2-3 definitivo desató la euforia del equipo español, que emuló, un mes después, el triunfo continental de la sub'21, conseguido en Dinamarca, el 25 de junio.

Ningún país había conseguido antes un doblete en ambas categorías durante el mismo verano, en el que España tiene otro frente abierto, el Mundial sub'20 de Colombia, donde ha arrancado con una victoria incontestable ante Costa Rica (4-1) y con el primer puesto, a falta de dos duelos contra Ecuador (disputado la pasada madrugada) y Australia.

Todos esos logros garantizan el futuro de la selección absoluta, ya acostumbrada, desde su magnífica Eurocopa 2008 en Austria y Suiza, a las victorias y los títulos y que vive un presente de éxitos con un estilo de juego que recibe halagos desde cada rincón del mundo del fútbol.

Todo cambió para La Roja hace más de tres años, el 29 de junio de 2008, cuando levantó el trofeo de la Eurocopa 2008 en el estadio Ernst Happel de Viena con un gol de Fernando Torres ante Alemania (0-1), con Luis Aragonés en el banquillo y con un grupo de jugadores de un talento extraordinario.

Ese título recompensó una idea por el fútbol de toque, por la precisión con el balón, por un juego imparable para casi todos los rivales y marcó el inicio de unos años inmejorables del fútbol español a nivel de selecciones, con Vicente del Bosque al mando de un equipo que, en 2010, se proclamó campeón del mundo en Suráfrica, con un gol de Andrés Iniesta en la prórroga de la final con Holanda. España confirmó ese día su condición de actual mejor equipo del planeta, con dos desafíos próximos, la clasificación para el Mundial de Brasil 2014 y la Eurocopa de Ucrania y Polonia 2012, y comenzó una hegemonía que se extiende por las categorías inferiores.